Los corruptos se organizan y dictan cátedra

El Bachaquerismo como arma de destrucción moral

Recientemente, en la ciudad de Punto Fijo, estado Falcón, se suscitó un hecho, para muchos tardío, que generó una sensación de justicia y alivio a los magullados y atropellados habitantes de esta urbe cansados de pasar noches en vela en procura de un “numerito” en MERCAL, PEDVAL, PEDMARCAL, o BICENTENARIO. Personal del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), antigua DISIP, identificaron y capturaron a un gran número de integrantes de esa mafia que popularmente se conocen como bachaqueros.

¿La estrategia? Simplemente, utilizar la inteligencia, por medio de infiltrados, informantes populares, seguimiento y, sobre todo, la pernocta en los sitios donde los engreídos, abusivos y bocones delincuentes se han enquistados y marcado como territorios conquistados a costillas de un pueblo huérfano de seguridad policial, ya sea por medio de amenazas, atropello o uso de la fuerza física o verbal. Para nadie es un secreto que estos delincuentes están identificados por la Policía Nacional Bolivariana y por la Guardia Nacional destacados en las zonas, sin embargo operan con una libertad tal que hace sospechar que existe complicidad o miedo a estas bandas criminales.

Sin embargo, después de esta acción asalta una duda ¿Pasará, como en otras oportunidades, que salgan en libertad, el pueblo sea engañado y la impunidad se imponga? Si esto ocurriera, ya se verán a estos “malandros” burlarse y atropellar aun más a los ciudadanos honrados, que cada día estarán más tentados a tomar la justicia por sus propias manos.

Pero, suponiendo que esta vez si vaya en serio lo de liberar al pueblo de esta plaga. También surgen otras interrogantes ¿Los bachaqueros trabajan solos? ¿Existe complicidad interna en los establecimientos del Estado con estas mafias? ¿La gerencia de MERCAL, BICENTENARIO, PDMERCAL y PEDVAL trabajan en función de los consumidores? Cualquier ciudadano que haya asistido a estos establecimientos, ha sido víctima del maltrato por parte del personal de estas instituciones creadas por la revolución. Gritos, ofensas personales, cambio de horarios en forma arbitraria, entrada a “amigos” en forma clandestina o el ocultamiento o retardo al momento de colocar en los anaqueles productos muy sensibles como el pollo, la pasta o la leche también son violaciones contra los derechos del pueblo.

No es suficiente implementar una OLP contra los bachaquero, hay que ir más allá. Atacar las fuentes de la corrupción, rotar a los funcionarios policiales, cambiar la visión gerencial de estas instituciones insensibilizadas al dolor y el sufrimiento del pueblo, castigar la colaboración activa o pasiva con igual rigor, es decir acabar de raíz con los compinches y con las causas de este viacrucis imperante en Venezuela.

 

*Periodista – Investigador

lumgonzalez@gmail.com



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