La autocrítica revolucionaria debe ser edificante y no conflictiva

El debate de ideas que surgió como un volcán desde la aparición de nuestro presidente Chávez desde su época de candidato presidencial, ha encendido el intelecto de prácticamente tod@s los venezolan@s en el campo político y social. Antes de eso había una endémica apatía por el acontecer político nacional e internacional, gracias a la involución que en esa materia atravesaba el país por causa de los nefastos gobiernos adecopeyanos. Esto no es un secreto para nadie pero es bueno recordarlo por la corta memoria que a veces nos traiciona. La autocrítica cuarto republicana era prácticamente nula y si alguien osaba insistir con agudeza podía ser víctima de la represión fascista de la época. Miles de compatriotas murieron y desaparecieron con la complacencia de todos los medios privados y oficialistas. Ahora estamos en otro escenario donde la expresión es libertaria y no castigada, aunque muchas veces los organismos judiciales pequen de impunes, o sea, cómplices silentes con el delito, sea este por difamación, injuria, perjurio, etc.



El discurso del Che Guevara es altamente autocrítico pero muchos afectos al proceso bolivariano prefieren ignorar esa realidad y colocar su calcomanía en el vidrio del carro para indicar que son revolucionarios (¿?). La autocrítica revolucionaria por sí misma es altamente edificante y nos lleva a octavas superiores en la evolución del proceso. ¿Por qué molesta tanto a algunos compatriotas esa autocrítica? Por la falta de conciencia socialista. Debemos profundizar en el análisis del desarrollo en este ajedrez socio político que estamos construyendo bajo la égida del incansable presidente Chávez. Él mismo es bastante autocrítico y lo hace sin complejos ante las cámaras de Tv y tod@s lo hemos presenciado. Por esta ventana democrática de Aporrea denunciamos varias veces el desastre que el ex ministro de salud Mantilla estaba haciendo en su gestión y el tiempo nos dio la razón. Igualmente criticamos fuertemente la pobre gestión del otrora Fiscal Isaías Rodríguez, de las enormes fallas que aún persisten en la conducción del ministerio de comunicación y algunos más. Todo eso recibe el nombre de contraloría social para el mejor desarrollo del incipiente proceso revolucionario que impulsamos desde todos los ángulos posibles. No puede haber crecimiento del proyecto socialista bolivariano sin autocrítica, es imposible. La autocrítica revolucionaria es inherente al proceso como la humedad al agua. Repito, no hay manera de evolucionar en lo que estamos sin una fuerte contraloría. No por eso le damos armas al enemigo, por el contrario, nos fortalecemos al enderezar entuertos y rectificar rumbos, así los que aún se encuentran distraídos en la oposición, podrán rectificar y acompañarnos en esta ingente tarea que nos toca a tod@s por igual. ¿Por qué en VTV, por ejemplo, no se ventilan malas gestiones o fallas en la administración de algunas alcaldías y gobernaciones? Por miedo, por fanatismo, por falta de conciencia socialista, del deber social. Miles de venezolan@s se encuentran actualmente sufriendo serios problemas de vivienda, salud y educación porque en los medios oficiales no les dan cabida, no hay tribunas para el soberano y eso es criminal. A eso se le llama dis-cri-mi-na-ción compañeros, más nada. ¿Y eso es “revolucionario”? Entonces los sufridos compatriotas se ven en la oprobiosa necesidad de acudir a los medios golpistas y lacayos para exponer sus problemas, y eso, coño, sí es hacerle daño al proceso bolivariano. ¿Es o no es?



Hace poco se ventilaron algunas críticas al combatiente programa “La Hojilla” y varios colegas aporreistas reaccionaron desmedidamente, con visos de fanatismo y eso no es prudente ni nos conviene. En la medida que sepamos escuchar al que nos hace una observación y reflexionemos en la esencia de la misma, subiremos de nivel y nuestra conciencia crecerá más, sin duda. No debemos guerrear entre nosotros mismos, no, tenemos que afilar nuestras armas contra el enemigo siniestro que utiliza la espada apestosa de los medios de comunicación, inventando mentiras y manipulaciones todos los días para mantener en la ignorancia a millones de connacionales que pecan muchas veces de ingenuos. Vamos por ellos.

efraingran@gmail.com


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Efraín José Granadillo


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