La primera vez que tuve razón de que existían unos tipos que luchaban por la justicia y que tenían unos nombres que intercalaban mucho las “V” y las “K”, fue cuando el viejo Adán, Nicaragüense, comunista y guerrillero de los que combatieron al lado de Augusto Cesar Sandino me dijo, “Douglitas” léete este libro ruso, de un novelista ruso, llamado Máximo Gorki. A partir de allí, el chamo Paúl Vlassov me cautivó, me metió a comunista Pity Ruso y como cualquier chavista de estos tiempos, a todo el mundo le recomendaba la madre de todas las novelas rusas: ¡La madre!
Yo de Pity Ruso si tengo bastante, tanto que el camarada Kléber “Cantalicio” Ramírez, un buen día me paró en seco y me dijo, bueno “Marco Polo”, se te acabó el voluntarismo y el militantismo pragmático, aquí tienes: “La historia de la Revolución Rusa”, “los fundamentos del Leninismo”, “Mi vida” del camarada Trostky, “El desarrollo del capitalismo en Rusia” y los “Diez días que conmovieron al mundo”, para que nadie después te vaya a meter coba de los rusos y su revolución.
A mi nadie me viene con el cuento del comunismo, la solidaridad internacional y la guerra fría; porque el día que el último “comunista” soviético anunció el inicio de la Perestroika, yo estaba haciendo trabajo revolucionario y cola en el barrio Miramar de la Habana, pá comprarme por “la libre” una cajetillas de buenos “cohíbas”, que calmarían la angustia que me originaba el solo pensar y preguntarme: ¿y ahora sin los rusos y bloqueados, que hará el camarada Fidel?
Así que desde la noche de los tiempos, ni Iván el terrible, ni Pedro el Grande y mucho menos Catalina II, Plejanov, Lenin y el mismisimo Yeltsin, pensaron que después de sus auges y caídas; aún en estos tiempos y por estos mares del Caribe, hubiesen también muchos viejos Pity Rusos como yo, que desearían no una, sino muchas flotas rusas, pero no la que comanda este otro Vladímir, quien desde su poderosa KGB, un mal día zarpó junto a Gorbachov hacia el corazón de la Unión Soviética, para hundirla y pavonearse como un socio más del gran capital, afirmando y recordándole a los nuevos Pity Rusos de este país que, "Hoy no hay contradicciones ideológicas entre ellos y el imperio, y en consecuencia no hay bases para una nueva Guerra Fría".
Y en esto tiene razón Putin, porque a la luz de los acontecimientos, toda América Latina a excepción de Cuba es una región bajo dominio económico y control operacional del Pentágono, y cederle espacio militar al “camarada” presidente soviético, perdón, presidente de Rusia, implicaría lo que ambas potencias tratan de evitar: una confrontación bélica. Confrontación que jamás se dará, y menos por un país caribeño full de petróleo; pero distante y sin ninguna dependencia mutua, como la que mantiene el imperio con nosotros. Tan es así, que nuestro camarada Presidente, ayer mismo afirmó que “la decisión de expulsar al embajador de Estados Unidos en Caracas, Patrick Duddy, no debe afectar las relaciones energéticas y comerciales entre ambas naciones”. Cosas veredes, querido camarada y General Gustavo Rangel, que se lo digo yo que si soy Pity Ruso.
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