La reciente visita del Secretario General de la OPEP, a Venezuela ha sido señalada como muy importante para el desarrollo de la industria petrolera venezolana en esta situación de máxima agresión económica, ya que se supone que con su colaboración puede facilitar el acceso a un incremento de inversiones que ayuden a levantar y vender nuestra producción de hidrocarburos. Hay que recordar de todos modos, que aunque la demande se incremente considerablemente la posición de Estados Unidos seguirá invariable, queremos a Venezuela pero sometida. Necesitaremos otras alianzas internacionales para impedirlo.
Y si bien la cooperación internacional es crucial, creo que también hay que fortalecer los programas de cooperación intra nacional que cree y movilice todas las posibilidades de desarrollo económico con potencial para convertirse en una fuerza productiva, entre las que la propia producción petrolera tiene una posición clave dado las ventajas propias que tenemos y las que su industrialización en productos de mayor valor agregado aportaría. Se podría pensar en un plan para consumir una producción equivalente a la producción petrolera actual de unos 900.000 barriles diarios, como insumos a unas 2000 empresas PYME generadoras de nuevos productos basados en el petróleo, basadas en una relación de 1 a 10.
Una de las ventajas inmediatas sería un reforzar el entramado industrial con nuevas industrias, nuevos productos, nuevos gerentes, nuevos empleos y nueva participación comunitaria y del estado a todos sus niveles desde el más local hasta el nacional.
Esta transición de la dependencia de los ingresos generados por la producción de petróleo hacia industrias que agregan valor en una relación de 10 a 1 por supuesto que es un desafío significativo, pero no es imposible, siendo más significativas las penurias a las que los intereses de los capitalistas someten al país, a su población y a todos.
También estaría a tono con los planteamientos constantes presidenciales de crear una economía no dependiente del ingreso petrolero.
Para lograr esta transición exitosamente, se requiere de un plan integral que incluya políticas públicas acertadas, seguimiento constante a su cumplimiento ético y aplicación e implicación de múltiples actores institucionales.
Si bien una relación de 10 a 1 y la creación de 2000 PYME puede ser un objetivo ambicioso, es fundamental considerar que la diversificación de la economía no solo busca reemplazar los ingresos provenientes del petróleo, sino también crear nuevas oportunidades de negocio, empleo y riqueza para la población. Además, esta transición puede contribuir a reducir la vulnerabilidad frente a fluctuaciones en los precios del petróleo, mejorar la resiliencia económica y fomentar un desarrollo equitativo y sostenible a largo plazo.
INTEVEP (Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo) podría desempeñar un papel crucial en esta transición hacia industrias Pyme que agreguen valor al petróleo dada su autoridad y capacidades técnicas reconocidas tanto dentro de la industria petrolera como fuera de ella. Debería ser el formulador del plan de desarrollo y seguimiento del mismo, también realizando por cuenta propia o con asociaciones y contrataciones actividades inherentes a esta iniciativa como las de Investigación y Desarrollo (I+D), Capacitación y Transferencia de Tecnología, Asesoramiento Técnico entre otras.
Al desempeñar estos roles, INTEVEP podría ayudar a las Pymes a diversificar y modernizar la industria petrolera, contribuyendo al desarrollo económico sostenible y a la creación de empleos.
Así que un programa de sustitución de exportación de materias primas por industrias que agregan valor en una relación de 10 a 1 puede representar un reto, es una meta alcanzable con una estrategia adecuada, un compromiso sostenido y un enfoque integral que tenga en cuenta los diversos actores y sectores involucrados en el proceso de diversificación económica. Y por supuesto nos acercaría industrialmente a una sociedad más moderna más socialista con un pueblo con mayor disfrute de riqueza social y personal.