Mis queridos lectores, de una
manera totalmente casual me enteré que la señora Blanca Montoya
había escrito una réplica a mi artículo “La doble moral del imperio
y del contra imperio también” (http://www.aporrea.org/tiburon/a132238.html), titulado - Réplica al artículo
de Hernán Luis Torres Núñez "La doble moral del imperio y del
contra imperio también" (http://www.aporrea.org/internacionales/a132269.html). En primer lugar, debo agradecer
a la Sra. Montoya que se haya tomado la molestia y el trabajo de escribir
un artículo refutando el mío. Debo decir que me encanta el debate
y la controversia como un medio muy eficaz de mantener las neuronas
en buena forma.
La Sra Montoya inicia su artículo
señalando: “No voy a referirme a la opinión que expresa sobre el
entrevistado de Vanessa Davies sino a algunas de sus opiniones con las
cuales estoy en desacuerdo porque no se apegan a la verdad y porque
carecen de una visión realista y ética del escenario que se presentó
en Libia en los último meses”. Por supuesto que la Sra. Montoya no
puede decir nada sobre la opinión que expreso sobre el entrevistado,
porque no me refiero a él de ninguna manera, sino a los argumentos
que esgrimió. Basta leer mi artículo para darse cuenta que lo digo
es la absoluta verdad, por lo tanto, la Sra. Montoya se equivoca al
hacer tal señalamiento.
La señora Montoya ataca mi
posición de poner en duda lo que decía el entrevistado de la periodista
Vanessa Davies cuando argumentaba que los opositores de Kadaffi era
un grupúsculo de ratas mercenarias y traidoras. Y me ataca por decir
“aparentemente eso no es cierto”. Quiero señalar que el entrevistado
de la periodista Davies no aportó ninguna prueba concluyente de que
el movimiento contra Kadaffi fuera un grupúsculo.
La señora Montoya señala
que yo no vi las multitudes en la Plaza Verde a favor de Kadaffi. Todos
sabemos que unas imágenes de una concentración que veamos por la televisión
no son suficientes para afirmar que existe una mayoría abrumadora.
Así que su argumento tenemos que agarrarlo con pinzas también, a no
ser que ella haya estado de cuerpo presente en Libia.
Ella critica que yo le haya quitado valor al ofrecimiento de Kadaffi de negociaciones y elecciones libres cuando estaba con la soga al cuello. La Sra. Montoya dice que ese ofrecimiento de Kadaffi fue para evitar las 70.000 muertes que hubo y no para salvarse él. Aquí si la cosa se pone buena, la Sra. Montoya le leyó la mente a Kadaffi, tenemos una vidente entre nosotros. Me acusa de falta de objetividad y saca del sombrero un conejo como éste, me gustaría saber como me puede demostrar ella que eso estaba en la mente de Kadaffi. En todo caso, lo importante es preguntarse ¿por qué no hizo ese ofrecimiento cuando estaba cómodo en el poder y su cabeza no corría peligro?
Ahora analicemos la cifra de muertos que da la Sra. Montoya de 70.000. Libia tiene una población de 6.597.960, de los cuales 2.124.000 son hombres entre 15 y 64 años, digamos que están en capacidad de pelear. Supongamos que el 70% apoyara a Kadaffi, o sea un millón y medio de hombres apoyarían a Kadaffi. Además, es de suponer que dentro de los 70.000 muertos también cayeron opositores a Kadaffi, digamos unos 10.000. La Sra. Montoya asegura que: “Las imágenes de cómo quedó la ciudad de Sirte dan cuenta de que sus partidarios sí lo apoyaron hasta las últimas consecuencias, si hubiera sido un "grupúsculo" Sirte no habría sido bombardeada tan brutalmente ni hubiera quedado en ruinas sino que rápidamente lo hubieran vencido.” Como hemos visto en un análisis matemático muy simple, si a Kadaffi lo hubiera apoyado el pueblo “hasta las últimas consecuencias” como afirma la Sra. Montoya habría habido cientos de miles de muertos. Cabe destacar que según lo que he investigado, el ejército libio contaba con 50.000 hombres ¿Qué pasó con ellos, pelearon o no hasta las últimas consecuencias por su líder? ¿No les parece lógico tener dudas acerca del apoyo mayoritario a Kadaffi, y hasta las últimas consecuencias, como asegura la Sra. Montoya sin aportar ninguna prueba?
La Sra. Montoya hierve de la indignación cuando hablo de Kadaffi como dictador y lo comparo con Sadam Hussein. En primer lugar, alguien que llega por medio de un golpe militar y luego se queda en el poder desde la década de los sesenta hasta el 2011, sin mecanismos democráticos que permitan establecer que se mantiene en el poder por la voluntad popular, creo que difícilmente se le puede llamar un gobernante democrático. Con respecto a Sadam Hussein, compartía con Kadaffi el mismo carácter no democrático de su gobierno, y aunque la Sra. Montoya no lo quiera mencionar, no olvidemos que el partido gobernante en Irak era el partido socialista árabe Baath (socialismo de ese tipo y socialistas así, de verdad yo no los quiero).
