La multiplicidad de idiomas en el mundo puede ser superada a través del estudio y la dedicación

La Torre de Babel

Jueves, 31 de diciembre de 2020.-  La mayor parte de mi infancia y de mi juventud la viví en Las Palmas, una nueva urbanización ubicada entre La Florida y Los Caobos, cerca del colegio La Salle de la Colina y Televisa (hoy día Venevisión), en una Caracas en pleno crecimiento urbano, por allá por la década de los 50s, atrajo a muchos por su clima fresco, teníamos que ponernos sweater en la mañana para ir al colegio.

Para ese entonces, era una zona con abundante construcción de nuevos edificios, que por cierto eran nuestros patios de juego para todos los muchachos que allí crecimos, nos tirábamos desde los primeros pisos a montones de arena y correteábamos con plena libertad por esas construcciones y donde me clavé mas de un clavo, la gente de la Cruz Roja ya me conocía, era un visitante asiduo.

Habían en esa zona de la ciudad cantidad de familias venidas de Italia, España, muchos de Galicia, Portugal, sobre todo de Madeira, uno que otro europeo del norte, alemanes, húngaros, uno que otro gringo, también rusos, suramericanos y muchos venezolanos del interior del país, por esta razón oíamos muchos idiomas diversos.

Para quienes nos criamos y crecimos en esta parte del planeta tierra, en occidente y recibimos una educación que podría llamarse católica, estudiamos en colegios de curas, de monjas o nacimos dentro de una familia religiosa o estuvimos dentro del área de influencia de grupos donde el manejo de las explicaciones míticas de la tradición judeo-cristiana era algo habitual, no nos es extraño la explicación bíblica de la multiplicidad de lenguajes que maneja el ser humano.

Jehová castiga la soberbia del hombre de intentar alcanzar los cielos, la gloria, a través de la construcción de esta inmensa y elevada torre, La Torre de Babel, y crea una barrera comunicacional enorme, dividió el lenguaje común que todos hablaban y de esta forma impidió la coordinación y desarrollo de esta osada y atrevida aventura.

Por ahí iba la cosa y la solución parece que fue efectiva, se logró desmontar lo que alguna vez se consideró estaba unido y comenzó el reino de la incomunicación.

Ante ese castigo divino para algunos, evolución asimétrica para otros, la humanidad como unidad ha intentado infructuosamente y con diversos métodos dar una respuesta unificada ante el reto de restablecer una comunicación, supuestamente originaria y hablar el mismo idioma, manejarse con un lenguaje común que le permita lograr acuerdos y avanzar hacia lo que algunos han llamado la felicidad colectiva de este pequeño planeta del sistema solar.

Claro que los mas fuertes, los grupos humanos mas consolidados, los de mayor mayos avance técnico y político, los imperios de mayor dominio territorial, los que han obtenido un mayor avance relativo, han intentado históricamente, por todos los medios, imponer sus principios y conceptos de lo que debe ser esa denominada felicidad general, sobre todo a través de la guerra, en todas sus diversas modalidades.

Durante siglos diversos imperios intentaron imponer sus lenguajes, prohibiendo expresamente el uso de lenguajes locales o regionales y en ocasiones imponiendo graves castigos, hasta la pena de muerte, a quienes osaran violar esas prohibiciones que buscaban unificar a la fuerza.

Otras veces se hizo un esfuerzo intelectual como lo fue la creación de El Esperanto, idioma que pretendía ser general para toda la humanidad, pero que no tuvo el éxito esperado, aún cuando hay miles de personas que lo siguen estudiando en todo el mundo.

Los norteamericanos a través de su visión imperialista, su desarrollo industrial, su poderosa maquinaria armamentística y su manejo de la guerra y con el uso de un aliado muy valioso, la industria cinematográfica de Hollywood, han logrado avances y el inglés es la segunda lengua para gran parte de los habitantes del planeta tierra.

Es un idioma que debemos aprender ya que muchísima información viene escrita en inglés y podemos comunicarnos con gran parte de los habitantes de muchos países dedicados a su estudio y aprendizaje.

La unidad de la humanidad como género único no deja de ser un sueño de románticos irremediables o de soñadores sin descanso.

Los hechos nos señalan otras rutas y el destino de unirnos se presenta cada vez mas lejano en lo que parece una meta inalcanzable.

Las groseras desigualdades de nuestro mundo contemporáneo pueden dar fe de ello, no solamente hablamos idiomas distintos sino que vivimos al mismo tiempo en realidades distintas, diversas y opuestas.

El hábito de incomunicarnos aparenta estar rabiosamente cosido a la naturaleza humana, muy arraigado y difícil de superar aún con los grandes avances técnicos que se han logrado en materia de comunicación.

Vivimos la extrema contradicción de estar en el mayor desarrollo tecnológico en el área comunicacional conocido por la humanidad y simultáneamente estar asentados en criterios ancestrales de querer imponer nuestros puntos de vista y nuestra visión de la vida a todo el resto de los habitantes de este planeta azul.

Llevando esta contradicción a un ejemplo local, les cuento que una de estas tardes en este soleado diciembre caraqueño, llegué a una cafetería al aire libre donde se respeta la distancia social y observé a cuatro muchachas, sentadas en una mesa, con sus respectivos tapabocas, se veía que conversaban alegremente, no todas, otras mandaban mensajes, pero se comunicaban con personas situadas en otros sitios, estaban reunidas pero no hablaban entre ellas, la tecnología las separaba.

Pero, volvamos a nuestro asunto.

La separación existente entre los distintos países y las diferentes culturas en el mundo actual, no solo se debe a la diferenciación entre los distintos idiomas, a que hablamos lenguajes distintos sino también y en forma muy especial a la concepción que tenemos del mundo, a nuestros valores y a la lectura que hacemos de la realidad que nos circunda, así como a la elaboración de respuestas que tenemos ante los problemas comunes que nos aquejan.

La multiplicidad de idiomas en el mundo solo puede ser superada a través del estudio y la dedicación.

Aunque me han informado que en China y en Japón y en otros países existe un programa que puedes descargar y utilizar en tu teléfono que te permite obtener traducción simultánea y al momento en diversos idiomas.

Creo que aprender el idioma es mas divertido.

El inglés como ya dijimos, el francés, el italiano, el alemán, el español, el ruso, el chino, el turco, el iraní, el árabe, el hebreo, el hindú, el japonés y todos aquellos que se nos escapan, constituyen el puente de comunicación entre sus hablantes y las otras comunidades.

Un viejo amigo, estudioso de los idiomas y sus estructuras, no se cuantos idiomas hablaba, solía bromear y me decía que la primera limitación en el aprendizaje de cualquier otro idioma o cosa que decidiéramos conocer estaba en nuestra cabeza y en el convencimiento que teníamos que no lo podríamos hacer.

Decía: cambia ese concepto por el de que si lo puedes hacer, dedícate y verás los resultados.

Ahí les dejo ese buen consejo, parece que aprender un nuevo idioma también ayuda al cerebro a mantenerse en forma, además de la fuente de conocimiento que nos proporciona, del torrente de información que nos abre, que es incalculable.

Así que a estudiar… Carajo.

!!!!!! Feliz Año Venezuela !!!!!!!



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Luis Enrique Sánchez P.


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