I
“Antes de la peluca y la casaca / fueron los ríos, ríos arteriales”, nos recuerda Neruda en su Canto general, en su Amor América: son los ríos arteriales que hoy han vuelto convertidos en pueblos, como lo fue ese desborde de pasión y vida, mucha vida, que llenó el martes 13 la avenida Bolívar de Caracas en conmemoración del rescate de la Revolución Bolivariana aquel glorioso 13 de abril de 2002. Río vida, río sueño, río dignidad, río Patria el que aquella vez barrió, quebró los diques que la tiranía fascista y la canalla mediática, siguiendo las órdenes de sus amos del Norte, quisieron imponerle para domeñarlo eternamente.
Tal y como lo dije el pasado domingo en el Aló Presidente, hoy quiero reiterarlo: 11 de abril, quedaste grabado en nuestra historia con una lágrima y con una gota de sangre, con un dolor aquí en el corazón, aquí en el alma, pero más allá del dolor, como dice Alí Primera:
“Fuego con llanto es vapor
vapor con viento no es ná, se va,
como lluvia volverá
para comenzar la siembra.
Muchacho pásame los fósforos
que esa madera va a arder,
(…) ese fuego alumbrará el camino
pa’ donde habrá que coger
pa’ dónde va a ser
cantar y cantar
hasta que la vida
se vuelva un cantar
y nuestro combate una sola canción.
Eso fue aquel despertar del 13 de abril de 2002: llanto con fuego convertido en el poderoso vapor que impulsó a nuestro pueblo al combate hecho una sola canción, con la conciencia cierta del rumbo al cual se dirige esta gigantesca nave donde todos estamos embarcados como un solo pueblo: por la vía del socialismo, hacia nuestra independencia definitiva.
Más de 30 mil milicianos y milicianas fueron juramentados el pasado martes en la avenida Bolívar en el Día de la Milicia, Día del Pueblo en Armas y Día de la Revolución de Abril, que celebraremos todos los 13 de este glorioso mes nuestro, para darle continuidad a una gesta popular que, sembrada en nuestras almas y corazones, será la cosecha patria de los años por venir.
Bien lo dijo, haciendo suyas las palabras de Martí, Imar Ágreda, esa fervorosa miliciana de la Unefa que supo plasmar el sentimiento de todos sus compañeros y compañeras: “…vale más un minuto de pie, que una vida de rodillas”.
Es esta vergüenza patria la que ha movilizado a miles de compatriotas a cerrar filas junto a los otros componentes de nuestra Fuerza Armada Bolivariana. Si hace ocho años un pueblo desarmado junto a sus soldados echó a una dictadura en menos de 72 horas, ahora ese mismo pueblo armado se forma y prepara en la nueva doctrina de la defensa y de la guerra de todo el pueblo para desencadenar otro 13 de abril, si los enemigos de la Patria osaran atentar una vez más contra nuestra República. Es esta la razón por la que me hago eco de lo que dijera Simón Rodríguez en su extraordinaria Defensa de Bolívar de 1830: “Ideas y Milicias… ¡Qué creación!”
II
El miércoles pasado estuvimos bajo el sol de Sandino: en la amada Nicaragua volcánica; navegando por el gran río arterial que es su pueblo en compañía del comandante Daniel Ortega y de su esposa Rosario Murillo.
Cuánto amor, cuánto cariño de su gente en las calles: en el Mercado Oriental, en Puerto Allende, en todas partes. Fue un volcán de pasión el que nos bañó para comprometernos aún más, porque amor con amor se paga. Es esta la razón por la que firmamos un conjunto de documentos encaminados a fortalecer la cooperación bilateral en áreas de importancia clave como salud, energía, alimentación y turismo. Le dimos forma a una nueva ecuación de cooperación para elevar y extender su nivel, lo que nos exigió pasar revista a la refinería en construcción, que para el 2015 comenzará a procesar 100 mil barriles diarios de crudo venezolano.
“Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña”, decía Rubén Darío. Y la Patria hoy ya no sólo es Nicaragua o Venezuela, porque como decía el ilustre obispo brasileño Helder Cámara: “Cuando soñamos solos / es sólo un sueño / cuando soñamos juntos / es el comienzo de una realidad”. Y esa realidad, en el presente, es la Patria Grande.
III
Gracias a nuestra hermandad con la Cuba revolucionaria y porque hemos aprendido a soñar juntos y en grande, la Misión Barrio Adentro arribó el pasado viernes a sus siete años de existencia: siete años cambiando radicalmente la realidad de la gran mayoría de los venezolanos que hoy cuentan con un Sistema de Salud en constante crecimiento y consolidación.
Barrio Adentro, quiero reiterarlo, es un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad: un hecho que sólo es posible dentro del socialismo.
“…Así, armado de amor, vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado, cargado de las sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; a pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz”, decía Martí en un discurso con motivo de su arribo a Venezuela en 1881. Han sido miles y miles las médicas y médicos cubanos que llegaron a nuestra Patria para conformar una milicia de paz, de amor, de vida, de salud, superando todos los ataques de la oligarquía y sus medios de comunicación.
Barrio Adentro, como misión socialista, es la base, el pilar fundamental del Sistema Público Nacional de Salud. Cada día son más los médicos venezolanos que se han unido a esta milicia de la vida, y hoy son decenas de miles los estudiantes que se preparan para conformar los nuevos batallones de amor para continuar llevando salud a todos los rincones de Venezuela y de Nuestra América.
IV
Cuando estas líneas sean publicadas, estaremos apenas a unas horas de la gran fiesta patria bicentenaria.
El próximo lunes comienza una nueva era que debemos cerrar, con broche de oro, en el año 2030, conquistando nuestra independencia definitiva.
Unámonos para hacer nuestro aquel grito libertario de 1810 que nunca más debe callar.
¡Feliz Bicentenario de Independencia tengamos todas y todos! ¡Feliz conmemoración de 200 años de batalla!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!