Puerto La Cruz, 20 octubre.- A través de la Organización de Pueblos Indígenas del estado Anzoátegui (OPIA), Maribel Caguana, vice-coordinadora de esta organización, fijó posición al respecto, y fue muy clara: "Esto sólo trae conflictos a los pueblos indígenas con la sociedad no indígena".
Y me refiero al derribamiento de la estatua de Colón allá en Caracas. Pero bueno como lo expresó Maribel, que es una india cumanagoto, no se le presta atención, porque nosotros somos "indios", es decir brutos, y escondido ahí, en el fondo, toda la basura del racismo y de la superioridad racial e intelectual del hombre blanco, el criollo de clara ascendencia euro-norteamericana.
No, señores más revolucionarios que la revolución misma. No se consultó al Consejo Nacional Indio de Venezuela (Conive), la máxima representación de todas las etnias autóctonas del país, la cual agrupa los 34 pueblos indígenas de Venezuela, se ignoró a los líderes indígenas de Venezuela, Tito Poyo (pueblo kari ´ña), Noelí Pocaterra (pueblo wayúu) y otros 32 más. Se tomó una decisión a favor de los pueblos indígenas sin consultar el parecer de los pueblos indígenas. ¿Qué demócratas participativos y protagónicos los carajitos? ¿no?
Bonito el asunto. Igual al lema de la agencia de publicidad golpista, Ars Publicidad, "permítannos pensar por usted".
Porque esa es la hondura del asunto. Resulta que a cuatro jóvenes, digamos de buena voluntad los muchachos, digamos de clase media izquierdosa, de improviso quisieron hacer un "happening" e hicieron una fiesta para celebrar el cumpleaños de alguien, y no sólo no invitaron al homenajeado, sino que ni lo consultaron si les gustaba la fiesta.
No. Jóvenes, no hubo consenso, y las decisiones políticas que ustedes asumieron fue sin consultar al Conive, ni a OPIA, ni a ningún dirigente o pueblo indígena. No consideraron necesario preguntar. ¿Para qué? ¿Verdad? Caray, si sólo son indígenas. Ahí el racismo escondido, subterráneo, solapado.
Y ahora dicen que eso lo hicieron por los pueblos indígenas. No, muchachos, eso lo hicieron por ustedes mismos. Por la vanidad y la soberbia revolucionaria de creerse más chavista que Chávez, más indígena que los propios indígenas.
Y los pueblos indígenas hablan (en su sabio discurso) de convivencia pacífica con la sociedad no india, pues se reconoce la existencia del Otro, el componente de carácter cultural. Algo (consulten el diccionario pues) que se llama diversidad cultural y pluralidad de las culturas.
Así como los pueblos indígenas solicitan respeto y comprensión de la sociedad no indígena, en esa misma dirección están en capacidad de ser respetuosos, compresivos y tolerantes con la sociedad criolla, y eso está muy claro.
¿Por qué los tumbaestatuas no apoyaron públicamente, con grandes concentraciones, las propuesta que hizo el Conive al alcalde de Libertador, Freddy Bernal? No, en su salpullido revolucionario, izquierdoso, consideraron que debían ir más allá que los propios pueblos indígenas, y ese es el error.
En Anzoátegui, otra fue la conducta. OPIA, formalmente solicitó al alcalde bolivariano del municipio Sotillo (Puerto La Cruz), Nelson Moreno, la apertura de una discusión, un gran debate público, donde participe el ciudadano y la ciudadana de esta localidad, para decidir en grandes asambleas populares la pertinencia o no que permanezca la estatura de Cristóbal Colón a la orillas del Mar Caribe, ahí en la Bahía de Pozuelos, y se le dé otro nombre (asimismo) al bulevar llamado Paseo Colón.
El debate está por comenzar, y en él participarán los kari ´ñas (llamados por los cronistas de indias, caribes), cumanagotos y toda la sociedad portocruzana.
Refiere la historia (y finalizo) que al arribar Colón a las costas de Macuro, una delegación de caribes (kari´ñas) se le aproximaba en curiaras para conversar. Entonces a Colón se le ocurrió tocar tambores y hacer que sus marineros danzaran, con la peregrina idea de congraciarse con los indígenas. No fue así, lo que en verdad hizo Colón fue declararle la guerra al pueblo kari ´ña. Sus guerreros (en ese entonces) tensaron los arcos y comenzó la guerra contra el invasor.
Al final de cuentas, lo que se solicita, pues, es respeto para los pueblos indígenas, a su historia, a sus luchas, a su cultura, no de palabras, sino de acciones.