El jurista
y profesor de Derecho Penal. Arteaga Sánchez; en la Semana Santa que
se nos fue junto al no litigante pero si abogado el señor Leopoldo
Castillo, han tenido los santos riñones de comparar el juicio de aquel
pobre carpintero con las investigaciones que realiza la Fiscalía General
de la República, la Asamblea Nacional y El Tribunal 19 de Control
de Caracas en contra del también Maestro, pero “rico de cuna” Manuel
Antonio Rosales Guerrero.
No es porque
haya sido en la Semana Mayor; pero ante semejante símil utilizado por
estos corifeos, voy a tener que pasar por el calvario de hacerles algunas
comparaciones pecaminosas:
- Nos dicen en el evangelio de Marcos; que cuando Jesús entró a Jerusalén, el pueblo lo recibió con la consigna de ¡Hosanna! ¡Hosanna! Y que venía apenas montado en un burrito. En cambio el hasta ahora Alcalde de Maracaibo cuando dejó el pelero lo vieron esmollejao por la avenida El Milagro, agarrando la curva en dos ruedas, en una de esas camionetotas negras que no crecen más por que serian gandolas.
- Aquella noche cuando el Sumo Sacerdote Caifas, ordenó detener al Nazareno allá en el monte de los Olivos; este dio la cara a conciencia de todo lo que se le venía encima, pero resulta que al nuevo “redentor” que ni en Santa Bárbara le tenderán hojas de plátano, anda confundiendo a la misma oposición con el cuento de la autonomía y la zulianidad; cuando de verdad verdad, lo que no quiere es poner ni una mejilla por el rosario de haciendas, que antes de que cantara el gallo, dicen que ha comprado por milagro y obra del mismísimo Espíritu Santo.
- A Jesús se le acusó
de militar en el movimiento indenpendetista y radical Zelote, y de hacerse
acompañar de Simón “el proscrito”, de Santiago y Juan llamados
también “los hijos del trueno”. Además se le investigó
por andar vendiendo ilusiones y repartiendo panes y pescados entre los
pobres; en cambio al enjuiciado de hoy se le señala de andar encompinchado
con un tal Omar Barboza, alias el adeco y de andar vendiendo, comprando
y regalando vacas, fincas, relojes, joyas y oropeles entre los ricos.
- Convencido de que él era el Rey de los judíos y en el cumplimiento deliberado de la profecía de Zacarías, el carpintero murió peleando por su trono, comiendo clavos y tragando vinagre; distinto a este “crucificado” que en los primeros escarceo del juicio le entrega el coroto al Judío Elías y amenaza con resucitar entre los vivos de Miami después del 20 de Abril.
- Según el evangelio
el camarada Lucas, nos dice en el capítulo 26 que Jesús fue llevado
en medio de la noche a la casa de Caifas para ser interrogado. Frustrados
ante las respuestas de Jesús a sus preguntas en cuanto a si realmente
él proclamaba ser el Mesías, los escribas y sacerdotes golpean a Jesús
en la cara y lo escupen en señal de repugnancia. En cambio al “Mesías”
de este nuevo tiempo lo esta esperando un juicio donde se le respetará
el debido proceso, en un sitio full de aire acondicionado, en la claridad
del día y de paso con la luz incandescente de los reflectores mediáticos.
Las cosas
no están como para lavarse las manos, y por eso es mejor ir rezando
y con el mazo dando; porque el de Manuel no será el juicio final y
habrá que recordar que el Doctor Alberto Arteaga Sánchez
no es Nicodemus el que defendió al Cristo, sino el triste y celebre
abogado que en una oportunidad defendió a Carlos Andrés Pérez.