En cuanto a los Recursos Naturales Difícilmente Renovables se refiere, la geometría territorial propuesta en la reforma constitucional (contenida en los artículos 11 y 16), aunada a los planes presentados en los últimos “Alo Presidente”, serían de grave impacto ambiental por su marcada vocación desarrollista o economicista sobre espacios ecológicamente frágiles del territorio nacional, que ya se encuentran protegidos por distintas figuras, tales como, Parques Nacionales, Monumentos Naturales, Zonas Protectoras, Reservas de Biosfera, Forestales o Hidráulicas, Refugios de Fauna y Pesca, definidos en las diversas leyes y convenios internacionales. El proyecto desarrollista que se esboza en la reforma constitucional y en los planes del gobierno, causan preocupación en las organizaciones ecologistas.
El desarrollismo en Venezuela se inauguró en la década de los años cincuenta del siglo pasado con el gobierno del “ideal nacional”, el cual constituye elemento muy importante de la ideología militar que se enseña en las academias. El “ideal nacional” (1950), creó gran crecimiento cuantitativo en infraestructuras; pero, los aspectos cualitativos referidos a la transformación sustancial de la sociedad fueron dejados a un lado. Ese desarrollismo aun cuando disminuido, perduró durante los cuarenta años de los gobiernos del “punto fijismo” y dejaron el territorio convertido en despojo.
El desarrollismo tiene como escenario imprescindible el territorio. En él, los Recursos Naturales inexorablemente están sometidos a mayor intervención. Todo desarrollo significa agresión contra el medio natural. Mayor extracción de los recursos en todas las actividades: agrícolas, pesqueras, forestales, mineras, viales, urbanísticas, marítimas, fluviales. Frente a los límites del crecimiento la pregunta no es ¿Qué hacer? sino ¿Cómo hacer? Y esto vale para todo.
Cuando el presidente Chávez habla de “espacios vacíos”, olvida que en la naturaleza no existen “espacios vacíos” por cuanto todo cumple una función en el equilibrio general. Hablar de “espacios vacíos” es mostrar vocación desarrollista. Proponer planes para el Amazonas, la Guayana o el mar territorial por considerarlos “espacios vacíos”, es proponer un plan ecocida. El Amazonas, la Guayana y el mar territorial están comprendidos en Parques Nacionales, cuya condición los hace intocables (Parima, Tapirapeco, la Neblina, la Reserva de Biosfera del Alto Orinoco, los Tepuyes, las Reservas Forestales que habitan los Yekuánas y Yanomamis, Henri Pittier, Sierra Nevada, Juan Pablo Peñalosa, El Tamá, etc,.) Un ejemplo de desarrollismo es el crimen ecológico que se comete en la Mesa de Guanipa ¿De qué valen los estudios científicos realizados allí y que prohíben toda actividad agrícola? Este es un ejemplo de las inconsecuencias que a diario se cometen. Y que decir de los planes petroquímicos, siderúrgicos, gasíferos o el horror de la planta de celulosa (conflicto uruguayo / argentino). ¿Será que la Humanidad no tiene salvación posible frente a la contradicción: desarrollismo o conservación?.
leonmoraria@cantv.net
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