No entiendo, ni veo el meollo de la cuestión sobre el cambio de estrategias de último momento para salir en retirada y aceptar sumisamente entre bombos y platillos lo que constantemente y con mucho énfasis se había negado para enmendar la posible reelección de todos los cargos de elección popular, por lo que se vislumbra en el horizonte sin mucho análisis y, es razón para que tengamos presente el dilema emocional de escogencia en el referéndum, o es lo uno o es lo otro y, muy difícilmente las dos –no encajan- presente ni futuro, aunque ahora se diga que es lo democrático, o se es o no se es, esa es la variante vivencial y promocional para el próximo mes de febrero.
Antes había una primera opción, pero el nuevo año nos sorprendió con una nueva planificación de ideas en lo político constitucional que desde donde se mire no suma y, seguro de no equivocarnos resta, para entenderlo quemen neuronas señores pensando y, al final verán una lucecita a mitad del túnel muy difusa, a no ser que con toda la quietud del alma y el espíritu de san Pancracio, haya dos preguntas o vuelta atrás, porque de lo contrario se va a enredar el papagayo y habrá que gastar mucha saliva comprimida y posiblemente puede haber más abstención que la prevista en días pasados.
Cuando el ciudadano comandante presidente Chávez hizo el anuncio por tv, sobre lo que él consideraba que era lo deseado, no sabemos si por asesoría, y que abría el panorama con un fin seguro, porque la oposición en sí quedaría en tres y dos, lo apoyaría y, pasado días con sus horas, desenvolviendo en frío cuidadosamente la idea, entonces, uno se da cuenta de lo riesgoso y zigzagueante del camino a seguir para atar cabos sueltos y poder maniatar la voluntad a la tempestad que se avecina. Cada quien es libre de estructurar malos pensamientos, aunque las palpitaciones sean leves.
Estamos a mitad del camino. No todo lo que se quiere es bueno, solamente eso. ¿No me creen? Entonces, hágase el loco y viva de ilusiones y, como siempre hay buenos y malos consejos que, a veces más son los malos, pero como dice el refrán: “La culpa no es del ciego …” y, a la oposición venezolana le dieron oxígeno de más. Están austeros.
Parece que no estamos exentos de intoxicaciones decembrinas político-partidista.
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