Este 27 de febrero, salimos a marchar por la avenida El Milagro, a las tres de tarde y con ese sol que partía tejas, venían de todas partes, representantes de los Bari, de losYukpa y de los grupos ecologistas de de la Sierra de Perijá, los más gritones y aguerridos como siempre, los buhoneros y comerciante de de las pulgas, también bellas muchachas y jóvenes bregadores de las universidades, que ahora con Chávez son muchas. Además marchaban las madres del barrio, los comité de tierra, activista de los Consejos Comunales, trabajadores del gobierno revolucionario, casi todos los medios alternativos y comunitarios de la región; en fin, un bojote de gente que nos habíamos citado para rendirle tributo al heroico pueblo caraqueño, que aquel 27 de febrero, salió sólo con la intención de saciar su hambre de justicia y de sobrevivencia. También marchábamos por el canje humanitario en Colombia y en solidaridad con las gestiones de paz del camarada Chávez.
Era la primera manifestación significativa de los chavistas zulianos, después de la derrota también significativa del referéndum constitucional del 2 de Diciembre; y por
supuesto lo hicimos con la emoción y el coraje revolucionario de siempre, pero con la angustia y la misma interrogante de siempre: ¿porque cuando aquí en el Zulia hacemos este tipo de manifestaciones, ellos casi nunca están?
Por esa avenida llegamos al Consulado Colombiano, a exigir el canje humanitario, y solo faltaron los concejales y legisladores chavistas, porque para ellos, seguro es más importante sus candidaturas a la Alcaldía y a la Gobernación, para las que no hay tiempo que perder
Las madres del barrio tuvieron que emitir declaraciones a favor del gesto de paz, que en ese momento realizaba el camarada Presidente, allá en el Guaviare, porque los altos “dirigentes” del PSUV, por ahora, andan muy ocupados y preocupados por sus estatutos y por no quedar fuera de las “directivas provisionales”.
Los comité de tierra y los consejos comunales repartían agua a raimundo y todo el mundo, menos a los altos ejecutivos y directores de los ministerios e institutos autónomos del gobierno revolucionario; quienes no pudieron asistir a la marcha, debido a su condición de cuatreros, que los obliga irse a las cuatro en punto, raudos a sus casas o algún buen café de la ciudad, a descansar su larga jornada o mejor dicho su larga “faena socialista”.
Esas mismas ausencias permanentes, fueron acompañando a los dirigentes de la cuarta república y tuvieron su campanazo el 27 de febrero; y desde hace rato, mucho de nuestros dirigentes han comenzado a estar ausente, sin tomar en cuenta que ya sonó la primera campanada el 2 de diciembre.
De seguir por ese camino habrá que alertarlos y recordarle aquella anatema del viejo poeta Ingles, John Donne: “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
De tal forma, que debemos insistir en esos diabólicos detalles; porque de no hacerlos, doblaran las campanas, y ya nadie tendrá derecho ni a preguntar, por quien doblan las campanas.
douglas.zabala@hotmail.com