Solía decir el militante Bertolt Brecht, que "las revoluciones se producen, generalmente, en los callejones sin salida." Y si los acontecimientos no nos engañan, ésta que llamamos revolución, también ha venido creando sus propios callejones sin salidas. Ya el presidente, llano adentro, acusó al Partido Comunista de Venezuela y a Patria Para Todos, de mantener una actitud "contrarrevolucionaria", porque simplemente no reconocen su liderazgo.
Estas reflexiones en boca del líder del proceso, refleja que estamos en un verdadero callejón sin salida; y lo más grave aún, a escasos 45 días para que se definan las razones o sin razones de este conflicto político, que se inició con el anuncio de creación del PSUV y que aún después del 23 de Noviembre no se sabrá definitivamente su desenlace.
Desde el momento en que nuestro comandante, armó éstas polvaredas allá en tierra de Carabobo y en los llanos del Guarico, todos los que conocemos de estas pleitinas de la izquierda, sabíamos que tarde o temprano íbamos a transitar por estos lodos. Hoy los camaradas del PCV y el PPT son arrojados al pajon de los “entredichos y traidores”; sólo porque sus estructuras y mandos políticos, se han atrevido a presentar candidaturas, que ponen en peligro; no la existencia del Estado, y mucho menos la del mismisimo proceso revolucionario. ¡No!, ponen en peligro los “liderazgos” de algunos candidatos, que teniendo legitimidad de origen, se han convertido en un obstáculo al mismo partido y a la misma militancia que los eligió.
Es cierto, la unidad es una necesidad y una tarea histórica entre las fuerzas del chavismo y los revolucionarios; pero ella no puede circular en una sola dirección y menos hacia un solo partido. La unidad no implica la “única unidad única”; de ser así estaríamos violando uno de los más elementales principios filosófico del viejo Marx: la unidad y la lucha de los contrarios.
Aquí querido Presidente, desde mucho antes de los tiempos que usted añora y señala que hubiese deseado, pasarlo con los que militamos en los años duros de la resistencia y de las crisis de la izquierda, sabemos que los procesos unitarios deben estar llenos de gestos, y de gestos precisamente unitarios y revolucionarios. De allí que surgen las inevitables preguntas: ¿y en este furor unitario, no es posible establecer un dialogo?, ¿Será posible que ese Titanic rojo rojito, no pueda evitar colisionar con esos pequeños Iceberg, moraos, azules y rojitos originarios?, y por último, ¿no tienen éstas organizaciones revolucionarías, el pleno derecho de presentar y exigir que se les apoye algún candidato a gobernador, como si lo exige y lo impone el PSUV?
Estamos a tiempo, y la gran verdad es que sin el PSUV no ganamos, pero sólo con el PSUV tampoco ganamos. Así es de complicada y exigente la unidad… la unidad camarada Chávez.
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