Al parecer este nuevo ciclo que comienza con las elecciones a gobernadores y alcaldes lo quieren bautizar con el titulo de la novela de León Tolstoi.
El presidente Chávez acertadamente nos habla de un movimiento separatista en nuestra país, aunque muy pocos de sus propios seguidores analizan este fenómeno que se viene agudizando en toda Latinoamérica y, seguramente, es una respuesta a las inconsistencia de un socialismo a “la criolla” que ha tenido como símbolo una riqueza artificial de un grupúsculo de serviles de la cuarta, que hoy se disfrazan de revolucionarios de la quinta; estos señor han hecho enormes fortunas, mas en este periodo que en los 50 años del llamado entreguismo puntofijista, aunque muchos creemos que la separación de Venezuela empezó socialmente, exaltando diferencias y quizás la geográfica tan solo sea una consecuencia de esta.
Hoy el presidente Chávez muy hábilmente nos advierte de no ser favorable el apoyo a sus candidatos en estas elecciones, en nuestra nación caerá la sombra de la guerra, lo que al parecer muchos olvidamos es que las bajas humanas y la violencia ya han llegado a casi todos los hogares venezolanos, siendo estos rojos o de cualquier color.
No creo particularmente que el período que vivamos después de las elecciones de gobernadores y alcaldes sea el de León Tolstoi, con su guerra y la paz, mas bien creo que será un periodo de madurez, donde el derecho a la resistencia que poseen los pueblos como antídoto de sus males crezca, y crecerá para bien de la propia revolución y del estado venezolano, que por cierto, somos todos los que creemos en Chávez y la propia oposición; los ‘light’ y los ‘nini’; los buchones y los escuálidos; los fanáticos y los apáticos; los incondicionales y los institucionalitas; los nacionalistas y los entreguistas.
Venezuela es una sola con sus variantes; no puede ser, por mucho tiempo, dos países habitando un mismo espacio, por que seria como un animal con dos cabezas peleando cortantemente para ver quien domina al cuerpo y a la larga ese cuerpo morirá por que ninguna de los dos lo nutren.
Tanto la guerra como la paz no se decreta tan solo se puede dar o aportar las condiciones para ellas; históricamente sabemos que los hombres que nutren las guerras terminan devorados por estas, mientras que aquellos que luchan por la paz suelen ser el ejemplo mas hermoso a seguir.