En su artículo la Sra. Montoya hace referencia al siguiente pasaje del mío, cuando escribí: "no podemos seguir apoyando regímenes de partido único, sin libertad de prensa, elecciones libres y sin que los ciudadanos puedan salir y entrar libremente del país". Frente a esto, ella dice: “otra trampa, ¿de qué país en específico está hablando y en qué momento histórico?” La Sra. Montoya aquí hace gala de ingenuidad, ella no tiene ni idea de a quien me refiero, y ella misma se enreda con eso de “en que momento histórico”, ella sabe perfectamente que me refiero al socialismo del siglo XX que se derrumbó con el Muro de Berlín, y de las sociedades socialistas que sobreviven como Corea del Norte y Cuba. Como dicen los mexicanos “ándele Montoya no se haga”.
En otra parte la Sra. Montoya dice: “Antes de juzgar políticamente a un país, habría que conocer a fondo la cultura de que se trata y su historia y no pretender que la visión de gobierno que uno tiene es la única que puede ser democrática, ni la que debe imperar en todos los países del planeta, eso no es democrático. Necesitaríamos saber primero, y a ciencia cierta, cual es la voluntad de la mayoría de los libios.”
Esto si está bueno de verdad, se la ha pasado defendiendo que la mayoría estaba con Kadaffi para terminar diciendo esto, entonces Sra. Montoya usted no sabe de que lado está la mayoría en Libia, y es lógico, sólo si tenemos elecciones libres podemos saberlo, cosa que los libios no tenían con Kadaffi. Porque si hubiera sido un régimen democrático, usted podría batirme en la cara que el Presidente Kadaffi había ganado las últimas elecciones con X porcentaje.
También, la Sra. Montoya relativiza el valor de la democracia, diciendo que la misma debe adaptarse a la cultura. Pues no, para mí la democracia política debe verse como una cuestión de derechos humanos, por encima de cualquier connotación cultural, religiosa o étnica. Estoy casi seguro que la Sra. Montoya debe estar de acuerdo con la emancipación de la mujer en las sociedades musulmanas, aunque esto vaya en contra de la tradición, las costumbres y la religión. ¿O usted va a relativizar los derechos de la mujer a la cultura de cada país, como lo hace con la democracia política?
Luego, la Sra. Montoya hace gala de lo que yo llamo la doble moral del contra imperio al afirmar lo siguiente: “Cuando dos fuerzas se confrontan hay que poner en la balanza cuál de ellas está cometiendo el mayor crimen y apoyar a la que ofrece una salida política, no a la que se pronuncia por un genocidio y un magnicidio. En este caso, sin dejar de ser crítico, el no prestar apoyo a Kadaffi representa, irremediablemente, prestárselo al imperio y a la OTAN.” O sea, se trata de elegir entre dos crímenes, entre dos criminales y ponerse del que nos parezca menos criminal, claro sin dejar de ser críticos, no se a que se refiere porque ella sólo ha alabado a Kadaffi sin una pizca de sentido crítico. Es decir, cerremos los ojos a las atrocidades de nuestros aliados y veámoslas como deslices menores, porque allá si está el enemigo criminal. Pues no, Sra Montoya, crimen es crimen venga de donde venga, y una moral acomodaticia no es moral ninguna.
Por último, la Sra. Montoya señala refiriéndose a Kadaffi: “Tomando en cuenta lo que sabemos de su vida y sus luchas, a través de los medios de comunicación que existen, lo bueno y lo malo, Kadaffi está lejos de haber sido un "sátrapa oriental", un "dictador" o un "tirano", y se acerca mucho más a ser definido como socialista, patriota y mártir.”
Lo que sabemos es que accedió al poder por un golpe militar derrocando una monarquía (aquí si la Sra. Montoya no sale a defender el régimen monárquico producto de la tradición y cultura árabe), que se mantuvo en el poder sin establecer mecanismos democráticos que demostraran que contaba con el apoyo popular, que estuvo involucrado en la voladura de un avión de pasajeros, que no vivía de una forma ascética, que desde hacía un tiempo, viajaba a Europa y se abrazaba y besaba con Berlusconi y Sarkoszy con un hipocresía compartida.
Si algún día, se hace un panteón para los mártires, patriotas y socialistas, no me gustaría que salvador Allende, presidente patriota, socialista, democrático y mártir, tuviera de compañero a Kadaffi.
Para mi ser socialista es tener una sola moral, no una acomodaticia, es ser defensor de la democracia política como un valor superior, un derecho humano incuestionable y universal, reconocer que la igualdad en materia de educación, salud y alimentación debe combinarse con la libertad política y el ejercicio democrático y que no podemos sacrificar una cosa por la otra. Pareciera ser que muchos no han entendido, que el derrumbe del bloque socialista del siglo XX se debió en parte a la falta de libertad política, a pesar de haber conseguido niveles de igualdad para su población en lo económico.
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