Los millones de personas que decidimos unirnos a las filas del PSUV y lo hicimos desde una actitud crítica como un acto de disciplina con la Revolución Bolivariana y el Presidente Chávez, a sabiendas que allí nos encontraríamos con tránsfugas, oportunistas, chavistas sin Chávez, adecos disfrazados de rojo, rojito, copeyanos arrepentidos, aspirantes a negociantes, negociantes de oficio y hasta izquierdistas resentidos, no debemos sorprendernos por el artículo firmado por Francisco Sierra Corrales, quien en un acto de provocación sin remitente, (no escribe su correo electrónico), a sólo unas horas de las elecciones regionales, pretende poner en un solo saco a esa masa humana organizada que mañana apostará una vez más por este proceso de transformaciones que se conoce como la Revolución Bolivariana, desconociendo la riqueza interna con que cuenta el PSUV donde militan millones de personas comprometidas con el trabajo en el seno del pueblo.
En un texto lleno de lugares comunes, también pretende meter en mismo saco a todos los candidatos que salieron ganadores en las elecciones internas del PSUV y acusarlos de responsables por la negligencia supuesta de, a quienes van a suplantar o de quienes repiten, que por cierto son una ínfima minoría. Es evidente que las contradicciones que encontramos hoy en el proceso de transformación político, económico, social y cultural que hoy vivimos en Venezuela, también se van a expresar dentro del PSUV, con la diferencia que allí hay espacios donde se pueden y se deben dar la confrontación abierta, los debates ideológicos necesarios y el deslinde que resultará de la propia práctica de este nuevo partido.
Llama la atención que el artículo de Sierra Corrales haya sido leído hasta el momento que escribo por 2264 personas y la respuesta de una miembro del PSUV, Ivana Cardinale sólo por 444. Pareciera que, a manera de globo de ensayo aquel personaje, cuyo nombre bien puede ser un seudónimo, escribe preocupaciones que desde hace tiempo vienen expresándose en el seno de este proceso político no para aportar nada, sino para sembrar la desmoralización precisamente momentos antes de abrirse los comicios electorales.
Si las acusaciones de Tascón tienen asidero y el PSUV no tuvo los mecanismos para procesarlas, el tiempo lo dirá. Mañana lo que está en juego no es una apuesta burocrática, tampoco de posibilidades utópicas. Lo que está en juego es la alineación y unificación alrededor de un proyecto muy concreto expresado en la Constitución de 1999 y en las recién aprobadas Leyes Habilitantes, y por supuesto, alrededor de un hombre que ha demostrado la perseverancia, la capacidad de trabajo, la habilidad para manejar contradicciones y sobre todo, para comprender el difícil momento que vive la humanidad y las aspiraciones ancestrales de un pueblo que está en el trance de aceptar el histórico papel que le corresponde.
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