Existía un perro tan cobero que hasta el mismo se creía las cobas. Cierto día, estaban en una esquina todos los perros del barrio y de repente el perro cobero dice: -Miren, Miren, allá en la otra esquina, se volcó el carro de la carnicería y la carne esta tirada en la calle, vamos para allá. Muchos de los perros salieron corriendo inmediatamente y otros después. Poco tiempo mas tarde, como nadie regresa, entonces el perro cobero que se había quedado solo piensa: Coño la vaina como que es verdad e inmediatamente salió corriendo para la otra esquina.
Se trae a colación este cuento del saber popular para sacar de él, alguna enseñanza pertinente con los casos de denuncia pública de la corrupción. En el cuento también podemos observar la técnica del rumor que muy bien la utiliza la CIA Norteamericana para influir negativamente en la percepción que se tiene en el País de la lucha contra la corrupción.
Así como, nadie puede negar la existencia de la corrupción en la actual administración, tampoco se puede negar la existencia de una política de desestabilización de parte de las agencias extranjeras que trabajan en coordinación con los principales canales privados de comunicación.
Nos preguntamos ¿Como debemos actuar los revolucionarios en la lucha contra la corrupción, sin caer en ser un tonto útil, por la denuncia manipulada para el logro de otros fines que no sea el castigo de los culpables? Toda denuncia de corrupción deber ser tomada en cuenta, independiente de quien la formule, pero la contundencia de su eficacia y veracidad en la práctica depende del carácter público de quien la formule. Es necesario, entonces sustentar debidamente dentro de lo posible cualquier denuncia en las instancias a las cuales nosotros podamos asumir. No es lo mismo la capacidad de investigación y verificación de una persona del común, que un diputado que por su misma condición y autoridad puede tener acceso a otras fuentes de verificación. Cualquier diputado que asuma una denuncia publica en los medios, por su condición deberá antes consignarla en la instancia legal correspondiente, ya que no puede, después de hacerla publica, descubrir su equivocación simplemente porque fue engañado en su buena fe por alguien.
La lucha contra la corrupción debe impregnarse de una habilidad y una astucia como ninguna, por cuanto los corruptos actúan igual a otro cuento del perro cobero, que gritan ahí va el corrupto para después salir ilesos de su culpabilidad. Hace mucho daño a la misma lucha contra la corrupción, cuando se presenta denuncia pública sin tener los fundamentos del caso. Una de las funciones fundamentales de la asamblea nacional es la lucha contra la corrupción administrativa, pero la misma es necesario hacerla con una fundamentación real, sin otro objetivo oculto, porque hace tanto daño aquel que denuncia sin soporte, por el simple hecho figurar ; como aquel que utiliza la solidaridad automática.
Delfín amaro