Compromisos ineludibles impidieron que, por este medio, emitiese opinión con anterioridad sobre los resultados electorales del 2D. No obstante, a la revista mensual digital mejicana apicalternativa.com, para la cual escribo con fecha pre establecida, entregué dos artículos sobre el tema, los cuales deben aparecer en las próximas horas.
Sin embargo, pienso que esta fecha es mejor para opinar sobre unos resultados que no deseábamos; y nos expresamos ahora más reposados y creyendo en capacidad de intentar ayudar a despejar incógnitas y hasta formular algunas para que el análisis se enriquezca.
Lo primero que a esta altura a uno se le ocurre decir, con la intención de llamar a la calma y la sindéresis, es que todas las hipótesis son válidas. No se puede descartar ninguna porque no es descabellado pensar que son múltiples los factores que incidieron en esos resultados.
Al SI, no sólo le faltaron tres millones de votos de los siete y más que se depositaron por el presidente Chávez cuando la reelección, sino además el 60 por ciento, como mínimo, del incremento de la nómina del registro electoral.
El presidente acaba de declarar que “un revolucionario no busca excusas”; se refirió a los votantes que no acudieron a las urnas, alegando que “la beca no me llegó, no me arreglaron la casa, no conseguí cupo en la universidad bolivariana o que no me han dado el crédito”. Uno, por su parte, podría agregar la desidia con que se opera ante problemas como el del saneamiento urbano y domiciliario, ornato de las ciudades, servicios públicos, inseguridad, etc.
Respaldados por esta declaración del primer mandatario nacional, uno podría suponer la validez de la hipótesis según la cual, la ineficiencia de muchos funcionarios nacionales y regionales, pudo contribuir en cierta medida a crear ese estado de ánimo o de indiferencia frente a tan importante acto comicial. Incluso el presidente mismo ha señalado que eso no justifica que los “revolucionarios” hayan dejado de votar por el SI el 2D. Con lo que admite la posible existencia de ese sentimiento.
Compartimos esa premisa. ¿Pero esos tres millones o más que dejaron de votar son revolucionarios?
Si partimos de los mismos criterios del presidente, tenemos que concluir que la respuesta es negativa. Se trata de una masa enorme que está interferida por los valores culturales de la sociedad en la cual se formó y evalúa conforme a esos criterios. Incluso, no es descartable, la hipótesis que en ella haya una alta dosis de clientelismo, lo que no debería sorprendernos. Y esto explica las críticas del presidente a quienes dejaron de votar, sobre todo cuando hace mención al asunto de la beca y el arreglo de la casa .Lo que no parece coherente es pensar y decir que se trata de un universo que es revolucionario y por dejadez, desidia o triunfalismo no fue a las urnas; por lo menos esos no alcanzarían una cifra significativa o determinante. Sin duda alguna, los revolucionarios están en el universo que sufragó a favor de la propuesta constitucional.
Podría ser valedero suponer a esa población, potencial votante a favor del presidente, pero que se abstuvo, no revolucionaria; pero aún así, tampoco acudió a votar contra el presidente o mejor contra lo propuesto, porque su olfato, elementales sentimientos de clase, le llevó a no adherirse a la fuerza opositora; es decir, tiene muchas dudas e incertidumbres y también por eso, no entendió que la reforma le daba un instrumento de liberación para el ejercicio directo del poder; y todo eso nos obliga a pensar en otras hipótesis. Y esta interpretación tiene fundamentos en los rasgos materiales y culturales dominantes en nuestra sociedad. No estamos haciendo un ejercicio muy complicado.
  ; Ese universo no tiene conciencia plena de su estado de sujeción, explotación y marginamiento a que le tiene condenado el mundo de relaciones donde vive y, que a través de la propuesta, se aspiraba y aspira a modificar. Entonces de lo que se trata es mantener el intento, espíritu y disposición de llegar hasta él con un mensaje mejor elaborado y una praxis que rescate su confianza.
El PSUV podría no haber tenido tiempo para ensamblarse y convertirse en un partido revolucionario; pero también se debe tomar en cuenta que pese se alegue que todavía no existe como tal, bien conoce uno de la existencia de instancias que manejan tinglados a veces imperceptibles. La incorporación de los inscritos a la conformación de los batallones no satisfizo las aspiraciones y expectativas de quienes creímos y más deseamos que en el PSUV, “el viento debía correr libremente”, como escribimos meses atrás. Al contrario, la escogencia de los voceros y representantes a los distintos niveles, fue un acontecimiento traumático. Se pudo quizás poner más énfasis en la lucha interna por acceder a los niveles de dirección y acomodarse para las próximas elecciones de funcionarios regionales, que por llevar el mensaje revolucionario emanado de la propuesta constitucional presentada por Chávez. Y lo lamentable es que, esta jornada prácticamente, coincidió con la puesta en discusión del proyecto de reforma.
  ; Este movimiento no ha podido superar la mala concepción que viene desde el MVR, según la cual Chávez es omnipresente y como dijo Fidel Castro, “el gran Alcalde de Venezuela”. Las direcciones regionales no han podido diseñar políticas concretas para su jurisdicción, ni dar respuestas ante los gestos agresivos de los opositores y menos reclamar cuando las autoridades no han cumplido cabalmente sus responsabilidades. Y no es sensato o fácil excluir del debate acerca del por qué dejaron de votar por el SI más de tres millones de venezolanos, estas circunstancias o debilidades que hemos mencionado.
Esto pareciera llevarnos a la idea que se debe revisar el funcionamiento del PSUV, si es que se insistirá en él, para convertirle de una deficiente maquinaria electoral a un partido revolucionario y de masas. Y los hechos podrían darle validez a lo planteado por el PCV, en el sentido de darle al proceso una dirección colectiva y, al partido del presidente, rasgos más participativos en el diseño y desarrollo de las políticas.
Se podría revisar, lo que ha sido y como, nuestra política de aliados; el planteamiento del PCV no sólo es pertinente, sino un asomo de una inquietud que comienza a tomar cuerpo y que debe considerarse convenientemente. Estamos obligados a acercarnos y compartir más y no darle al enemigo nuevos espacios.
Por supuesto que, estos factores o debilidades, pudieron impedir contrarrestar toda la arremetida opositora que se diseña, estimula y financia desde el exterior. Como la campaña persistente de los medios contra la propuesta constitucional, que se caracterizó por desfigurar o falsear los contenidos de la reforma de la manera más insólita y vulgar.
Estamos conscientes que apenas hemos tocado algunos aspectos de los tantos que tiene que ver con el asunto, pero razones de espacio nos obligan a ello. Pero si hemos querido llamar la atención acerca de lo que podrían ser nuestras debilidades para contribuir a incrementar las fortalezas.
Para finalizar, el momento exige un “vuelvan caras”, para encontrarnos con esa multitud de compatriotas que, habiendo debido votar por la propuesta presidencial y no lo hicieron, pero tampoco se entregaron al adversario. No es culpa de ellos y además están urgidos de ayuda. Y además, eso es parte esencial del deber de la vanguardia, convertir al pueblo en revolucionario. No parece pertinente reclamarles de modo rìgido por el incumplimiento de un deber que no han internalizado.
Pero insisto en repetir que “todas las hipótesis son válidas”, lo que significa que todo debe ser revisado y que hoy, más que nunca, se debe hacer prevalecer la unidad y los intereses colectivos.
pacadomas1@cantv.net