Según el viejo Mijaíl Bakunin en su obra “Dios y el Estado”, no fue Judas, sino el mismisimo Mandinga, quien a decir de la Biblia fue el primero en desobedecer las leyes omnipotentes; y quien provocara la primera traición del hombre, al incitar a Eva a comer de su suculenta manzana. De allí para acá, la historia de la humanidad ha estado vinculada a la felonía, la disidencia y a los actos conversos.
Sin ir muy lejos aquí mismo en Caracas, el 20 de diciembre de 1908 el bagre Gómez en una carta dirigida a todos los venezolano, justifica su deslealtad hacia su compadre, cuando inexplicablemente trató de explicar que, “un inexplicable obstáculo en algunos pocos ciudadanos que llamándose íntimos amigos del ciudadano general Cipriano Castro, no sólo se han atravesado en el camino de mis deberes legales, sino que han bajado al antro de la conjuración y fraguado contra mi vida el plan diabólico que hice abortar en la mañana de ayer”.
Otros a quien se les llamó traidores y terminaron expulsados, también un 13 de Abril; pero de 1960, fueron a Domingo Alberto Rangel, Américo Martín, Gumersindo Rodríguez, Simón Sáez Mérida, Aníbal Molina, Gabriel Quintero Luzardo, Lino Martínez, Rómulo Henríquez hijo, Héctor Pérez Marcano, Eduardo González Reyes, Moisés Moleiro, Raúl Lugo Rojas, Argenis Gómez, Jesús Petit, Freddy Melo y Rafael José Muñoz, por haber participado en su calidad de integrantes del Buró Juvenil de Acción Democrática en el mitin del Partido en Maracaibo, donde surgiera el MIR revolucionario de la lucha armada.
Pregúntenle a Eduardo y al mismisimo Oswaldo, por el fundador de su partido, y de seguro que a su viejo patriarca lo acusaran de felón y parricida, solo por el hecho de dejarlos botados y propinarles una derrota tan contundente que al sol de hoy, ese partido “popular” no ha salido del efecto de esa “vil traición”.
Quienes si no esperaron a que la misma historia los absolviera sin traicionar, fueron los que juraron que no darían descanso a sus brazos, ni reposo a sus almas, junto al comandante allá en el viejo Samán de Güere. Y hoy todos, menos el devuelto, convicto, confeso y converso “hermano del alma”, andan rumiando y negando de sus viejas lealtades.
Por eso que esta campaña, cuando veo de nuevo pidiendo que ya está bueno de traiciones, me pregunto: ¿y será que habrán candidatos, ministros, y dirigentes del PSUV empeñados en llevar sus almas al viejo molino de la traición y la disidencia?
Mucho agua debe haber debajo de las hojas, porque a quien en pleno combate se le ocurre semejante llamado, ¿verdad camarada Pancho?
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