Crónicas de ayer del municipio Guasimos XXXlV

Don Julio Borges Nava

Vivió frente a la plaza Bolívar, contiguo a la que se llamó la Bodega del Pueblo. Fue un polifacético que exploró con entrega y dedicación algunas áreas del saber. Fue un perseverante y asiduo lector. Leía cuanto libro llegase a sus manos. Entre ellos a los clásicos de la literatura, a los grandes escritores. Temas de economía, ciencia, política. Conocimientos que recogía para sus reflexiones y conclusiones para el análisis. Prestaba sus libros a quien los necesitara. Nos dice su hija Mariela, que tenía un control y un seguimiento a quien le diera un libro en calidad de préstamo, comprometiéndose a devolverlo en el tiempo establecido. Leía además con fluidez los periódicos de la época, como el Nacional, el Universal, Diario de la Nación, Vanguardia. Revistas como Selecciones, Zeta, Resumen, Elite. A sus hijos además de prodigarlos de amor y atención; tenía una esmerada dedicación en comprarles los libros que le pedían en el Grupo, Liceo y la universidad y aquellos que contribuyeran a complementar su formación.

Para la música tenía una sensibilidad muy especial, exploraba con maestría géneros como el soul que era un estilo musical negro de los años 60, el jazz un género musical de origen africano, el bolero y los temas venezolanos dentro de la variedad y estilos. Tenía una enorme variedad de discos, que escuchaba en su tocadiscos RCA Víctor Stereo. Nos narraba su hija que en ocasiones cuando la monotonía, la tranquilidad y el sosiego lo invadía; prendía su tocadiscos, escogía los discos de su predilección, que escuchaba con especial deleite. Otras veces con su timbrada y su melodiosa voz de tenor, deleitaba a los presentes. Llevo una vida modestísima, no tuvo bienes de fortuna, pero llevó sobre su frente una cuádruple corona de saber, desprendimiento, talento y honorabilidad. Sus hijos y su esposa tienen grabados su recuerdo en el mármol de sus corazones.

Tenemos por ahí una anécdota muy simpática que nos recuerda su desprendimiento y su poco aprecio a los bienes materiales. Todos conocimos su viejo catanare que lo transportaba religiosamente de lunes a viernes a San Cristóbal. Los lunes en la mañana ya era casi una costumbre irse a su trabajo en San Cristóbal en un carrito de la línea, a sabiendas que si no conseguía el carro en Patiecitos lo más seguro lo encontraba en Táriba. Ya los muchachos trasnochadores sabían que al salir a altas horas de la noche tenían su transporte seguro y gratuito, con solo meterse en el carro del Sr. Borges prenderlo y arrancarlo. Un día pasó por Patiecitos, atravesó todo Tariba y nada que divisaba el viejo Dodge. Ahora si me lo robaron dijo en voz alta ante los pasajeros, que ya sabían de sus peripecias; para sorpresa, cuando llegó a las Lomas, ahí frente a CADA, estaba el controversial catanare; se bajó del carro prendió su incondicional transporte y continuó la ruta.

El programa Entre Guamazos:

Víctor Manuel Ramírez en el último programa Entre Guamazos, del Comunicador Social Raúl Delgado, dictó cátedra de la historia del municipio sacando de su arsenal de conocimientos a individualidades que si bien han contribuido en consolidar los pilares del devenir histórico del municipio, algunos han permanecido en el anonimato; como el Dr. Aurelio Ferrero Tamayo, autor del libro Elogio de Palmira, el historiador Lucas Castillo Lara; Monseñor Pio Bello con su libro Raíces de Pobladores del Táchira. A Natalio Valbuena, juez de paz propuso cambiarle el nombre de San Agatón de Guasimos de la Paz: luego aparecería el de Palmira impuesto por Santiago Briceño. En la entrevista nos dice Víctor, que así como en la localidad habían guasimos, también habían palmeras, que luego le quitarían la i y quedaría Palmira. Otras especulaciones privan en el análisis, nos dice Víctor que pudo haber surgido de las Ruinas de Palmira de Damasco. Luego nos refiere que existen 76 países que tienen el nombre de Palmira, mientras que hay nueve estados donde aparece el nombre de Palmira. Finalmente, Víctor Ramírez me hizo llegar una apología del nombre del árbol que da el nombre al municipio Guasimos, el nombre científico es con c, nos señala; pero escribirlo con c o con z es incorrecto, la grafía señala que debe ser con s.

El almendrón de la plaza Bolívar:

La podada del almendrón de la plaza Bolívar denunciada en la Crónica anterior, pica y se extiende; primero los trabajos que le hicieron a su alrededor las raíces las dejaron debajo del cemento, la debilitaron pero no era motivo para ser podado. Aquí el alcalde, los concejales y las autoridades han permanecido indiferentes, esto nos demuestra que existe una ignorancia supina de estos funcionarios en cuanto a la Ley y el mínimo recato que deben de tener con un árbol que está en veda y unida sentimentalmente al pueblo. Pero lo más cuestionable y que se ha asomado por ahí, para tomar la determinación de su eliminación, dizque fue una decisión unilateral de un buhonero que ni corto ni perezoso, sin participarle a nadie tomo la iniciativa de liquidar al almendrón. Las plazas y fundamentalmente esta, deben estar destinadas para el solaz y el esparcimiento del pueblo, no para la colocación de tarantines, que además de afear el lugar impiden el libre tránsito.

Luis Roa

Luisroa519@gmail.com



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

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