presa es el PSUV. A esa naciente estructura que aún no se sabe si se
llamará así o de otra manera, hay algunos que ya le tienen la partida
de nacimiento lista, bueno, por lo menos eso es lo que ellos creen.
La oligarquía chavista, esa que se acomodó luego de algunos años
ejerciendo importantes cargos, esos que se benefician de contratos,
aquellos que disfrutan de las mieles de altos cargos en cualquiera de
las instancias del gobierno, tienen la mirada puesta y las baterías
enfiladas hacia el PSUV.
Quieren secuestrarlo, quieren adueñarse del naciente partido
revolucionario y lo que me motiva a escribir estas líneas son las
evidencias francas y tangibles de que algunos oligarcas disfrazados de
rojo-rojito andan manipulando inocentes para tratar de subir peldaños
sin méritos en el marco del proceso de conformación de esta
organización.
Intentan utilizar sus cargos o el poder que esas posiciones les dan
para chantajear y obtener una posición que por efecto de su trabajo o
como recompensa a su compromiso social, jamás podrían lograr.
Pretenden desconocer la fuerza espontánea y masiva de quienes han
interpretado el verbo del presidente Chávez y han emprendido la tarea
organizativa, dispuestos a dejar atrás las charreteras e imposiciones
de otros tiempos.
Esa oligarquía chavista que a veces utiliza emotivos discursos como
"más poder para el pueblo", realmente le teme a esa consigna;
realmente solo quieren más poder para sí mismos y para los suyos,
claro está. Esa misma oligarquía es la quiere ponerle primero la mano
y, después otras cosas, al PSUV.
El PSUV puede ser una gran oportunidad, pero debemos tener claro que
los perros de caza están sobre esta opción, acechándola como siempre
lo han hecho sobre cada cosa donde ven oportunidades.
Ese peligro latente se une a un peligro endógeno que tiene que ver con
el protagonismo desbordado que algunos que no entendieron la misión
propulsora, unos cuantos que creyeron que su designación como
propulsor constituía una patente de Corso y obviaron que se trata, eso
sí, de una gran responsabilidad.
Los perros de caza conocen esa debilidad y podrían tratar de
explotarla. La tarea entonces es, neutralizar a los irresponsables,
reinventar el papel del propulsor, ejemplificarla con la labor de
quienes sí lo están haciendo con sacrificio, mística y sin temor al
heroico anonimato que corresponde a tan delicada misión. El compromiso
desde cada frente de batalla, es salvar al PSUV del egoísmo, las
parcelas, el protagonismo y de los perros de caza, los de adentro y
los de afuera.