El rol del columnista de opinión está contenido en un código de ética personal que lo estructura nuestra moral, buenas costumbres, preparación en las áreas del conocimiento social y científico, además de nuestro libe desenvolvimiento y relación con el soberano.
La ética constituye uno de los componentes de la cultura profesional de los columnistas o articulistas. Por cultura, en sentido amplio y según generalmente el término es usado, se entiende un conjunto socialmente compartido de ethos (valores, hábitos y costumbres), mos (moral: normas, reglas y códigos), doxa (impresiones, opiniones, creencias), episteme (conocimientos), actitudes (acciones generadas por ella) y objetos (monumentos, documentos, instituciones, hechos y en general manifestaciones sociales).
La opinión de los columnistas debe ser un servicio de interés colectivo, con funciones eminentemente sociales dirigidas al desarrollo integral del individuo y de la comunidad. El columnista debe participar activamente en la transformación social orientada al perfeccionamiento democrático de la sociedad; y consagrar su conciencia y quehacer profesional a promover el respeto a las libertades y a los derechos humanos.
Lamentablemente hay personas que no entienden nuestro rol, sobe todo cuando son funcionarios públicos y no aceptan una critica constructiva en pro del mejoramiento de la función social a la que debe dedicarse un persona electa por el pueblo. Un funcionario público debe atender todas las criticas para mejorar su accionar, y evitar lo que a la mayoría les encanta, que es una cuerda de aduladores que le dicen “todo estuvo perfecto, eres increíble, te la estás comiendo”, esos jalamecates son los que los endiosan y los hacen soñar con ser el poder máximo sobre la tierra.
Hay quienes enfrentan posiciones adversas escudados en terceros, o con falsos nombres, eso no es ético sino cobardía, y va en contra de la ley de Responsabilidad Social. El rol del columnista consiste entre otras cosas en: a) Informar veraz, exacta, amplia y oportunamente; b) Investigar e interpretar y opinar desde el interés público (del Pueblo, de la Sociedad Civil, de los Ciudadanos, del bien Común de la sociedad); c) Difundir, exigir y defender de manera proactiva los derechos y deberes personales y colectivos; d) Fiscalizar con independencia a los poderes del Estado y de la Sociedad Civil.
En mi caso particular cuando cualquier ciudadano que se sienta afectado por mis artículos o simplemente piense que no he dicho la verdad de los asuntos tratados, tiene todo el derecho de solicitar su replica, que siempre se la daré, cediendo mi espacio de los miércoles para ese derecho a replica o aclaratoria. Así actuamos quienes vivimos en democracia y consideramos que todos tienen derecho a opinar y a disentir, manifestando sus opiniones en forma pública y sin ningún tipo de limitaciones más que las establecidas en las leyes y las buenas costumbres. Email: