¿Comer sardina yo?, ¡Qué va! ¡Habemus papa, e íd Papam!

Uno nunca deja de aprender algo a diario y a medida que aprende se hace más ignorante, lo cual puede parecer una contradicción y tal vez lo sea francamente pero, de cierto, la demanda de conocimientos va esmachetá pero la capacidad de uno para saber, marcha a paso de morrocoy; y esto lo digo por mí, que soy cerebro lento, no por ti que de seguro eres un avión.

Bueno, el caso es que hoy supe que los pecesitos viven en el agua; ¡ah! -me pregunté-, y cómo respirarán; eso está en averiguación, así que es materia pendiente.
Sobre el mesón fue vaciada una caja de animalitos cuyo nombre ignoraba yo, por lo que pregunté, y la respuesta fue, ¡necio!, prepárame esta parte así y asao y esta otra…

Me dispuse a seguir instrucciones, cortarle la cabeza y la cola a una porción de necios, mientras que a otra la sometería a otro tipo de cirugía, vale decir, filetearlo y darle un toque de cloruro de sodio; allá un bojotico para fulana y otro para zutana y así para peringana porque si de algo ha de servir la solidaridad es, por una parte, no esperar a que te la pidan sino ofrecerla expeditamente, y por otra, ser solidario en las necesidades más sentidas, preferiblemente.

¡Sardina!

Una dulce voz infantil -que cada vez que la oigo siento como una música en mis oídos- gritó a mi espalda, ¡sardiiiinaaa!

_…¡Esa es una sardina!

Me fascina cada vez que sus padres traen a ese penúltimo mocoso a verme y a enseñarme cuentos de embustes bonitos, aunque éstos me asustan a veces cuando son de mostros*, prefiero los cuentos sin mostros, cuentos de bosques, de faenadas.

Aprendí, en consecuencia, que dichos pecesitos no se denominan necios sino sardinas y que viven en el agua, sardinas que, por cierto, son la mar de apetitosas.

En la caleta del congelador podría haber otro pez del que también supe su nombre -atún aleta amarilla- y algo de cherechere y que esperan para ser sometido al debido proceso y en el debido tiempo, tal como dicen leguleyos y juristas; así que, para resumen, ¡habemus papa [y, por cierto, Papam también].

Mas, volviendo a las estrellas del firmomento** -las descabezadas y descoladas sardinas-, y para compartir contigo la recta del proceso por si acaso te animas a lo mismo, cocinar, te sugiero que una vez bien lavaditas, pero eso sí, con todas esas cositas transparente adosadas a su piel, tú las trambucas a una olla de presión y le dejas cuatro dedos de agua por encima y no sin zamparle una cebolla y algo de ají dulce y algo de sal y tapas; deja durante una hora y cuarto más o menos de acuerdo a tu intuición y, luego destapas para ver qué tal va la cosa tal como te guste.

Ahora tú condimentas con más ají dulce y más cebolla, un poco de ajo troceadito y hojitas de laurel no sería nada mal, si le pones algo de perejil y culantro, ¡del carajo!, pero a falta del culantro, que seguramente tienes en el jardincito, zámpale cilantro que también es bueno; tapa de nuevo y ponte mosca por un ratico más, tú sabes, todo eso al ojo por ciento y a tu sazón.

Desde luego, lo de darle un toque de aceite de oliva es para los más refinados, basta un poco de cualquier aceite de mesa, el que tengas más a mano y una vez llevado a cabo el sencillo procedimiento, se supone que tendrás preparados algunos bocones frascos de vidrio para encaletar y guardar en la nevera, no al congelador, por supuesto.

Lo demás huelga indicarlo pero, echa caldo y miga arepa o en su defecto, una orilla´e casabe, para complementar el condumio.

Acompañar el asunto con funche es cuestión no sólo de gusto sino de posibilidades.
Dado el caso de que tú tengas en tu pequeño huerto-jardincito dos maticas de chirel y una de pinga´e perro*** en plena producción, da un toque de picante.

¿Comer sardina yo? ¡Qué va!, a menos que esté bien condimentadita cómo ya he expresado; o acaso asadita a las brasas con todo y tripas pero eso sí, reitero, que estén ¡¡¡bien tostaditas!!!

Y, en sebiche, ¡Oh!

Luego, zamparse un buen trancazo de cocuy o una cervatana bien elodia pero como el Prán Chepe Orellana -prán de la “Harina Prán” y de una cerbatana marca oso- subió a la estratósfera los precios de esa bicha, se buscan alternativas entre las cuales figura un buen guarapo´e papelón ¿qué tal?

OTAN:
Valgan mostro* por monstruo, firmomento** por firmamento actual y “pinga´e perro” por la especie de picante un poquito más grande que el chirel que es el más pequeñito pero que cuando tú lo comes ves a cristo.


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Guillermo Guzmán


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