La salud en la República Bolivariana de Venezuela en terapia intensiva

No hay duda que este Gobierno revolucionario, no solo ha tenido la intención sino que ha hecho grandes esfuerzos por revertir el espantoso estado de deterioro de nuestro sistema de salud, causado por los gobiernos de AD y Copei, intencionadamente y con el único objetivo de privatizarla, lo cual lograron al final de sus mandatos, y las consecuencias las estamos padeciendo en la actualidad el pueblo venezolano. Pese a que el Gobierno Revolucionario, ha dado pasos importantes en rearticular el sistema nacional de salud, creando los Barrios Adentro, CDI, SRI, Clínicas Populares, retomando las jornadas de vacunación, invirtiendo en la recuperación de la planta física de los hospitales públicos, aumentando los salarios de los médicos/médicas, odontólogos/odontólogas, enfermeras/enfermeros, entre otras acciones; el deterioro causado es de tal magnitud que, pasada una década de Revolución Bolivariana, todavía la crisis de la salud persiste en nuestra República Bolivariana de Venezuela y para muestra un botón que voy a compartir con ustedes.

En días pasados, a un compañero trabajador estando en su casa compartiendo en familia, días antes del día de las madres, le ocurrió el infortunio que a su señora madre le diera un ACV, en su desesperación conjuntamente con su padre y hermanos salieron con la paciente en búsqueda de atención médica, dirigiéndose de inmediato hacia los hospitales más cercanos a su residencia, no pudiendo ser atendidos en esos centros hospitalarios que les arguyeron como argumentos no contar con camas aptas para darle la debida atención. Ante la desesperación de no encontrar atención, se vieron obligados a acudir a una clínica privada ubicada en la parroquia de Catia, donde después de verificar que contaban con el correspondiente seguro HCM, les dieron atención y de inmediato la pasaron a terapia intensiva, pues el infarto fue muy severo. Pasados dos días, ya la clínica se había comido los 26 mil BsF de cobertura que tenía el seguro del compatriota trabajador, desde allí comenzó su calvario, pues los interlocutores de la clínica al verles su forma de vestir preveían que este humilde trabajador no les pagara los 10 mil BsF que era lo que estaba costando la atención diaria de su señora madre, ya comenzaban a sugerirle que viera a donde podría trasladar la paciente, así como se lee, el capital no tiene clemencia o pagas o te vas, así funciona.

Por fortuna, nuestro compatriota trabajador conocía de la existencia de una fundación dependiente del Banco Central de Venezuela que prestaba su ayuda en casos especiales, sobre todo en el ámbito de la salud, dependiente de la Presidencia del banco; a ellos acudió en busca de ayuda, encontrando en el BCV una respuesta afirmativa a sus necesidades de atención, pues bien, esa Fundación asumió, de inmediato, los gastos de la paciente; mientras, se diligenciaba su traslado a otro centro de atención pública. Esta sola medida, alteró las agallas de los dueños de la clínica, el BCV, allí están depositados las cuentas de la República, nos imaginamos que hasta cobrar en dólares les habrá pasado por las mentes de los dueños de ese capital llamado clínica privada. Los hechos posteriores dan cuenta, sobre la vigilancia estricta que desde esa Fundación se llevaba sobre la paciente, aparatos facturados que no estaban colocados en el cuarto de la paciente, reclamos van, reclamos vienen, todavía el compatriota trabajador no encontraba otro recinto de la salud que admitiera su señora madre. Pasados 4 días, desde que ingresara a la clínica, un nuevo infarto marcaría el desenlace definitivo de la paciente, la clínica se hacía la loca, no advertía de lo dramático de lo ocurrido, por fortuna la Fundación del BCV cuenta con personal especializado que se trasladaba a la clínica y verificaba el estado real de la paciente diariamente; al quinto día, ya los médicos de la Fundación después de evaluar la paciente, daban su diagnóstico definitivo: muerte cerebral, motivo por el cual, no seguirían cancelando más atención; a quién, a un cadáver?, la clínica por su parte, tratando de estirar sus ganancias sobre el cadáver ya, de la madre de nuestro compatriota trabajador, cada nuevo día eran 10 mil BsF que se añadían a la factura, intentaba distraer a los familiares.

Así transcurrieron los últimos días de la señora madre de nuestro compatriota trabajador, quien al fin de cuentas no pudo conseguir atención médica en los hospitales públicos quienes les negaron su acceso a la salud, mientras que la atención privada capitalista, después de rasparle su seguro, HCM, pretendieron hacer lo mismo con los recursos de la Fundación del BCV para la atención social de nuestro pueblo necesitado; valga decir, navegando entre la insensibilidad de nuestros servicios de atención públicas y la voracidad capitalista de las clínicas privadas, donde el único recurso que nos queda como pueblo, es la muerte. Falta mucho por hacer realidad la vigencia del derecho a la salud en esta, la República Bolivariana de Venezuela, no bajemos la guardia, es una batalla de todos/todas.


henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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