Tema obligado de análisis y discusión lo acontecido el domingo 2 de diciembre y en los días sub-siguientes al referéndum para aprobar la reforma constitucional propuesta inicialmente por el Presidente Chávez, donde la opción del NO ganó por ajustado margen. Vistas las reacciones de uno y otro bando, se hace necesario hacer ciertas precisiones al respecto, con el ánimo de abrir la discusión.
En primer lugar, queda desmontado una vez más el discurso irracional de ciertos sectores que se empeñan en presentar a este gobierno como totalitario y al presidente como un dictador. Bien difícil les resulta ahora explicar como es que un “dictador” reconoce de inmediato una derrota por un margen tan estrecho, por lo que ahora inventan que debido a las presiones sobre el CNE se acortó intencionalmente la diferencia para no mostrar una supuesta “paliza” de la oposición, ¿cómo pudo haber ocurrido esto si se auditaron más de la mitad de las mesas, y los testigos de la oposición avalaron esas auditorias?. Es hipócrita entonces hablar de diálogo y reconciliación cuando no son capaces de admitir que el sector gubernamental, el CNE y el propio presidente tuvieron un comportamiento apegado a la norma y a la institucionalidad.
En cuanto a las razones para la derrota de la propuesta presidencial, es mucha la tela por cortar, pero se hace necesario e impostergable un ejercicio de autocrítica en los sectores gubernamentales y en la dirigencia de los cuadros de la revolución, comenzando por el propio comandante Chávez, quien fue el proponente y principal promotor de la reforma. No estoy de acuerdo en la afirmación de que el pueblo venezolano no está preparado para un proyecto socialista, al contrario, creo que el pueblo venezolano exige que se le tome en consideración a la hora de discutir estos temas, y que se debata de manera amplia y sin censura algo tan importante como una reforma constitucional, por lo que no se entiende que se haya trabajado “a marcha forzada” con esta propuesta, además el hecho de que el presidente en principio advirtió no le cambiaran “ni una coma” para inmediatamente rectificar, pero ya se había sembrado una matriz de opinión adversa. Por otra parte, creo que en esta ocasión pesó de manera importante la ineficiencia, el burocratismo y la ausencia de respuestas contundentes ante la corrupción. El pasado diciembre muchos votaron por Chávez esperando acciones al respecto, pero 1 año después se abstienen cuando observan a mucho funcionario “rojo-rojito” hablando de socialismo mientras se comporta como el peor cuartorepublicano en cuanto a la administración de los recursos públicos. A nivel regional resulta asqueante observar como con la venia del Comando Zamora finalmente se han posicionado dentro del PSUV personajes siniestros relacionados con las podridas costumbres que se pretenden desterrar, a cuenta de unos supuestos votos, que a fin de cuentas no aparecen, sino que restan credibilidad y sinceridad a lo que se intenta construir.
Se nos ha pedido en una y otra ocasión que tengamos paciencia, que esta es una revolución pacífica, que estamos en una etapa de transición, y lo hemos entendido, pero no podemos seguir con el “silencio hipócrita” del que habla Wladimir Villegas, que permite que una oposición aún más hipócrita, que se pinta angelical mientras clava sus dientes para proteger intereses de casta, se posicione ante los desaciertos y errores del gobierno. Es tiempo de verdades, ¿para cuándo dejarlo si no?, también tiempo de humildad, de reconocer lo que no se ha hecho, o lo que se hizo mal, cortar con la prepotencia y hacer letra viva lo de democracia participativa y protagónica. Después verán como se aprueba de manera aplastante una constitución que avale ese proyecto hermoso de solidaridad, de inclusión y justicia social.
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