Todo líder es y debe ser criticable

Aunque hablar de estas cosas no es lo más apropiado cuando en el país cualquier opinión sobre el presidente y el liderazgo que en buena lid se ha ganado, es completamente desvirtuado, descontextualizado o en el mejor de los casos banalizado; lo que puede significar de manera sencilla y comprensible, que todos y todas están en condiciones de hacerlo aunque el problema no es propiamente ese; el que critica en primera instancia debe estar investido de transparencia y moral ejemplares si es posible, algo que tiene que ver con las palabras y los hechos, su correspondencia y esencia. 

Prefiero continuar el presente artículo no sin antes mencionar algunos pormenores relacionados con el asunto de las minorías y su calificación cuántica en el mundo político de los sectores progresistas y conectarlo con el liderazgo. Pues bien, es el caso que no podemos hacerlo sin dejar de sentenciar que la historia de la llamada izquierda venezolana está repleta de inexactitudes y vicisitudes propias de quien no ha completado el circulo de consolidación política y social; quiero decir que, los sectores progresistas y su historia hay que verla antes de 1992 y luego de esa fecha; es el caso que, la izquierda minimizada y poco activa en el mundo de la lucha política en Venezuela coge un segundo aire después que aparece el comandante Chávez en la escena política; tanto es así, que aunque la historia no es unilineal y los hechos sociales iguales en ningún caso, es ahora cuando la acción de esos factores desde el punto de vista presencial han tomado la revolución bolivariana como bandera pero, siempre lo hay, el contenido volumétrico en cuanto a simpatizantes o activistas y el desarrollo ideológico no han adquirido la suma consecuente, nos preguntamos porque de esto, que ha ocurrido, es que acaso la presencia del presidente los arropa, somos de la opinión que esta interrogante es cierta, por lo tanto, debe existir correspondencia y solidaridad y unidad, no disgregación ni liderazgos parciales intro ombligo.   

Ahora bien, debemos explicar un poco más didácticamente este asunto, con la finalidad de entender lo de las minorías políticas en el campo revolucionario, es cierto, hay vanguardias, pero, cuál es su aporte al proceso revolucionario más allá del respaldo o acuerdo en alianzas electorales, una cosa es ser dirigente y otra muy distinta ser líder, este es y debe ser siempre uno solo, toda revolución ha sido de esta manera y no puede ser de otra forma aunque hagamos abstracción del ser minoría.

Dicho de otra manera para tener ascendencia más allá de su propio entorno partidista se impone la necesidad de elaborar conocimiento, aptitudes y lo más importante, lealtad, lo que quiere decir que aunque se milite en la izquierda siendo no suficiente, exige que los lideres ubicados por ejemplo en la dirección nacional de un partido de estas características, no están más allá de ese nicho, salvo que, la proyección extralimite esas fronteras insalvables, de no ser de esta manera, la arrogancia y adolecimiento de humildad revolucionaria, están detrás de los intereses del proceso revolucionario. 

Todo lo descrito nos lleva irremediablemente a confirmar que la izquierda venezolana antes de Chávez conserva elementos de acción vulnerables en el campo de la política ordinaria, lo que quiere decir que desde el año 1999, la situación no ha cambiado radicalmente, aún continúa el síndrome del grupismo enervado, que localizado para proteger la organización de la desaparición se aferran a ella, opinamos inconsistentemente. 

Dicho esto, pasemos entonces al análisis del liderazgo, nos preguntamos, éste como se obtiene; que es necesario hacer para conquistarlo, evidentemente que son muchos factores los que inciden en esta verdad incontestable, lo que nos obliga a considerar como lo ha obtenido el comandante presidente, realmente que a fuerza de la verdad, la responsabilidad asumida y la humildad revolucionaria, principios fundamentales para obtener tal título si lo podemos llamar de esta manera. Ahora bien, un liderazgo asumido y puesto en práctica como el del presidente merece el más absoluto respaldo, respeto y condescendencia, de tal manera que señalar lo del hiperliderazgo no tiene cabida al menos en estos momentos del proceso llamado bolivariano, camino al socialismo que de paso debemos construir entre todos, incluidos los factores de la alianza que aunque minoritarios deben de alguna manera corresponder al espacio ganado gracias al líder.  

Más aún, criticar o señalar tamaña tremendura sobre el liderazgo, suena como a deseos de decir algo fuera de lo común aún lo diga un llamado intelectual progresista que al menos o al más, tienen derecho de hacerlo, pero a quien va dirigido no tiene el deber de aceptarlo además de criticarlo.


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Rafael Febles Fajardo

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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