Las devaluaciones han resultado ser una medida de política económica recurrente desde la década de los 80 del siglo pasado hasta la fecha. Esto sin duda alguna, nos tiene que llevar a concluir que en el espacio de 30 años, los gobiernos de la Cuarta y este de la Quinta no han podido reformar la estructura económica rentista de Venezuela hacia un modelo productivo no dependiente del petróleo. Apelar recurrentemente a la devaluación de la moneda, implica el reconocimiento de un fracaso económico continuado de los neoliberales como de los socialistas venezolanos. Tanto afirmar que estamos en un tiempo de revolución para terminar siempre apelando al mismo recurso.
Por otra parte, cabe destacar que Venezuela es verdaderamente sui generis en materia económica, por lo general, los países se ven obligados a devaluar la moneda cuando las reservas internacionales están por el suelo, pero aquí se está aplicando una devaluación cuando el mismo gobierno asegura tener la botija llena (como la de Lusinchi) en materia de reservas internacionales. Generalmente, cuando algo así ocurre existe una fuerte presión para la revaluación de la moneda.
Una devaluación es una medida extrema que impacta fuertemente a la población de un país, pero no lo hace en forma homogénea, hay gente que sale perjudicada y otra que sale favorecida. La devaluación favorecerá en términos generales a las empresas nacionales, haciendo los productos nacionales más baratos en comparación con los importados. Mientras más grandes sean las devaluaciones, más favorecidos se verán los productores nacionales, por el otro lado, las importaciones se verán encarecidas y los importadores desfavorecidos.
Sin embargo, hay factores extra económicos, o lo que los economistas llaman externalidades que pueden afectar el resultado de una devaluación. En el caso venezolano, una externalidad para el modelo económico lo constituye a mi modo de ver, el ambiente político. Creo que es irrefutable el hecho de que la clase empresarial es un enemigo político de este gobierno, a los empresarios venezolanos como a los de todo el mundo, la palabra socialismo es una mala palabra, es una amenaza. En la teoría económica la inversión responde a las expectativas de ganancia a largo plazo del empresario, la confrontación política en Venezuela lleva a los empresarios a no confiar en un gobierno de orientación socialista, y por lo tanto, no hay una verdadera intención de invertir.
Por otra parte, el gobierno ha señalado que la devaluación es buena para la promoción de las exportaciones no tradicionales, en este sentido, el gobierno se apega a lo que dice cualquier manual de teoría económica clásica (no marxista). Sin embargo, que los productos venezolanos se abaraten frente a los que se producen fuera de las fronteras no asegura para nada que las exportaciones no tradicionales (léase cualquier producto diferente del petróleo) se vayan a incrementar. En primer lugar, en el mercado mundial hay una recesión que ha reducido la demanda, tanto así, que la mitad de las fábricas de exportación de China están paradas. En este contexto es difícil imaginarse los productos venezolanos inundando los mercados de otros países. Además, hay que considerar que hace mucho tiempo que el bolívar viene declinando con respecto al peso colombiano, y sin embargo, no ha habido una avalancha de productos venezolanos hacia Colombia, muy por el contrario, a pesar de la revaluación de la moneda colombiana frente al bolívar, Venezuela sigue siendo un destino fijo para los productos colombianos.
Ahora bien, para el Gobierno, la devaluación parece una buena cosa. Por un lado, el nuevo cambio le permitirá al Ejecutivo obtener una mayor cantidad de bolívares por los mismos dólares. Esto le permitirá disponer de una mayor cantidad de dólares para pago de la deuda externa y por el otro lado, disponer de más bolívares para pago de deuda interna y repotenciar algunas misiones. Creo que parte de esos bolívares extra tendrán que destinarse a un aumento general de sueldos y salarios en Mayo de este año para paliar los efectos inflacionarios, que tendrá la devaluación y el malestar generado.
Es de esperarse un fuerte gasto del gobierno este año que debería motorizar el aparato productivo interno, sin embargo, como ya lo señalé antes, no creo que el sector productivo privado responda adecuadamente, invirtiendo y aumentando la producción. Muy por el contrario, creo que la especulación y el mercado negro de productos de primera necesidad puede desatarse, hay que tener en consideración que al sector privado le sale más rentable esto que invertir y aumentar la producción. Y veo muy difícil ver un repunte de las exportaciones no tradicionales, en virtud de la situación económica mundial. Por lo tanto, los beneficiados será el gobierno por una parte, y los importadores (léase bien), que frente a un sector productivo privado nacional que dudo que arranque seguirá siendo la única alternativa de aprovisionamiento de los venezolanos, y el sector productivo privado nacional que podrá obtener mayores ganancias vía la especulación, la cual es muy difícil de controlar como ya se ha visto en los últimos años.
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