Si es cierto que el descontento contra el gobierno de Maduro está generalizado en las calles; también es cierto que, en río revuelto, quien canalice políticamente ese descontento, va ser el ganador.
No es muy útil venir con abstracciones anti políticas de que el pueblo ya derrotó en las calles a Maduro y que no está apoyando un programa político particular; pero, respetando la constitución el proceso electoral debe continuar. Si continúa, en un proceso normal, el ganador será el que acumule más votos, en consecuencia, del descontento popular no saldrá electo Maduro, sino Edmundo y Mariacori, porque ellos, son los que han generado mayor capacidad de convocatoria.
Y como serían las mayorías quienes darían la visa y las llaves de Miraflores al ganador, el pueblo entraría inmediatamente en un entusiasmo relativo, pues celebraría la derrota de Maduro, pero, tendría que esperar desde una relativa calma, las reacciones políticas del nuevo-viejo gobierno que ya cuenta tradicionalmente con su programa político particular.
En este caso, consciente o inconsciente, el pueblo estaría apoyando con el voto, el programa de gobierno de Edmundo y Mariacori; pero, esperaría también, la solución de sus problemas.
El otro asunto, más probable, de que se realice un fraude electoral técnicamente justificado. El resultado favorecería con el gane relativo a Maduro. Sin embargo, de cara al descontento popular contra el gobierno de Maduro, ese mecanismo de fraude técnico serviría de canal para que el descontento popular estalle en algo que no se puede predecir.
Mirando otros detalles del proceso analizado, encontramos que, el núcleo duro del problema electoral está entre estas dos cuestiones de fondo: primero, es que no se puede votar por separado persona y plan de gobierno. Si se vota por Maduro se vota por su programa de gobierno y si se vota por Edmundo se vota también por su programa de gobierno, cualquiera que estos sean. Esa es la naturaleza de los procesos electorales.
El segundo asunto es, la canalización del descontento popular. Esta cuestión tiene dos dimensiones políticas muy serias, la dimensión electoral, que se resuelve con la derrota electoral de Maduro y la dimensión social revolucionaria, que es la demanda por la restauración del proyecto socialista de Chávez.
Este punto es el más esencial, por lo tanto, más difícil de resolver, dado que rebasa los límites del proceso electoral, ya que, el socialismo en los planes de gobierno de los contendores más fuertes del proceso electoral, no forma parte del contenido de sus programas. En esa trama electoral, la revolución social queda a orillas del proceso principal, pero le imprime la ruta y la temperatura al votante.
En ese sentido, la conmoción electoral es también un levantamiento social revolucionario; pero, la parte cardinal del asunto para los chavistas es, como convertir la coyuntura electoral en un salto histórico hacia la restauración del socialismo.
Si este camino de reinicio histórico al socialismo, no tiene la capacidad ni el compromiso militante de variar la coyuntura hacia la revolución social; se quedará sin el plato ni la sopa. Pues, oportunidades como esta, de retomar el poder bajo ese despertar generalizado de rechazo y búsqueda de alternativas de solución a los problemas graves de miseria, migración forzada, persecución política, bajos salarios y negación del bienestar, no se crean todos los días.
Y si se duermen, la otra derecha, la de Edmundo y Mariacori, harán su agosto. Y nos quedaremos a ver, con una expectación extrema, de la misma manera que vimos cuando Trump estuvo a milímetros de perder la vida por una bala. Miraremos al movimiento socialista, en esta coyuntura, cuando estuvo a milímetros de retomar el poder.
En resumen, si gana maduro por fraude, el conflicto social se agudizaría en paralelo con la represión y sus derivados grupos grandes de violaciones a los derechos humanos y la cuestión giraría en sometimiento y dominio con la subsiguiente pérdida de derechos fundamentales.
Si gana Edmundo y Mariacori, habría una relativa calma, esperando la reacción gubernamental y dando tiempo para esperar mejorías en la crítica situación de la población; esto prorrogaría o diferiría el descontento para otro momento. No se sabe cómo reaccionaría el madurismo.
En los dos resultados electorales, está impresa la ruta del capitalismo, ambos, Maduro y Edmundo persiguen dilatar la revolución y neutralizar la lucha por el socialismo. Así que, en este momento histórico, la lucha es dura para los socialistas revolucionarios, pero oportunidades como esta, de canalizar el descontento hacia la retoma del poder y volver a la ruta de Chávez, no se repiten a menudo; son como el cometa Halley.
Como hemos expuesto en el artículo, en cuestiones relativas al poder, se debe tener en cuenta los momentos coyunturales, para darle un buen empujón a los procesos políticos apoyados en el movimiento social de cambio. Este fenómeno electoral, lo está trabajando bien la derecha con Mariacori y Edmundo. Maduro muy desesperado utiliza los recursos del Estado con resultados no muy favorables; pero, la manera en que el movimiento revolucionario se interioriza en el proceso, es más de rechazo electoral que de inmersión en la lucha por el cambio.
Creo necesario un acercamiento de todos los movimientos políticos sociales para desplegar junto al pueblo la lucha por el cambio; acérquense definan estrategias de lucha conjuntas, midan los tiempos…bueno ustedes saben de estos procesos.