Vistas las actitudes
que se han desprendido de la toma de postura de Raúl Baduel contra
la reforma y apoyando la opción electoral por el NO, me parece importante
el campo político y psico-social que se ha desatado como pequeña tormenta
en el campo revolucionario. En primer lugar, en esencia, el discurso
de Baduel es completamente congruente con la posición del partido PODEMOS
y con las últimas declaraciones de Ismael García en O globo de Brasil,
sobre todo en los conceptos que se utilizan para caracterizar el proyecto
de reforma: “golpe de estado constitucional”, “fraude constitucional”,
etc. Sin embargo, por otra parte, ¿Cual es la histeria? ¿No estamos
en una democracia cada vez más profunda y revolucionaria? ¿Acaso no
están en todo su derecho Baduel y Podemos de ubicarse en la oposición
frontal, cívica y democrática a la reforma? No hay que ahogarse en
una pequeña tormenta en un vaso de agua, es decir, ¿Cuál es el problema
si llama a votar NO?
Ahora bien, no seamos
ingenuos. Si estuviésemos en Suecia, todo seguiría su curso institucional
y normal, pero aquí todavía vivimos bajo las expectativas de los arbitrajes
militares de la política. Y esta expectativa revela la debilidad democrática
de la revolución, de la situación política venezolana, el hecho histórico
de que Venezuela parece que no ha dejado de ser un cuartel, y el verdadero
cuadro de contradicciones que se mueven en el trasfondo de la situación.
No somos Suecia, pero no nos sintamos conformes al reconocer que Venezuela
es todavía un Cuartel, con debilidades político-institucionales palmarias
y que depende del Presidencialismo para que exista Estado. Los acontecimientos
revelan que falta mucho camino por recorrer en la democracia socialista
para ahogar, ante cualquier turbulencia política, los rumores y virtualidades
de un golpe de estado.
Por mi parte, hago
una lectura benévola e inocentona de la intervención de Baduel. El
hombre ha frustrado las posibilidades de un golpe-magnicidio seco de
la derecha más reaccionaria que hace vida en algunos componentes de
la FAN, al llamar decididamente a votar por el NO. A mi no me preocupa
que algunos miembros de la FAN voten por el NO. Lo que me preocupa es
que se monten en un magnicidio-golpe de derecha. Estos sectores tendrán
que correr el día D y la hora H, y el cuadro de los movimientos de
oposición democrática y cívica, le están aguando el plan a los golpistas-magnicidas,
complicándole a la vez los planes de provocación al gobierno, que
desea que los golpistas se manifiesten, para decapitarlos y controlar
definitivamente la situación. Esta táctica gubernamental es temeraria,
y los golpistas ya no van a cometer los errores del 11 de abril. Cuidado.
¿Fabulaciones de radicales? El juego de actores es mas complejo que
los esquemas binarios, así se induzca por mecanismos de propaganda
de guerra, a que la población perciba la realidad política de esta
manera polarizada. Aquí tenemos un juego de cinco bandas y no de dos.
A algunos les molestan los moderados de ambos bandos y los no alineados;
pero allí están, y lo revelan los estudios cuantitativos y cualitativos
de opinión. Estos grupos están invisibilizados y sub-representados
en la opinión pública. Además, son esenciales en una democracia pluralista
y en un socialismo pluralista. Son sectores decisivos numéricamente,
y hasta ahora sus miembros están saturados de la polarización y se
inclinan por la abstención pasiva; es decir, no se pegan ni a la güarimba
contra-revolucionaria ni a salir a la calle a defender rodilla en tierra
el proyecto de reforma.
Así mismo, los errores
mas graves de Baduel y de Podemos siguen siendo insistir en la tesis
del golpe de estado constitucional y del fraude constitucional, y no
conectarse con este sentimiento difuso de hastío con la polarización
política y de rechazo a la violencia. Votar rechaza a la violencia,
pero también lo es abstenerse y no hacerle el juego a la guarimba.
Por tanto, la tesis del golpe constitucional encierra el peligro de
llamar a hacer algo, a pesar del resultado electoral. Este es un error
que no resiste el menor análisis político cuando se confronta con
la realidad de un referendo popular, a menos que se tenga evidencia
contundente de un fraude electoral. Y si se tiene evidencia de esto,
resulta contraproducente llamar a votar NO diciendo al mismo tiempo
que hay un golpe constitucional. Por tanto, no se trata rigurosamente
de un golpe ni de un fraude constitucional, y esta novedad se le escapa
a los opositores, a los que llaman a votar NO y a los que preparan un
termidor contra-revolucionario. ¿Cual sería la salida?
Desde mi punto de vista,
estamos frente a una atípica mutación constitucional, y es una opinión
intelectual y política que he asumido públicamente. Uno puede equivocarse,
y ¿por que no? Desde mi punto de vista, la calificación del proyecto
de reforma saldrá en primera instancia de la responsabilidad jurídica
y política de la Sala Constitucional. En segunda instancia, de la valoración
política del pueblo. En tercer lugar, de la comunidad intelectual,
nacional e internacional. Betancourt decía siempre que el pueblo no
se detiene en sutilezas semánticas ni teóricas. Sin embargo, las sutilezas
y matices tienen consecuencias políticas, como dice el pueblo, a la
hora de la chiquita. Y aquí entramos al tema final: disentir, oponerse
y traicionar.
