La audacia política del presidente Chávez colocó de nuevo a la oposición ante el dilema de enfrentarlo democráticamente o tomar el camino espinoso de jugar abiertamente a la desestabilización. Estimulados por una campaña mediática que ha sobredimensionado los modestos logros parciales obtenidos el 2D y 23N, decidieron aceptar esta nueva batalla política, cuya motivación es permitir o no la reelección presidencial sin limitaciones de tiempo.
Independientemente de cuáles sean los resultados, este proceso contribuirá a fortalecer mucho más la democracia participativa y protagónica constitucional venezolana, cerrándole aún más el paso a los factores que aún mantienen, con el apoyo del imperio, su agenda de violencia golpista.
Los opositores argumentan sus ataques a la propuesta afirmando que el pueblo, al rechazar por un estrechísimo margen la reforma constitucional en el referéndum del 2D, negó en términos absolutos la reforma del artículo en ella contenido que ahora se replantea por la vía de la enmienda, supuestamente porque el artículo 345 de nuestra Carta Magna prohíbe repetir dicha iniciativa en el mismo período constitucional. Sin embargo, la verdad es que al no existir para la figura de la enmienda dicha limitación legal, el tema de la posible reelección repetida se convierte en un asunto sólo de carácter político y lo que se discute es optar por la continuidad del proceso revolucionario bolivariano o retrotraernos a una IV República, cuyas fauces fascistas mostró el gobierno de "Carmona el breve".
Con el referéndum sobre la enmienda se activará nuevamente el Poder Constituyente, al cual le corresponderá decir la última palabra sobre esta nueva ampliación del ejercicio de la democracia directa, que permitirá reelegir al Presidente cuantas veces lo desee el pueblo. En el fondo, lo que está en discusión es la eliminación de restricciones al ejercicio de la soberanía popular en una materia fundamental como es la reelección de la máxima autoridad del Estado. Al rechazar la enmienda de plano, la oposición reafirma una vez más su miedo a la democracia y a la expresión directa del Poder Popular.
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