Los corruptos y escuálidos que votaron SI; los revolucionarios que votaron NO

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No creí que fuera a vivir para presenciar esto, pero vaya, aquí lo tenemos: todavía hay compas que llaman traidores a quienes se abstuvieron de votar. ¿Será que votar SI era la comprobación del cariz revolucionario de los venezolanos?

A ver. Eliécer Otaiza votó SI. Diosdado Cabello votó SI. Acosta Carlez votó SI. Jesse Chacón y Willian Lara votaron SI. El hijoelagranputa que está construyendo docenas de Sambil (esos templos del socialismo, la integridad revolucionaria y la sencillez de pueblo) en toda Venezuela, votaron SI. Los hijoelagranputas que se metieron tremenda comisión por darle aprobación, visto bueno y ejecútese a la construcción de esos dinosaurios que han de volver mierda (aun más) a las grandes ciudades, todo para que seamos más cosmopolitas, consumistas y sifrinos, todos ellos votaron SI.

Uno mete en una licuadora a todos esos bichos y de ahí no sale ni la cuota inicial de un hombre de la estatura moral de Douglas Bravo, quien seguramente no votó. Uno junta a todos esos “revolucionarios” y entre todos no le dan por las rodillas al viejo guerrero de la sierra falconiana, recién alfabetizado por la Misión Robinson, que intentó leer y comprender el artículo equis y le dio como un mareo.

Por lo demás, yo siento más probable y más fácil de creer en la equivocación de un hombre solo acuartelado en Miraflores, ayudado por una Asamblea Nacional que da asco, que en la traición de tres millones de personas. Hay un río de pueblo llano, muy pobre, muy mal informado (o ignorante, como se quiera), muy limitado a la hora de procesar discursos "densos", pero muy chavista, que se asustó o se soltó a bostezar cuando oyó a Carlos Escarrá explicando de qué se trata eso del socialismo y la geometría del poder y las comunas etc. etc. etc.

Unos viejitos analfabetas o recién medio-alfabetizados por Misión Robinson no están en la obligación de mamarse 69 artículos, interpretarlos y entenderlos. Los proponentes de esos artículos sí estaban en la obligación de hacérselos entender a la gente llana. En Venezuela no hay tres millones de traidores: hay un presidente y ciento treinta diputados a quienes les encanta que se les diga que sí automáticamente y sin discutir. La pinga, hermanos. Yo conozco campesinos y malandros con mayor solidez política que Desirée Santos Amaral, sólo que ésta tiene un cargo que Chávez le regaló. ¿Esa doña de verdad está en situación de exigirle a un pueblo que apruebe una reforma, ciega y automáticamente, como si ella la hubiera entendido?

Esa es la discusión que viene, compa: o nos acostumbramos a entender y a decir en voz alta que Chávez y sus consentidos se pueden equivocar, o ese socialismo que estamos construyendo es pura fantasía. Por lo demás, el socialismo no es una cosa que comienza a existir cuando lo plasmamos en un papel. El socialismo empieza a ejercerse cuando logramos desterrar el capitalismo del cuerpo. Y eso sí que cuesta un bolón: ¿qué tal si se hubiera aprobado la reforma y dos meses después inauguran el monstruoso Sambil de La Candelaria, en Caracas? ¿Qué tal si aprobamos la cosa y nuestros chamos siguen llorando a rabiar para que los llevemos al MacDonalds que Chávez ni nadie expulsará jamás del país?

Tal vez haya que empezar a entender que ser chavista no es necesariamente ser revolucionario, y viceversa. Hay chavistas que lo son porque es el negocio de su vida: les quitas el negocio y se quitan la boina roja. Hay que buscar a los otros. Los que quieren construir otra sociedad, ganemos o perdamos elecciones.


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José Roberto Duque


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