El Poder Territorial y la Geometría Territorial

Batallón El Corozo. Tovar. Estado Mérida

“Sabemos que esta reforma puede perfeccionarse con la sabiduría del pueblo...todos los sectores tienen las puertas abiertas para participar.”

Diputada Cilia Flores.


Motivaciones.

Las luchas libradas en cincuenta años en la defensa de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables, nos han enseñado que no existe Ley con poder para hacer cumplir ese cometido. Hemos visto como la degradación de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables, no la contiene nada ni nadie. Los ligeros repuntes en planes conservacionistas son muy pronto abandonados o desechados. Siempre es una propuesta a futuro. Un futuro que nunca llega, por cuanto no acepta los “límites del crecimiento”. El aumento poblacional y la necesidad de atender a sus necesidades, presiona cada vez sobre los Recursos Naturales Difícilmente Renovables

Son tantos y de tanta trascendencia los argumentos para respaldar la creación del Poder territorial, que al vincularlo con el Cuarto Motor, la “Geometría Territorial” lo convierte en su brazo ejecutor.

En el Poder Territorial recaería la conducción, la ejecución de lo que se refiera a la Geometría Territorial.

Vamos a presentar algunas consideraciones del ámbito mundial y otras del ámbito nacional que contribuyan a motivar la creación del Poder Territorial.


Ámbito Mundial.

En el ámbito mundial se estima que aproximadamente las dos terceras partes de los servicios que presta la naturaleza ya están muy deteriorados.

En el año 2005 se publicó el Informe de Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. De ese informe se desprenden las siguientes conclusiones:

(1) DAÑOS IRREVERSIBLES. En la segunda mitad del siglo XX los ecosistemas se han deteriorado a una velocidad no conocida en ningún otro período de la historia. Los daños que ya ha sufrido la diversidad biológica son irreversibles.

(2) AUMENTO DE LA POBREZA. Los cambios producidos en los ecosistemas están provocando el agravamiento de la pobreza de una gran parte de la humanidad, por la destrucción de sus formas tradicionales de vida.

(3) AGOTAMIENTO DE LOS SERVICIOS. La degradación de los servicios de la Naturaleza puede empeorar, puede agravarse durante la primera mitad del siglo XXI. Por lo cual se hace imposible la reducción de la pobreza, así como el mejoramiento de la salud y el acceso a los servicios básicos.

(4) EL COLAPSO ES INEVITABLE. La humanidad camina de forma obstinada hacia el colapso. Para frenarlo sería necesario adoptar cambios profundos en lo económico, político y social. Por el momento esos cambios no se producen ni hay señales de que tal hecho ocurra.

¿Cómo ilustrar, cómo demostrar que el proceso es irreversible y que el colapso es inevitable?

En primer lugar EL AGOTAMIENTO DEL PETROLEO. La era del petróleo barato ha terminado Cada vez se va agrandando más la brecha entre la demanda creciente y las reservas que declinan y que cada vez presentan mayores dificultades para ser extraídas. Las guerras por el petróleo y las fuentes de energía fósil no han hecho más que comenzar. El pico de extracción máxima del petróleo ya está ocurriendo o está a punto de ocurrir y nadie puede evitarlo, ni la ciencia ni la tecnología ni la ingeniería pueden evitarlo. No existen alternativas energéticas que puedan mantener la demanda actual y mucho menos su tendencia al crecimiento.

En segundo lugar EL CAMBIO CLIMATICO, provocado por el aumento descontrolado de la emisión de gases de efecto invernadero, que incrementa las alteraciones y perturbaciones de la atmósfera. Estos gases son vertidos a la atmósfera por los artefactos creados por la sociedad tecnoindustrial: transportes de personas y mercancías; actividad industrial de empresas, que se instalan cada vez más y con más frecuencia en el territorio de los países más pobres. Convertidos en cloaca de desechos tóxicos y explotación de mano de obra barata.

En tercer lugar, EL CALENTAMIENTO GLOBAL. Los efectos del calentamiento global se ven agravados por la destrucción de los sumideros de CO2 que existen en el planeta.¿Y qué son los sumideros de CO2? ¿ En qué consisten estos sumideros o como funcionan?. La superficie del mar tiene gran capacidad para absorber el CO2, o dióxido de carbono, el cual se deposita en el fondo de los océanos y permanece ahí. Pero, como consecuencia del aumento en la velocidad de los vientos de la antártica, los huracanes producen remolinos en la superficie del mar que extraen el CO2 depositado en los sumideros, del fondo del mar. De esta manera se van deteriorando sistemas fabricados en millones de años de evolución para defenderse de los cambios y las perturbaciones. Este es un ejemplo de cómo el equilibrio natural, día a día se pierde, se altera, se deteriora, se retroalimenta.

