En las cárceles del imperio están secuestrados cinco revolucionarios de los de verdad, de aquellos que dan su vida por la humanidad sin pedir nada a cambio. Se les acusa de cualquier excusa, no importa, en realidad se les cobra pertenecer a un pueblo heroico que a 90 millas del imperio más poderoso y cruel que ha existido, decidió sacudirse el yugo y emprendió un camino de redención que es guía para la Humanidad.
Ellos están secuestrados por ser cubanos revolucionarios, eso es un alto delito para el imperio, y se lo cobran con crueldad. Esos cinco muchachos nos representan a todos nosotros, allá con ellos están secuestrados todos los revolucionarios del mundo, la Humanidad honesta, y también la esperanza, allá junto a ellos se encuentra encadenada la causa del Socialismo.
En estos días esos hermanos cumplen 12 años en las cárceles imperiales, el tiempo ha pasado y ellos dignos, inmensos, crecidos, siguen presos. Es hora de hacer un alto en el camino, revisar lo hecho y repotenciar la lucha. Es tiempo de “temblar de indignación”.
Es hora de elevar el nivel de la batalla por su libertad, no podemos acomodarnos, acostumbrarnos, aceptar esa prisión como algo soportable. Es necesario que inventemos nuevas formas de lucha, que nos salgamos de lo convencional, que se sienta la fuerza de la lucha por la libertad de unos hermanos entregados a la causa noble de la Humanidad.
Es necesaria la iracundia de la fiera despojada de sus hijos, los cinco son una herida en el honor de los pueblos del mundo, y de los pueblos de este continente.
Sólo si el imperio siente el rugir de las masas podremos rescatarlos. Cada acción de los revolucionarios del continente, de la Humanidad, de los gobiernos del ALBA, debe incorporar la protesta por la libertad de los Cinco. El tema debe llevarse a todos los escenarios, relacionarlo con todas las actividades de la vida, que el imperio sienta la indignación de gobiernos y pueblos por esa injusticia.
Convirtamos el número Cinco en símbolo de rebeldía y de solidaridad, en una condecoración de orgullo, llenemos las ciudades de Cinco, que todos los hombres de buena voluntad porten el Cinco con el orgullo de los que son solidarios con una causa noble y justa.
Que los obreros se pronuncien, hagan actos, manifiesten su temblor frente a la injusticia, y expresen su carácter internacionalista, que los obreros de Guayana, de la petrolera, de Oriente, de Occidente, manifiesten su ira de mil maneras, que los barcos suenen sus sirenas, que las fábricas toquen sus pitos, que las iglesias oren por los Cinco, que los paros simbólicos a favor de los Cinco se hagan rutina.
Millones de cartas de solidaridad con los Cinco Héroes, que cada uno de nosotros adopte a uno de ellos y se importe por su vida de prisionero, se preocupe por conocerlos, que cada uno de ellos tenga millones de padrinos y que la causa del Socialismo se exprese en la lucha por su libertad.
¡Chávez es Socialismo!