Me parece estúpido,
un gesto mafioso e inquisidor, calificar la postura de Baduel como “alta
traición”. Son las mafias, las sociedades secretas o las falanges
fascistoides, y no las asociaciones políticas democráticas, las que
regulan su cohesión a través de vínculos personales de lealtad indiscutible
e infalible. Allí están en juego el culto al personalismo, donde la
fidelidad, la complicidad y el secreto compartido, es el alfa y omega
de la solidaridad. El mito-cesarista para algunos es más importante
que el socialismo. No me sorprende que se califique la acción de Baduel
de alta traición. Traduce el poco talante democrático y la intolerancia
a la diferencia política, llevándola al terreno de la fe que alguien
le debe a otra persona. Sobre los juramentos y principios con los que
rodean estas solidaridades, solo los actores directamente involucrados
podrán juzgar si los han violado o no. Allí creo que los comprometidos
en semejantes juramentos podrán acusarse mutuamente de mutua traición.
Esto no debe sorprender a nadie, viendo la corrupción generalizada.
Particularmente, el espíritu de logia genera sus propias dinámicas
micro-sociales, y esto ya está sólidamente investigado. Pero se trata
de otra cosa, se trata de una revolución democrática y socialista,
y aquí no hay que hacer concesiones al espíritu inquisidor anti-baduelista.
Aquí se esta naturalizando
el silenciamiento del disenso, del desacuerdo, de la crítica con una
tesis que se compone de cuatro patas: un Líder infalible, un partido/aparato
monolítico, de la línea política indiscutible, tutelaje militar.
No estamos hablando ni de traición ni de oposición, sino de ausencia
de democracia interna en la revolución, ausencia de democracia de corrientes
de opinión internas, de movimientos sociales y políticos diversos
con capacidad de plantear tesis con autonomía de criterio. Este es
el verdadero debate que se esta soslayando con dos circunstancias políticas
que la barren debajo de la alfombra: apoyo visceral a la reforma y unidad
de movilización para la revolución. Sin embargo, este debate esta
allí, y lo de Baduel está siendo aprovechado para silenciar e intimidar.
Sin embargo, es una metodología pobre y ridícula.
El efecto Baduel es
funcional a las tácticas cohesivas autoritarias porque cualquier disenso,
cualquier diferencia es y será calificada de traición. El error de
Podemos y de Baduel es no haber dado una lucha por la democratización
interna del campo revolucionario, sin hacerle el juego a la oposición
a la revolución bolivariana. Para esta lucha, las sutilezas son fundamentales.
Ni Rosa Luxemburgo ni Trotsky, desde posiciones bien diferentes, fueron
peones contra-revolucionarios, a pesar de lo que diga la cultura de
aparato estalinista. El gran error del socialismo del siglo XX es no
haberse constituido como socialismo plural, como socialismo diverso,
como socialismo radicalmente democrático. El error de Podemos y Baduel
es caer en la tesis de las dos izquierdas. El error del cesarismo populista
es tratar de hacer por socialista una propuesta que no es ni socialista
ni radicalmente democrática. El gran error de nuestros ultra-revolucionarios
es volverse inquisidores. De la inquisición a la cloaca mediática
hay un pequeño paso.
Ciertamente Podemos
y Baduel juegan a favor de la oposición a la reforma. Pero utilizar
sobre estos actores la cloaca mediática puede ser un bumerang a mediano
plazo. No nos engañemos, de oponerse a la reforma a tumbar a Chávez
hay otras mediaciones. Ni podemos ni Baduel van a tumbar a Chávez sin
una respuesta popular para restituirlo. Ellos saben que tiene que formar
una nueva oposición, pero lo están haciendo bajo los formatos de la
vieja oposición. Sin embargo, viendo como se pasean militares retirados
para descalificar personalmente a Baduel en los medios de comunicación
estatales, me pregunto si ellos estarán concientes de lo peligroso
de esta jugada de cuadro cerrado que puede terminar descalificándolos
a ellos. En realidad, no están debatiendo la reforma ni los planteamientos
de Baduel. Prefieren llamarlo traidor, cuando se sabe que hay mas de
un bate-quebrado que trataba de escapar en cualquier barco por las costas
venezolanas el 11 de abril que llama a votar ciegamente por el SI. Así
que, dejémonos de pendejeras. Aquí hay que saber distinguir los disensos,
las oposiciones, del golpismo que puede ser calificado como traición
a la democracia. Baduel y Podemos llaman a votar No. Otros llaman a
la marcha sin retorno. Por allí fumea. Hay otros que llaman a votar
Si, pero no son Socialistas. Allí está el verdadero peligro de la
revolución. No el del fraude constitucional, sino el del fraude socialista.
¿Será el proyecto de reforma la puerta de entrada para un fraude socialista?
Esta es la verdadera discusión, la que se evade. También Baduel ha
planteado esta discusión desde una posición cercana a la socialdemocracia
y desde el constitucionalismo más clásico. Revisen su discurso en
el Ministerio de Defensa que tanto dio de que hablar. Pero no caigan
en la cloaquita mediática de quienes hoy se enarbolan en inquisidores,
pero que en realidad cumplen roles de policías del pensamiento. Porque
estos, definitivamente, no son socialistas.
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traición.
(Del lat. traditĭo, -ōnis).
1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
2. f. Der. Delito cometido por civil o militar que atenta contra la seguridad de la patria.
1. f. La cometida contra la soberanía o contra el honor, la seguridad y la independencia del Estado.
1. loc. adv. Alevosamente, faltando a la lealtad o confianza.
fidelidad.
(Del lat. fidelĭtas, -ātis).
1. f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.
disentir.
(Del lat. dissentīre).
1. intr. No ajustarse al sentir o parecer de alguien. Disiento de tu opinión.
jbiardeau@gmail.com