En cuarto lugar, LA INDUSTRIA NUCLEAR. El panorama de deterioro se completa si añadimos los riesgos que suponen la proliferación de la industria nuclear, la liberación en el ambiente, cada año, de miles de nuevos productos químicos, de organismos genéticamente modificados, la biotecnología y nanotecnología que nadie sabe a dónde pueden llevar..

En quinto lugar el CRECIMIENTO POBLACIONAL Otro de los gravísimos problemas que se registra en el ámbito mundial es el crecimiento demográfico. La preocupación por el crecimiento demográfico indetenible, debe estar en toda persona con sensibilidad social. El más destacado estadista de nuestro tiempo, el presidente Fidel Castro, en el discurso pronunciado en el teatro Carlos Marx de la Habana, con motivo del 45 aniversario de la Revolución Cubana, ofreció argumentos muy apremiantes para el futuro de la humanidad. El presidente Fidel Castro dice lo siguiente:

“... en el más conservador de los cálculos posibles, la población mundial tardó no menos de 50 mil años en alcanzar la cifra de mil millones de habitantes. Esto ocurrió aproximadamente en el año 1800, cuando se iniciaba el siglo XIX. Llegó a dos mil millones 130 años después, en 1930, siglo XX. Alcanzó tres mil millones en 1960, treinta años después; cuatro mil millones en 1974, catorce años después; cinco mil millones en 1987, trece años después; seis mil millones en 1999, solo doce años después. Cuenta hoy con 6. 374 millones.

Es verdaderamente asombroso que en solo 204 años la población mundial se multiplicara 6,4 veces desde la cifra de mil millones alcanzada en 1800, después de no menos de 50 mil años, calculados de forma relativamente arbitraria y conservadora para disponer de un punto de arranque que deberá ser considerado ulteriormente. Pueden ser muchos más años, limitándonos solo al tiempo en que alcanzó su capacidad actual.

& nbsp; ¡Ojalá! El hombre pueda detener esta debacle del desequilibrio ecológico y acepte que existen LÍMITES DEL CRECIMIENTO. Los recursos del planeta no son infinitos ni es infinito el equilibrio de la naturaleza ni puede ser infinito el crecimiento de la población. ¡Ojalá! La especie humana, como los dinosaurios, no esté al borde de ser una especie en extinción y tenga que decir ¡Chao Tierra!

Ámbito Nacional.

En el gobierno del presidente Isaías Medina Angarita y su ministro de Agricultura, el doctor Amenodoro Rangel Lamus, vinieron al país tres comisiones científicas para estudiar el deterioro de los Recursos Naturales. Los informes que elaboraron, muy bien sirven para entender la gravedad del presente en cuanto a los Recursos Naturales se refiere, luego de transcurridos sesenta años.

En el informe de Henry Pittier, titulado, “Aunque sea Tarde”, el título de por sí ya es una denuncia. En el de la Misión Benett (1942). En el Informe de Fairfield Osborn. En el Informe de William Vogt (1942). O en los estudios científicos del profesor Francisco Tamayo. En todos, la realidad es la misma. En todos se muestra la faz de una naturaleza agonizante allí donde el hombre ha intervenido los Recursos Naturales.

El Informe de William Vogt, por ejemplo, dice, “...los declives mayores del 5% requieren prácticas agrícolas especiales, tales como, franjas, bancales (terrazas)... en Los Andes se cultivan cientos y miles de hectáreas con declives mayores del 60% (unos 28 grados)”. Y continúa diciendo,”Hay pocos países en el mundo y probablemente ninguno en este hemisferio, que presenten manifestaciones de erosión más exageradas y concentradas que en Los Andes...”; “en viaje por 14 naciones, desde el norte de Canadá hasta el estrecho de Magallanes, jamás se ha presentado un caso de desajuste nacional de la tierra, ni un caso patológico más difícil de curar, como el que he encontrado en Venezuela...”

Si este era el diagnóstico hace sesenta años ¿Cuál será la realidad presente luego de estar “hundiéndonos en el excremento del Diablo” por las desaforadas políticas desarrollistas y dependencia al capital foráneo?

