Mis primeras palabras

Ya conocemos los resultados. No son negativos. Creo que son buenos. Sólo es negativo lo que no se utiliza para aprender. Una de las claves de la cuestión es responder lo siguiente: por qué 3 millones de venezolanos que votaron por Chávez en diciembre, ahora se abstuvieron, es decir, no se pasaron a la oposición, la que se mantuvo más o menos en los mismos resultados de diciembre 2006. "No saltaron la talanquera", no traicionaron, aun cuando muchos, dado el carácter en bloque de la propuesta y la existencia de artículos muy discutibles, han podido votar no. Sin embargo, no lo hicieron Tampoco creo que los votaron no, lo hayan hecho para fortalecer a la oposición. Fue un voto de protesta, legítimo. Ojalá ahora se tienda un puente con todos. Yo voté por el si (aun cuando la propuesta de reforma me pareció insuficiente y conservadora en muchos aspectos, para decir lo menos), entre otras razones, para poder decir algunas de estas cosas ahora, pues siempre tuve dudas sobre el triunfo del Si. Yo no voy a analizar a esta hora, los graves errores cometidos, son más de las 3am. Lo voy a hacer con calma luego, a lo mejor hoy. Quiero detenerme solo en esto: la derecha logró reagruparse, no sé hasta cuando, pero quedó en condiciones de tomar la iniciativa (creo que la sostuvo en el curso de la campaña y eso tiene que ver con los resultados). Bueno y en eso de tomar la iniciativa, ya hubo un síntoma muy malo para el gobierno: después del buen discurso de Chávez, en el que supo capear las circunstancias (se supone que hará un análisis posteriormente y mejor que no lo hizo en este momento), los canales de televisión oficiales mantuvieron su programación como si nada hubiese ocurrido. VTV se puso a refritar una entrevista a los familiares de Ingrid Betancourt; TVES estaba pasando una vieja película; VIVE con los programas a los que nos tiene acostumbrados; ANTV y Telesur, igual. Para ellos no hubo elecciones, no hubo discurso de Chávez. Sólo Globovisión se mantuvo con iniciativas informativas, a su manera. Bueno, esto es casi anecdótico, pero puede decir muchas cosas sobre competencia e incompetencia para enfrentar la crisis... Ahora los disociados parecen ellos.

Bueno, la derecha se colocó en condiciones de mantener la iniciativa. Sin embargo, se seguirán manifestando por lo menos dos corrientes: una que sobre la base del discurso de la reconciliación nacional y la paz, va a tratar de acordarse con el gobierno para reforzar las tendencias de derecha que existen en el seno del chavismo y de esa manera ir hacia lo que podría ser el Termidor de la revolución venezolana, anular a Chávez y sacar ventajas para las elecciones que vienen el año próximo. Eventualmente, ir preparando las condiciones para un revocatorio, pero eso está muy lejos. La otra corriente con el respaldo de EEUU, tratará de profundizar la desestabilización propiciando el desabastecimiento, explotando errores económicos diversos, debilitando rápidamente el bolívar fuerte, explotando la ineficiencia y el burocratismo (alimentados por la derecha chavista), aprovechando que las misiones, que han sido uno de los fuertes del gobierno están de capa caída y así muchas otras cosas que irán apareciendo. La corriente que tratará de negociar con el gobierno no tendrá ningún problema con esto, pues todo lo que sea debilitar al gobierno le conviene a todos y sobre todo a EEUU.

En la campaña electoral el gobierno cedió varias banderas como la de la paz, por ejemplo. Ahora eso sigue siendo uno de los fuertes de la oposición, ya Rosales ofreció respaldo para impulsar la reducción de la jornada de trabajo y la seguridad social para los trabajadores por cuenta propia.

El gobierno no puede perder tiempo en tomar iniciativas, pues de lo contrario, cundirá el desgano y el descontento entre el chavismo popular, que ya existe, ese chavismo que se abstuvo. Las medidas son diversas, como de costumbre. Por ejemplo, reactivar las misiones, sobre todo Barrio adentro y en general, el sistema de salud; el problema de la seguridad pública es un grave vacío y así otros asuntos como la educación, la vivienda; pero muy crítica es la desatención a los sectores populares en situación crítica, como el caso del barrio La Pedrera. La ineficiencia para atender estos casos es muy grave. Obviamente estas iniciativas no son suficientes, aparte de que la actual burocracia gubernamental está incapacitada para tomar esas iniciativas. No sólo a nivel de ministerios, sino de gobernaciones, PDVSA, CVG, Corpozulia, etc. El gobierno no puede seguir cargando con esta burocracia y la consecuente corrupción. Debe forzarse a que todos esos funcionarios pongan sus cargos a las órdenes del Presidente, para una reorganización general del gobierno. Pero esto no es suficiente pues nada garantiza que los funcionarios que vengan sean mejores o menos ladrones que los actuales. Lo que no niega que el gobierno debe ser reorganizado, como corresponde a las situaciones donde ha ocurrido una derrota política.

