¿Sólo vuela?

Un empresario de circo publicó un aviso solicitando artistas, para renovar su espectáculo. Tras una larga espera, le llegó el momento a un malabarista para mostrar sus habilidades. Solicitó que su presentación tuviera lugar en las afueras de la carpa. Una vez allí, comenzó a aletear y levantó el vuelo; aprovechando que cerca del lugar estaba instalada una línea de alta tensión, cruzó espectacularmente entre los conductores y repitió la acción con giros en tirabuzón; unas veces entre uno, otras entre dos y finalmente entre los tres conductores.

Luego, subió tan alto que se perdió de vista. Cuando se daba por “desaparecido en acción”, se vio venir en picada; todos los espectadores esperaban la inminente estrellada contra el terreno, cuando se asió con las manos a uno de los postes que sostenían la carpa y giró largo rato, hasta que finalmente se detuvo. Se dejó caer de espaldas sobre la carpa, se deslizó sobre ella y, al abandonarla, dio un triple salto mortal para caer de pie frente al empresario. Éste, pretendiendo ignorar el extraordinario espectáculo que había dejado boquiabierto al público presente, miró al “pájaro humano” y le preguntó: ¿Sólo vuela?

Cuando los empresarios del “gran circo político venezolano” consideraron que “el espectáculo de la democracia representativa” estaba agotado por la repetición continua de artistas y números que ya no entusiasmaban a la masa votante, pretendieron presentar “caras maquilladas” que no llamaron la atención, porque en el escenario político ya “aleteaba” un hombre cuyo “plan de vuelo” se mostraba preocupante. El 4 de febrero del 1992 se mostró con un “traje de paracaidista”, con lo cual demostró que había descendido desde una gran altura e hizo temer que pudiera remontarse hacia un vuelo incontrolable.

Levantó vuelo con la Constituyente, acompañó al cóndor con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; planeó ágilmente entre “los conductores de alta tensión” que representaron el golpe del 11 de abril, el paro patronal, el saboteo de PDVSA, los planes de desabastecimiento y el referendo revocatorio; entre otros muchos “misiles antichavistas” fabricados en los centros del poder mundial, que trata inútilmente de derribarlo.

Algunos consideraron que su vuelo se había venido en picada con la pérdida de la Reforma Constitucional. Cuando esos mismos creyeron que se estrellaría contra “el pavimento mediático”, en una extraordinaria maniobra de “experto piloto electoral”, levantó vuelo el 23 de noviembre del 2008. Ahora, prepara el lanzamiento del “primer cohete político venezolano” con el cual entraría en “órbita permanente”. Surge la imperante necesidad de destrozar su base de lanzamiento, por la imposibilidad de derribarlo al entrar en “órbita planetaria”. Cómo desarrolló una “tecnología política antimisiles económicos”, se está experimentando con un arma que –aunque cuenta con siglos de aplicación–, se adaptó al Siglo XXI: ¡los misiles religiosos!

A Chávez lo podrán odiar hasta el extremo de desear su muerte política y promover su eliminación física. Lo que nunca se podrá –y es lo que más molesta a ciertos “intelectuales” al servicio de ese poder mundial– es ignorarlo. Quienes otrora fueran “el centro de la atención política del país”, o “las vacas sagradas de la economía política mundial” no pueden perdonarlo: a los primeros les acabó su cuarto de hora de gloria; a los segundos les demostró que sus sistemas económicos se fundamentan en mentiras y se derrumban al ponérselas al descubierto. Ambas son razones más que suficientes para pretender desconocer sus méritos y sólo magnificar sus errores.

Aún, si se quisiera desconocer todos sus logros, en diez años de gobierno, sería imposible ignorar que enseñó a este pueblo a reconocer, desarrollar y defender el inmenso poder político que le habían negado aquellos que hoy en día le acusan de totalitarista; más grave todavía consideran que ello se extienda hacia otras naciones. Este pueblo posee ahora identidad, dignidad, esperanza y autodeterminación; como cualquier adolescente que lucha para lograr su reconocimiento como adulto, comete los mismos errores que otrora cometieran aquellos que desean mantenerlo bajo su tutelaje y hoy se muestran como el ejemplo que obligatoriamente debe seguir.

Es obvio que el poder mundial continuará tratando de “derribarlo”, para evitar que su vuelo se haga mundial; porque es imposible ignorarlo, ya que su “envergadura política” los cubre con su sombra. Si ello llegase a ocurrir; muerto sería más peligroso para ellos, porque su recuerdo volaría inexorable sobre “el cóndor de sus ideas”, como guía de otros pueblos que deberán luchar por la reconquista de sus derechos arrebatados. Mientras tanto, sus enemigos miran, unos hacia “el cielo” para clamarle a su dios que se muera; otros hacia el espacio con la esperanza de que su vuelo físico más alto, el “Vensat I” –lanzado con el cohete “Simón Bolívar”–, caiga estrepitosamente a tierra, tal como lo describiera uno de sus expertos en “tecnología política destructiva” y así tomar como argumento que incinera el dinero del país en sus “vuelos experimentales”.

luiserangel@hotmail.com


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Luis Rangel


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