Obamaletti en acción

Los halcones detrás de goriletti

Un vocero de la Casa Blanca acaba de decir que no prevén suspender la ayuda económica a Honduras. Cualquiera creería que ese acto es una levedad, pero encierra o condensa  la estrategia  de Obama en este caso: No declarar directamente, por ahora, mientras envía a través de interlocutores mensajes esencialmente contradictorios, al juzgar por las declaraciones emitidas por este vocero y la Secretaria de Estado. 

Recién esta mañana, Hillary Clinton anuncia que los sucesos en Honduras entraron en un nivel de golpe de estado, estableciendo una especie de escala particular, con sutil pero intencional matiz de desestimación de los pronunciamientos inequívocos expresados en los senos de organismos como el ALBA, OEA, ONU, CICA, etc.  

Este golpe no ha sido planificado por la mafia oligárquica; solo es el intermediario junto a una cúpula de gorilas que proviene de su propio seno. Esto es clave. Recordemos lo que dijo el General Müller Rojas en el caso hondureño, indicando que los altos mandos militares son ejercidos directamente por la oligarquía. Siendo así, las acciones golpistas han sido llevadas a ultranza pues no existe en esas cúpulas arraigos populares que abran espacio al arrepentimiento en sus conciencias. Representan un reducto hostil formado por la despreciable Escuela de las Américas. 

El verdadero muñequero de estos atroces títeres es Estados Unidos. Sus fachadas de la CIA, sus asesores militares y activistas políticos se han conjugado para montar el golpe y llevarlo a cabo. Han escogido lo que consideraron una presa fácil y he allí su error. Subestimaron a un Pueblo conciente y a su valeroso Presidente. De nuevo han tropezado con la piedra revolucionaria. 

Mientras escribo escucho buenas noticias. Ya Patricia Rodas, la de la voz solar, está a salvo y combatiendo. Ya la voz de soldados patriotas se oye en las selvas de Honduras. Crece exponencialmente el repudio a los golpistas por el orbe. La desesperación empieza a cundir entre la alocada oligarquía hondureña. 

Pero no olvidemos, la bestia imperial ha clavado sus garras de nuevo. Esta vez aterciopelada por la afabilidad prediseñada de un presidente que le van quedando pocos huecos donde guarecerse. En este momento se cree inadvertido tras el plumaje de los halcones. 

Washington buscará subterfugios para ralentizar las acciones diplomáticas, económicas o incluso militares de llegarse al caso. Necesita ganar tiempo para abrirse espacios y mover sus piezas. La sagacidad de nuestros líderes está a prueba de nuevo y el imperio aún restaña sus heridas por la “Batalla de San Pedro Sula”.  

Debemos estar atentos. La jugada del imperio puede ser más compleja que un golpe sin futuro en Honduras. Pudiera ser la punta de un Iceberg. 


pladel@cantv.net


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Plácido Delgado


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