No estaremos solos, eso jamás, viviremos nuestros mejores tiempos,
aunque algunos digan que, los tiempos pasados fueron mejores y, en
esos entran Carlos Andrés Pérez y Caldera, como gobernantes del cambio
de sus tiempos en el poder, pero nunca es tarde cuando la dicha es
buena con ese motor aligerado de promesas dentro de la nueva economía
turística que nos relanza el presidente Maduro que, entrará en la
órbita del capitalismo a todo dar y de sumar, aunque el bolívar de
nuestra moneda esté en decadencia de devaluación que ni para comprar
huevos sirve.
La entrada de turistas a nuestro país será la avalancha de ciudadanos
extranjeros de todas las clases sociales que necesitamos que por su
auxilio financiero de gastos en dólares y euros por supuestos, deberán
ser como el engranaje de auxilio que influirá en nuestra economía de
sumar más por entrada de mirones en misión bien ajustadas a su gusto
de convivencia de salud de placeres como usuarios del bien vivir en el
descanso de la eterna juventud que se regodea cuando se anda de paseo
pescando la armonía de consolidación al espíritu.
Y, es que el país tiene tanto que ofrecerles al nuevo visitante que
venga a llenarse de ilusiones de nuestro encanto que poseen nuestras
regiones, enclaustradas de bellezas por demás que nos retratan de la
dependencia a nuestra naturaleza que les brinda a ellos un panorama
lleno de fecundidades que realzará su cultura de expresiones diversas
y no está por demás detallarla en el orden creciente que se vayan
dando en el diario acontecer fuera de los hospedajes de estadía en que
residan:
Una cola de muchas personas, una encaramada sobre la otra, en ritual
de poca alegría, pero con una furia exquisita que alebresta y da la
sensación que algo se ha perdido en ese momento que mantiene en
tensión a los presentes que no ven para el cielo, sino viendo hacia el
interior de un negocio que parece ser un negocio de chinos que, varios
turistas celular en mano, hacen uso de sus cámaras, para captar el
momento de lo que todos a la vez quieren obtener y no se sabe qué
será, pero lo que es, es bien deseado por todos que la algarabía
pública es sobresaliente y, eso preocupa y llama la atención de los
turistas que esperan descubrir el final feliz de tan llamativo
acontecimiento que les dé a ellos el consuelo de llevarse la buena
nueva a su país, pero en vista que nada sucede, los turistas se
aventuran en preguntar que os se les ha perdido o, que esperan
conseguir y como están en la isla de Margarita, la respuesta no se
hace esperar, compay, lo que salga, porque acá todo es contrabando.
Los turistas se quedan sin entender y se van sin entender y, como no
tienen guía no quedan conformes y se marchan desnudos de buena noticia
que les alumbre el camino de un alboroto que no los consoló en nada y,
como turistas al fin no captaron nada.
Y en las radios de la isla espolvorean la mañana con noticias
refrescantes: la isla dentro de algunos meses estará atiborrada de
turistas que vendrán a gastar a manos llenas que subsanará la
aporreada economía que Maduro se tragó sin darse cuenta y, turista que
venga turista que se irá henchido de consideraciones y respeto y
gozará de todas las comodidades, pues a ellos no les faltará nada, ya
que el Gobierno Nacional pondrá a valer a la isla con el nuevo ferrys
de 4 millones de dólares que compró que traerá de todo y, aunque no
hay agua, piensan purgar las nubes por los turistas y lloverá.
Ojalá lloviera que de la isla se perdió todo hasta el tinajón de la
abuela y, la piedra de moler y, cuando se consigue algo está por las
nubes, se salvaron de vainas algunas empanaderas, haciendo empanadas
de maíz de cachapas, ya que Empresas Polar manda cada casi quince
días, harina de maíz y a veces de trigo y que, muy pronto no habrá
cerveza ni malta, por lo que los margariteños, vivirán enratonados de
rabia sin poder beber.