La desertificación de los suelos en creciente aumento por el intensivo uso agrícola, y por la erosión del agua y del viento. La contaminación cada vez mayor de los ríos para el suministro de agua a las poblaciones y ciudades. Agua cuyo requerimiento también es cada día mayor en el uso agrícola, industrial y de todo tipo. En Venezuela, ¿cuántos miles de ríos y nacientes de agua han desparecido en los últimos cincuenta años? ¿Cómo garantizar la vida de ciudades y pueblos si no hay agua? Sólo la naturaleza tiene capacidad de producir: aire, agua, oxígeno y para ello utiliza el sol, fuente propiciadora de toda transformación en el planeta.

La actividad que realiza el hombre no es productiva sino extractiva.

No se puede hablar de producción agrícola ni ganadera ni minera ni de hidrocarburos, por cuanto, en realidad son actividades de extracción. Toda mercancía o producto proviene de la extracción permanente de los recursos naturales: agua, minerales del suelo, oxigeno del aire que no son restituidos al sitio de donde se extrajeron. Y este es el origen de los desequilibrios en los suelos, en la escasez de agua, en la contaminación del aire, ríos y mares.

En el ámbito nacional ¿como frenar la destrucción de las vertientes que surten de agua los grandes sistemas hidroeléctricos del país? El caso del Guri que surte de electricidad a Venezuela, a las industrias del hierro y el Norte del Brasil. Esa cuenca hidrográfica del río Caroní y de la Paragua es destruida por la minería que se realiza en los bosques protectores de dichos ríos. También está la indetenible destrucción de las vertientes que surten de agua el sistema Uribante/Caparo, y suministra electricidad a los estados andinos.

Solo para nombrar dos cuencas hidrográficas importantes ¿Pero que decir de la red hídrica que desde la Cordillera de Los Andes alimenta tanto la cuenca del Lago de Maracaibo como la cuenca del Orinoco o la cuenca del Caribe con grandes ríos como el Apure, o El Tocuyo ya exánime, que era navegable y en sus márgenes se estableció, con centro en el Valle de Quibor, la población aborigen más numerosa y de mayor desarrollo cultural de Venezuela?

¿Cómo salvaguardar las zonas comprendidas en los Parques Nacionales desde la Parima, al Henri Pittier, al Parque Nacional Sierra Nevada de Mérida, o al Parque Nacional Juan Pablo Peñalosa que desde hace 17 años fue decretado para las áreas que comprenden el Valle del Mocotíes, Valle del Grita, las vertientes del Uribante, el Doradas, el Caparo, el Canaguá, el río Queniquea, o sea, gran parte de los territorios del Estado Táchira y el Estado Mérida?.

La catástrofe que ocasionó el invierno del 11 de febrero del 2005 (Valle del Mocotíes) ¿hubiera ocurrido con las mismas características si desde hace 17 años se hubiera procedido a la implementación del Parque Nacional Juan Pablo Peñalosa?

Qué atención le ha puesto el gobierno de la Quinta Republica a la denuncia sobre estos casos y otros más, como la amenaza que se esconde en las mesas de Anzoategui, en concreto la Mesa de Guanipa, en cuyas entrañas vive un médano dormido, que al despertarlo por la agricultura que se realice en la superficie, ya nunca jamás nadie podrá detenerlo y sus arenas movidas por los vientos alisios del sureste, convertirán el llano venezolano en un desierto igual a los médanos de Coro o a cualquier desierto en el mundo.

La experiencia nacional sobre los casos citados, unida a la experiencia personal en las luchas que hemos librado en Defensa de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables (lucha contra la explotación de la mina de plomo, cobre y cinc que existe en las inmediaciones de Bailadores), nos ha llevado al convencimiento de que no existe un poder forestal, ecológico, ambiental, con poder para detener el desastre nacional de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables.

Las leyes forestales son violadas, atropelladas por funcionarios venales. No hay sanciones que de verdad intimiden a los transgresores de esas leyes. Todo se reduce al pago de multas que se constituyen en un derecho para legitimar la depredación y para que el depredador considere que el pago o la sanción impuesta son patente de corzo para el disfrute ilegal del recurso.

El desarrollismo en cualquier sentido que se lo analice, no tiene freno: en la construcción de infraestructura; en la producción económica tanto agrícola como industrial; en el urbanismo de ciudades, poblaciones, caseríos o veredas; de Consejos Comunales sin factibilidad, por cuanto algunos se crean en micro cuencas que suministran agua a poblaciones de cuarenta mil habitantes o más (caso de Tovar).

La implementación del Quinto Motor con los Consejos Comunales es muy importante, pero, deben ser reglamentados en atención a los Recursos Naturales Difícilmente Renovables. Los planes crediticios no pueden estar dirigidos a un Consejo Comunal, a un empresario o a un campesino que con su actividad daña una micro cuenca, una naciente de agua que surte el acueducto de alguna población o caserío, o realiza cultivos en pendientes mayores a cinco grados. El expediente que en este sentido se puede elaborar en todo el país para mostrar la situación de indefensión de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables, puede alcanzar la altura del Pico Bolívar.

