Hasta el dos mil SIempre

Lugo de las elecciones del pasado domingo, donde el pueblo votó a favor de que el comandante Chávez pueda optar consecutivamente a la primera magistratura nacional, el sector revolucionario saltó de júbilo y la gran mayoría se mantuvo celebrando hasta altas horas de la noche, expresando al unísono “uh ha Chávez no se va”, expresión que se convirtió en el grito de guerra de la tendencia socialista.
    

La otra cara de la moneda la representó el sector de la oposición, apreciando el día lunes un ausentismo total en la Gobernación del Estado Nueva Esparta y el Consejo Legislativo Regional, pareciendo un santuario sacrosanto a media noche, totalmente desolado, y los pocos que se dejaron ver presentaron una cara de congoja, soledad, tristeza, amargura, frustración y decepción.
    

El perdedor es ciego, sordo y mudo, es un tipo de persona que se siente víctima del mundo entero y que se odia a sí mismo tanto como odia a las fuerzas que lo oprimen. Estas personas sicológicamente se convierten en bombas ambulantes que no analizan los resultados. En la política, como en la vida, también hay que saber perder, sin embargo la gran mayoría de los políticos no lo sabe hacer. Una prueba irrefutable es que al día siguiente de la derrota salen a culpar a otros de lo que fue su fracaso, entre cuyas causas mencionan a la prensa, el poder del dinero, la maldita publicidad y principalmente los esquivos votantes que no terminaron de darse cuenta de qué era lo mejor para ellos. El impacto psicológico de una pérdida no es fácil asumirlo, pero lamentablemente a la oposición venezolana le falta mucho y debe dejar de pensar en fantasmas y analizar que lo que están haciendo no es lo que quiere la mayoría de los venezolanos, y por supuesto asumir que tienen frente al mayor líder político que ha parido la nación, con un carisma y un poder de convencimiento incomparable. Prepárense para el largo plazo porque para el 2012 Chávez volverá a ganar.
    

En realidad la mayoría de los políticos escucha a los otros políticos, no a la gente de la calle, y escucha a su círculo más estrecho, el cual muchas veces le construye con palabras una realidad virtual ajena a la otra realidad. Además, como decían los griegos, "los dioses ciegan a quienes quieren perder". Fruto de su dificultad para escuchar, los políticos perdedores dejan de ver la realidad tal cual es, ven lo que quieren ver, ven solamente el mundo virtual, ese mundo de circuito interno habitado por dirigentes y periodistas especializados. Allá lejos, allá afuera, los hombres y las mujeres comunes los ven pedaleando afanosamente dentro de su burbuja, por eso pierden.
    

Ha llegado el momento de olvidarse un poco de las campañas electorales y dedicarse a lo que planteó el presidente: a la rectificación, la revisión y el reimpulso. Comenzando por atacar los principales problemas que aquejan a los ciudadanos, entre ellos la inseguridad donde pienso que se debería sacar a la calle a la Guardia Nacional mientras se pone a tono la estructura  y la puesta en marcha de la policía nacional. Desde el punto de vista económico habrá que tomar medidas antipopulares para palear la crisis producida por la debacle de los precios del petróleo, además de poner mano dura y sanear de una vez algunos organismos donde se encuentran enquistados saboteadores de oficio que solo entorpecen las políticas del estado, la sana administración y la aplicación de una verdadera justicia.

 reinaldosilva119@hotmail.com
 



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Reinaldo Silva


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