El viernes como ya es costumbre atravesé el lago, en dirección al Complejo Petroquímico Ana Maria Campos, donde de 10 a.m. a 12 m., me atrinchero y combato en esta guerra también mediática, a través de la Pequiven, 88.7 FM. De repente todo estaba revuelto, la emisora había sido “tomada” ahora por los trabajadores. Todos los que en cabina estaban querían hablar a la vez, echar sus cuentos, aquello que les tocó vivir cuando la gente del petróleo ordenó parar a la vieja Pequiven.
Eran anécdotas y plan de movilización sobre la marcha, asambleas en el auditorio, comentarios en el comedor de lo que ellos hicieron aquí, cuando allá en Fuerte Tiuna secuestraron a Chávez. Reparto de volantes para la bitácora de la caravana que recorrería en la tarde, los mismos pueblitos que después del 13, salieron a apoyar el regreso del Presidente y el rescate del Tablazo.
Desde la plaza Bolívar de Maracaibo, un trabajador del complejo hizo las veces de reportero, entrevistando a los que allí estaban conmemorando aquellos aciagos días, que aquí, sin la intensividad de los caraqueños nos tocó vivir.
En medio de aquel chichero, mi compañero de cabina, Waldo Munizaga, conecta y conversa con unos chamos de Yaracuy, que andan armando su conga por la paz y haciendo lo suyo para que nunca jamás ese pasado oscuro regrese a nuestro país.
Anuncian que estarán en la tarde frente a Panorama, en el elevado, que aquí por nuestra manía de darle nombre “propio” a lo nuestro, lo llamamos Llaguno II, ya que durante el 11, 12 y 13 de Abril era el punto de encuentro, combate y revista pá ver quienes de verdad estaban resteados con este proceso y con la democracia.
Estaba previsto arrancar a las cinco de la tarde y la primera canción la lanzaron a las ocho y media , había poco público, las causas no importan; pero este viernes en la noche recordé con mucha fuerza, aquellos días de abril, porque el solista, en medio de su descarga los mató con esta anatema: “no importa camaradas, de repente muchos andarán celebrando en sus Humer o en las mejores discotecas y con sus mejores wiskis; pero aquí estamos nosotros con ustedes, que son a los que van a joder a la hora del té, y ese es el peo”.
No dejan de tener razón estos chamos; por eso yo no tendría más que agregar, sino sus propias notas por la paz: “Esto es lo que se llama tecnología avanzada. Tenemos tantas cosas, que no tenemos nada. Prefiero quedarme indio con mi guayuco. Con mis pies descalzos y mi bejuco. Con mi cultura y mi siembra y mi conuco. Sin tantas trampas, y sin tanto truco”.
douglas.zabala@hotmail.com