En más del 70% la agricultura que se practica en las faldas de la Cordillera de Los Andes, la Cordillera de La Costa y serranías de todo el país, se realiza en terrenos no aptos, en terrenos de pendiente que son focos de erosión y destrucción de los valles y de las tierras planas que si son aptas para la actividad agropecuaria. Cada vez mayores áreas de tierras cultivables en las zonas planas, son destruidas por la sedimentación que se produce en el piedemonte de las cordilleras.

Ese expediente - así no alcance la exageración del tamaño señalado - es argumento más que suficiente para crear un poder del Estado que administre los Recursos Naturales del país de manera tal que sea su salvaguarda y garantice el bienestar a los habitantes de hoy y del futuro.

Podemos tomar como ejemplo cualquier cuenca o vertiente del país y allí aparece el desastre en toda su dimensión. Es lamentable decirlo, pero el concepto de democracia que se anida en la mente de los habitantes del país, en cuanto a los Recursos Naturales Difícilmente Renovables se refiere, es de libertinaje total. Para el campesino y en general para la población, la democracia consiste en hacer todo aquello que fue impedido en las dictaduras. Es necesario aceptar que en los gobiernos dictatoriales del siglo XX hubo mayor interés por la Defensa de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables. Para el campesino la dictadura consistía en que no le permitían la tala ni la quema Y la democracia, consiste en el libertinaje para la tala, la quema, los cultivos en pendiente, la construcción de carreteras a “troche y moche”, es decir, sin ton ni son, disparatadamente.

La creación del Poder Territorial es una necesidad impostergable que sólo puede darse dentro de un proceso revolucionario como el que vive Venezuela. Poder Territorial que pudiera ser imitado en las reformas constitucionales que se realizan en otros países de América Latina (Ecuador y Bolivia) y en todos aquellos países depredados por la rapacidad capitalista y por la presión de la pobreza sobre los Recursos Naturales Difícilmente Renovables.

La crisis de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables es tan profunda, que requiere de atención especial, de terapia intensiva, de respiración “boca a boca” y para ello se necesita una institución del Estado con poder, con autonomía.



PODER TERRITORIAL

Introducción.

“La doctrina tradicional distingue tres elementos del Estado: el territorio, la población y el poder. En nuestro país el territorio es la unidad geográfica formada por el mar territorial con su plataforma submarina, islas, islotes, cayos, arrecifes, bancos; y el área terrestre con sus montañas, cuencas hidrográficas, llanuras, ríos, lagos, bosques, sabanas, zonas desérticas, niveles altitudinales y el espacio aéreo, tanto en el mar territorial como en el área terrestre. Sobre ese territorio se distribuye la población y se establece el poder del Estado.


Territorio y población están sometidos al poder del Estado.

A pesar de la esencial unidad del Estado, se admiten tres diferentes poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. La Constitución venezolana introduce la innovación del poder electoral para recuperar la legitimidad perdida en los procesos electorales. Y el poder ciudadano para mejorar la defensa de los derechos humanos.

Vemos como el constituyente organiza los poderes tradicionales y los refuerza con el poder electoral y el ciudadano, pero, no pone el mismo interés en el primer elemento del Estado: el territorio, sin el cual no pueden existir los otros dos elementos: población y poder.

Toda actividad está montada sobre el territorio, no sólo el poder del Estado, sino la vida y actividad de lo que existe sobre ese territorio denominado, “espacio geográfico”. Si el constituyente, para darle legitimidad a los procesos electorales, creó el poder electoral; y para la defensa de los derechos humanos, creó el poder ciudadano ¿por qué no tuvo el mismo interés en proteger, defender y legitimar “el espacio geográfico”, que es fuente de vida y sobre el cual se realizan las actividades y planes del Estado? Si el territorio es el primer elemento del Estado ¿por qué no constituirlo en poder del Estado, para darle el verdadero poder que necesita la defensa y conservación de los recursos naturales renovables y no renovables?

“Hace 130 años ni siquiera se conocía la palabra “ecología”, vocablo acuñado por Ernest Haeckel; pero, con el paso del tiempo ha llegado a englobar todo lo relacionado con los recursos naturales, así como el ambiente, conservación y defensa del equilibrio natural.