La reconciliación nacional debe darse en dos sentidos. Por una parte, plantearse lo de los acuerdos con la oposición, sobre todo para devolverles la pelota y poner en evidencia hasta donde llega su deseo de unidad. Es decir, proponer rápidamente un conjunto de iniciativas que pongan a la oposición en tres y dos, que desenmascaren sus verdaderos propósitos y en lo que estén de acuerdo en caminar juntos, pues muy bien. Pero la reconciliación que hay que proponerse como línea central, es la unión del pueblo, que algunas políticas han contribuido a fracturar. En verdad, la derrota electoral (por un margen muy pequeño, ciertamente, pero derrota) no la produjo la oligarquía, sino el propio pueblo chavista, esos 3 millones que se abstuvieron y esa otra parte del pueblo que sigue votando por la oposición, pues no encuentra espacio en el discurso gubernamental, pues este no ha encontrado un camino para despertar la conciencia de esos sectores. Esta es otra de las preguntas que en el balance hay que responder: ¿por qué esos millones de venezolanos siguen votando por la oposición? Generalmente, el Presidente no se ha planteado unir a todo el que pueda ser unido, sino que generalmente le habla a los más radicales, es mi impresión. Como he dicho otras veces, se interpretó mal el resultado de las elecciones de diciembre. Se pensó que más de 7 millones de venezolanos habían votado por una propuesta socialista radical, en varios aspectos emparentada con matices, más o menos profundos, del socialismo del siglo XX. Parece que por lo menos tres millones no lo hicieron y que en el curso de un año, no se pudo elevar la conciencia de esos otros millones que están con la oposición, sin saber que están votando por el capitalismo y el imperio. Prácticamente de ninguno. Ya es un éxito que los que votaron por Chávez, no se pasaran para el otro lado. Eso, más aproximadamente un 50% de la población que optó, en principio, por un discurso radical, es una seria base para un proyecto revolucionario, una base que probablemente otras revoluciones no han tenido.

Quizás el problema más serio es que la base popular chavista, que se venía desmovilizando, haya quedado ahora menos movilizada, para decirlo suavemente. Sobre todo cuando ahora es cuando más se necesita de la movilización de esa base popular para enfrentar tanto a la derecha interna como a la externa, nacional e internacional. Creo que el Presidente Chávez debe dar el paso que no se atrevió a dar: convocar de inmediato a una asamblea nacional constituyente y lanzarnos todos con fuerza a dar esa batalla, aprovechando todo lo positivo que han dejado los resultados de ayer. De ese todo, el presidente ya dejó señalados varios de esos resultados y planteó un camino para profundizarlos. Lo que viene debe ser una batalla con el pueblo movilizado, con un nuevo aliento, con una nueva fuerza. Si no se toma esta iniciativa de inmediato, el gobierno se puede ver arrinconado por sectores de derecha e intermedios que sí van a ir esa convocatoria por la vía de la iniciativa popular. Ya Baduell hizo un pronunciamiento en ese sentido y señalo que pronto, con otros sectores, va a demandar la constituyente. Otros sectores de derecha, también lo han anunciado. Entonces, puede imponerse una contrarreforma constitucional, que frene definitivamente la revolución. Una contrarreforma que tratará de forzar la renuncia de Chávez o acortarle radicalmente el período de gobierno. La propuesta de reforma es una buena base, pero hay que corregirle algunas cosas y agregarle otras. Por fortuna, ya se ha adelantado un debate sobre eso.

Los peligros son muy graves, para que mañana o pasado mañana, no se esté en la calle con un conjunto de iniciativas y darle así sentido al por ahora, que recordó Chávez. Ese por ahora debe ser transformado en por un momentico, para pasar a una ofensiva que nos una a todos los revolucionarios, a toda esa diversidad que ha acompañado este proceso y que por sectarismo y prepotencia se ha ido despedazando, llegando al punto en que lejos de conservar la fuerza y ampliarla, esa fuerza ha comenzado, peligrosamente, a reducirse, lo que no niega también que probablemente ha crecido en profundidad. Pero como esta revolución nació democrática y solo puede profundizarse con más democracia, entonces el problema de la mayoría es decisivo. Esa mayoría existe, esa mayoría está ahí, a la expectativa. También ha ido surgiendo un nuevo liderazgo con el cual enfrentar tanto a la derecha chavista como a la otra. Parece que algunas de las políticas actuales no han favorecido esa emergencia, pues generalmente el Presidente aparece al lado del "nido de alacranes".

Bueno, estoy levantado desde ayer en la madrugada. Ya no tengo tiempo ni siquiera de leer lo escrito, mucho menos de corregirlo. Como comprenderán, no está escrito para iniciar una polémica sino una reflexión común. Excusen el desorden que pueda haber y algunas ideas mal expresadas que puedan haber quedado por ahí. Pero no podía descansar sin hablar de esto con Uds. Todos personas de mi más alta consideración y respeto. Fraternalmente,

Por supuesto que hay que hacer el balance de lo ocurrido para aprender, corregir errores y plantear diversas opciones frente a los tiempos que vienen. Hay que hacer muchas rectificaciones.


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Julio Escalona


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