El Estado patrullero y la democracia interna

Voy de visita a un pueblito de Falcón y converso con una militante del partido del Presidente y en medio de su mayor ingenuidad, me dice que a su Municipio le toca escoger un solo delegado al Congreso y que ya el Alcalde tomó la decisión acerca de quien debe ser el designado. Y todavía con más ingenuidad que ella y el propio Fliper, me atrevo a preguntarle quien será el escogido democráticamente, y sin ningún preámbulo respondió: ¡Y ahora camarada, quien va a hacer pues! El mismo Alcalde.

Ha de suponerse que la democracia y el liderazgo deben marchar de la mano; y en el caso del pueblito, el primer líder debería asumir la máxima responsabilidad revolucionaria y nada puede ser criticable; pero el quid del asunto es que las quince mil patrullas con todos sus patrulleros han “escogido” un método, que no fue aprobado por los diputados que esta organización tiene en el Parlamento Nacional, cuando se creo la Ley Orgánica de Procedimientos Electorales y mucho menos lo aprobaron en el momento en que el Poder Originario Constituyente, discutió y creó la novísima Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela.

Ha dicho el Coordinador Nacional de Patrullas, el tambien Alcalde Jorge Rodríguez: "Ustedes patrulleros tienen un papel fundamental que jugar en la construcción política contemporánea de Venezuela; y en este sentido, sólo en el Municipio Libertador serán electos 48 delegados, por lo que cada patrullero y patrullera podrá votar hasta 48 veces por los candidatos a delegados”. Esto que a los ojos de cualquier cándido militante del principal partido del chavismo, pudiera verse como la invitación a participar en un proceso infinitamente democrático, es sólo un espejismo fundamentado en una supuesta unanimidad e inexistencia de grupos, corrientes, facciones y tendencias políticas tan encontradas y disímiles en torno al proyecto que lidera el Presidente, como las que pudieran encontrarse en el entorno de los que enfrentan desde la oposición los propósitos del comandante Chávez.

El acto electoral como jornada democrática no se queda en el simple echo de votar. En ella va implícito todos los componentes que hacen posible que dicha acción de verdad sean libérrima e igualitaria. Revísese la página oficial del PSUV y encontrará que los Vicepresidentes del partido en cada región, son a su vez los presidentes de las “equilibradas” comisiones electorales. Con el agravante de que estos súper dirigentes están facultados para designar a su antojo, quienes deben ser los miembros de la comisión que sólo él preside. Además bajo el argumento falaz de que en el partido “no existe” la libertad de tendencias, no se va a respetar el derecho a las minorías y a la representación proporcional y se va a imponer como ya lo hicieron en una oportunidad, el método de la uninominalidad pura; lo que implicaría que al militante si lo obligaran a probar ese sapo crudo que por razones de Constitucionalidad, al resto de la sociedad venezolana no se lo hicieron digerir.


Las organizaciones políticas deben prefigurar el modelo de sociedad que se proponen edificar y en este caso, sin darse cuenta la militante y camarada de Falcón, al igual que el coordinador nacional de patrullas, nos obligan a hacernos esta pregunta: ¿Se estará dando muestra del verdadero Estado que algunos obcecados “revolucionarios” quieren construir, omnipotente y patrullero o son exquisiteces de la democracia interna, el derecho a disentir y a existir como corriente de opinión? Sólo el futuro no los dirá; pero estamos obligados a prender las alarmas, porque la experiencia histórica nos recuerda que en la Rusia revolucionaria, existió un Lenin; pero al lado de un Stalin que terminó dirimiendo los conflictos tendenciales del PCUS, hasta con un pico enterrado en la cabeza del camarada León Trotsky.


zabala.douglas@gmail.com


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Douglas Zabala


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