Reconocimiento y respeto. Los estudiantes de estudios jurídicos (derecho) de la universidad Bolivariana de Venezuela, Misión Sucre, tenemos una carga curricular que abarca todos los aspectos que esa materia de estudios contempla tradicionalmente y, el agregado muy importante de la sensibilización social y humana, en la procura de la justicia para todos los ciudadanos sin distingo de raza, credo o estrato social (propio del capitalismo discriminador). Desde antropología del derecho - derecho romano - pasando por los diferentes tópicos hasta el derecho penal elemental, civil, mercantil, procedimientos especiales y ordinarios, etc. Son cinco años de estudio presencial diario, los cinco días de la semana; con la suerte de contar con un staf de facilitadores o profesores, con mística y responsabilidad en el cumplimiento de su deber, quienes además de instruirnos en el tema especifico, nos iluminan con sus experiencias profesionales de mucho valor pedagógico y conocimiento profesional
Nuestro grado definitivo es el de Abogados de la República Bolivariana de Venezuela. No de licenciados (no es que se desprecie la licenciatura, como un titulo honorable, es el caso que no es nuestro grado nada más) como algunas malsanas opiniones pretenden sembrar como distorsión maligna. Nuestra carga curricular completa, está avalada por el Ministerio de Educación Universitaria, no por una academia o tecnológico, somos estudiantes de una universidad, que se caracteriza por poseer una nueva visión de educación humanista y respetuosa de la calidad y cualidad que debe tener el nuevo profesional del derecho, más allá de lo mercantil. Nuestro aprendizaje incluye la andrago - pedagogía, en reconocimiento de las enseñanzas que la experiencia de la vida nos da en el quehacer cotidiano y que sumada a las unidades curriculares exigentes, sirven de fortaleza al conocimiento de la materia. Estamos siendo formados con criterios que se distancian de la mera visión mercantilista con que la educación tradicional formó a sus profesionales en los últimos tiempos, alejados de la función social y derechos colectivos del pueblo
Inseguridad: ¿Qué explicación puede haber, cuando en los medios de cualquier tendencia política, aparecen notas de prensa que relatan la captura de uno o varios delincuentes con amplio record policial, de varios muertos, robos, secuestros o violaciones, en secuencias ininterrumpidas y siguen en la calle? Veo diariamente en la prensa de mi estado, por ejemplo, como algunos individuos son detenidos por asesinato u otros delitos graves y al poco tiempo están en las calles cometiendo otras fechorías, por las cuales vuelven a ser detenidos y vuelven a ser devueltos a las calles nuevamente, en una especie de circulo vicioso de delinquir: ser detenido y de nuevo a la calle a seguir la ronda interminable de inseguridad
Hay tres cosas que pueden ser deducidas aquí: una. Que los expedientes mencionados son falsos y que por lo tanto solo se inventan prontuarios para justificar la detención ilegal de un ciudadano. Dos. Son ciertas las violaciones legales descritas, pero hay un interés manifiesto de los sectores que deben aplicar la justicia en mantener a esos delincuentes en las calles actuando a sus anchas. Tres. Existe un gran negocio económico con la no aplicación de la justicia. De ser así, la inseguridad se debe atacar a) también no solamente con la prevención – elemental --, b) con la detención y aplicación de la pena correspondiente al delito cometido y c) con el control estricto de las decisiones judiciales que devuelven a la calle a quienes no lo merecen por ley, es decir hacer un seguimiento de los jueces y fiscales que en determinados juicios, no deciden o actúan, - según corresponda - conforme a las pruebas y los delitos, si no que se valen de subterfugios y mañas de instrucción de expedientes u otros, para acordar libertades no merecidas, allí empieza la ruta de la inseguridad, por la vía de la impunidad.
¿Alguien desconoce esa realidad? ¿Corresponde la solución solamente al gobierno o, a toda la sociedad? Se trata de unir esfuerzos y cumplir cada cual su función, enfrentando los intereses que se benefician de ese gran negocio que es la delincuencia y que tiene miembros en todos los estratos sociales. Cada vez que se asume una decisión seria para atacar ese flagelo y lo que hacemos es descalificarla, somos cómplices. Somos egoístas y sectarios, cuando solo actuamos y exigimos soluciones en el momento que esa inseguridad nos afecta. Es una sucia jugada convertir la inseguridad y el crimen en un arma política. En la medida que se fortalezca, en esa medida rebasará los controles y entonces estaremos definitivamente a su merced.
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