Ruta Porlamar-Caracas-Porlamar. El primer trancazo capitalista se lo lleva uno cuando va a comprar el pasaje en la Conviasa del Estado que pretende ser socialista, y se consigue que de noviembre a la fecha el mismo se ha incrementado en un 25%. El mismo aumento aplicado por las empresas capitalistas en un país donde la gasolina es la más barata.
Con el bolsillo maltrecho se llega uno al aeropuerto en Margarita y se consigue que son las mismas tiendas, iguales de caros los productos e idéntico ambiente “chic” de cualquier aeropuerto capitalista. Puerto Libre para la especulación. Nada que pueda decir que en este país se está construyendo el socialismo.
En el avión no nos sirven guarapo de papelón con limón, sino la gaseosa de una marca que ha conspirado para derrocar al Presidente Chávez y así ponerle punto final al tránsito hacia el socialismo.
Buen aporte de la Conviasa del Estado con los conspiradores.
Ajá, pero no todo finaliza allí. También hay jugo pasteurizado para variar. Buscamos la marca, pues sabemos que el Estado adquirió una empresa que posee entre 34% y 35% del mercado de distribución y comercialización de leche pasteurizada fresca, larga duración, jugos, yogures y otros derivados como chicha.
Resulta que Conviasa, la empresa del Estado, no está entre ese 34 a 35 por ciento de los clientes de la empresa del Estado que ofrece los mismos jugos que se nos sirven en el vuelo. Conviasa prefiere seguir abultando las cuentas de una empresa privada, a lo mejor metida en alguna conspiración.
Para distraer la molestia buscamos algo que leer, pues hay empresas privadas de aviación que publican revistas llenas de publicidad o, en todo caso, ponen en manos de los clientes revistas editadas por otras empresas privadas.
Nosotros, ingenuos todavía, pensábamos que en Conviasa podríamos leer “A Plena Voz” o “Todos adentro”. Pero no, quizás los administradores de la línea aérea del Estado piensan que en esas publicaciones hay mucho socialismo.
Bajamos del avión y buscamos un autobús de Sitssa, una cooperativa asociada con el Estado. Viaje cómodo y económico, se respira socialismo. Pero vamos sólo cinco pasajeros.
Ni en el aeropuerto ni en la línea aérea del Estado venezolano hay publicidad que promocione a Sitssa. No sé, pero sospechamos que no hay mayor interés en promover a esta empresa de transporte, manejada por trabajadores con apoyo del Estado. Quizás se perciba que es muy socialista, es como ver algo del poder popular en acción o nos recuerda algo al “Proletarios del mundo, uníos”.
¿Eso es caca para Conviasa y los administradores del aeropuerto?
Pues con el aeropuerto vamos cuando nos toca el viaje de regreso.
Nos animan las pantallas electrónicas que nos informan desde la Agencia Bolivariana de Noticias.
Están ubicadas detrás de los mostradores de las líneas. ¡Al fin una a favor del socialismo!
Pero hay líneas que las tienen apagadas. No sabemos por qué.
Lo demás son las mimas tiendas “chic” y costosas. Nos gustaría un mural que en algo diga que se construye el socialismo, pero nada. Sólo las pantallas.
Y es eso, sólo las pantallas que están detrás de los mostradores, porque de inmediato nos encontramos con los televisores en las salas de espera.
Nos pasean por desfiles de moda y otras lindezas del consumismo. Compre, compre y compre más.
Ah, y se nos anuncian películas producidas por una empresa norteamericana que se ha encargado de producir varios trabajos audovisuales donde se nos presenta al Camarada Chávez como un dictador.
Bien, también los administradores del aeropuerto contribuyen con los conspiradores internacionales. Promueven sus películas, sus logos, sus nombres, su “prestigio”. ¡Qué bien!
Bueno, tranquilos camaradas, construyamos el socialismo pero sigamos viajando al ritmo del capitalismo más salvaje y cruel.