El equivocado criterio de la inagotabilidad de los recursos naturales, argumento de la sociedad industrial y de la modernidad, condujo, no al uso moderado, sino, al abuso de su explotación y utilización. El ser humano convertido en fuerza de trabajo, cayó envilecido por el “fetichismo de la mercancía” como la denominó Carlos Marx. La voracidad de la sociedad industrial, al deshumanizar al ser humano, lo transforma en agente que, en su desquiciamiento, atenta contra la naturaleza, que es igual a atentar contra si mismo.

En el principio de las civilizaciones, la relación hombre-naturaleza-sociedad, era armónica, pero a medida que el ser humano desarrolla los instrumentos de producción, crece la población y se amplían las relaciones e intercambio de todo tipo, esa armonía se fue quebrando. La revolución industrial ocurrida en los últimos dos siglos, le ha causado más daño a la naturaleza, que todo el causado desde la aparición del Homo Fáber.

Habitamos un planeta en donde cada día se rompen los equilibrios naturales, lo cual se evidencia, cada vez más, en los cambios climáticos, en el calentamiento de la tierra, en el creciente deterioro de la flora y la fauna, en los desastres naturales, hambrunas y epidemias. Miles de hectáreas de bosques desforestadas, se van convirtiendo paulatinamente en pavesas humeantes y luego en desierto. Es tal la avalancha de destrucción, que el equilibrio protector de la capa de ozono, situada a cientos de kilómetros de altura de la corteza terrestre, se ha roto.

Como no hay forma de contener la actividad destructora y depredadora del ser humano, la propia naturaleza en su inmensa sabiduría, comienza a sacudirse, defenderse y quitarse de encima la epidemia mortal que le causa el ser humano. Lo hace, por medio de fenómenos naturales: inundaciones, terremotos, maremotos, tsunamis, cambios climáticos inesperados, nevadas, huracanes, tornados, largas sequías o prolongadas lluvias.

Si hace 130 años todavía no se había acuñado el vocablo “ecología” y luego, durante muchos años constituyó inquietud de grupos selectos; hoy, es la gran preocupación intelectual, filosófica, científica, educativa y religiosa, presente en todas partes. Trasciende todos los ámbitos, hasta convertirse en problema planetario, que busca canalizar la cooperación a escala internacional.


Propuesta.

El problema de la defensa y conservación de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables, está a la vista de todos. Nadie escapa al “democrático” desenfreno de los fenómenos naturales. En el mundo contemporáneo, el problema ecológico figura en la agenda de toda sociedad, sea cual fuere su nivel de desarrollo.

Si el problema tiene tal magnitud y ocurre exactamente sobre uno de los elementos del Estado: el territorio, ¿Por qué continuar ignorándolo o pretender tratarlo con “paños calientes”, si en ello nos va la vida misma? ¿Por qué no darle la atención que merece, el puesto que le corresponde en razón a su importancia?

En el siglo XXI, el problema ecológico adquiere dimensiones de trascendencia inconmensurable. Su importancia le da jerarquía para ingresar en la normativa de la Constitución Nacional, no como simple referencia ni como simple vocería para complacer la angustia de ecologistas, sino, con la jerarquía de ser un elemento del Estado que pasa a constituir un nuevo poder del Estado: legislativo, ejecutivo, judicial, electoral, ciudadano y el poder territorial (más la propuesta del Poder Popular)

Todo proyecto del Estado se desarrolla sobre el “espacio geográfico” formado por: el mar, la tierra, el aire, las montañas, las sabanas, los ríos, los lagos, los bosques, los suelos cultivables, las zonas urbanizables. Además de los servicios: acueductos, hidroeléctricas, vías férreas, oleoductos, puertos, aeropuertos, carreteras, autopistas, puentes, represas, canales, explotaciones mineras, hidrocarburos.

Todo, absolutamente todo - planes de cualquier índole - se realizan sobre el territorio (primer elemento del Estado). En consecuencia, merece la máxima atención para garantizar la vida de la población (segundo elemento del Estado), y así el poder (tercer elemento del Estado), cumpla a cabalidad las atribuciones que le asigna la sociedad.

El transformar el elemento territorio, en un nuevo poder del Estado, es una novedad del siglo XXI que se ajusta al apremio en que se encuentra la naturaleza, por el acoso en que la ha colocado el desarrollismo: fetiche de la revolución industrial y tecnológica.



Es una propuesta del más alto contenido revolucionario.

Eso es el Poder Territorial, un Poder con poder para administrar el territorio (primer elemento del Estado).

Tovar, sábado 25 de agosto del 2007. Propuesta aprobada por El Batallón El Corozo.

León Moraria

Moderador

Batallón El Corozo

Tovar Mérida

Email: leonmoraria@cantv.net< /P>


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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