Más que para expiar culpas, de poco vale para la vida, la búsqueda de los sicarios que asesinaron a Sabino Romero; el gobierno sabía y sabe quiénes son porque Sabino se los dijo. Mataron a un ser humano quizá más venezolano que la mayoría de nosotros, que hizo de la lucha por la tierra su razón de existir y de ser: “Mi papá nos decía que el Yukpa, que es de verdad Yukpa, nunca se va de su territorio y debe luchar por él así le cueste la vida”. Y le costó la vida, ahora es un mártir, como mártires también son los asesinados por sicarios de los terratenientes Felipe Romero, Carmen Romero y José Vicente Romero, asesinados el 02 de febrero de 1995; Arístides Maikish (septiembre 2005), José Manuel Romero (abuelo de Sabino, asesinado a palos el 22 de julio de 2008); Alexánder Fernández, José Luis Fernández y Leonel Romero (junio 2012).
Todos lo sabíamos, Sabino Romero era un amenazado de muerte, ¡pero no hicimos lo suficiente para impedir que lo mataran! Con ese plural me refiero, crítica y autocríticamente, a los órganos del Estado Nacional, al gobierno regional, a mí mismo, al PSUV, a su propia gente; lo mínimo era mantenerlo protegido aún si él se oponía; cuántos funcionarios andan con guardaespaldas por el solo hecho de serlos ¡y qué poco arriesgan! Incluso “camaradas” que no tienen ninguna responsabilidad de gobierno son acompañados por personas armadas ¿A qué le temen?
Sabino conscientemente arriesgaba su vida por el derecho de su gente a la tierra arrebatada por la oligarquía terrateniente desde que los españoles invadieron nuestra América, que hoy también pretende explotar minerales ricos y codiciados por el capital internacional como son el carbón y el coltan. Sabino sabía de las consecuencias de tal riesgo, confiaba en que el Estado resolvería la lucha por la demarcación del territorio que le corresponde al pueblo Yukpa. La lucha de sabino era histórica porque histórica es la confrontación de clase: la batalla entre los ricos terratenientes y los campesinos pobres. La profundizó a partir de la prédica, ejemplo y valentía del camarada Presidente, sabía que en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en la Ley de Tierras estaban las razones jurídicas y que en la movilización de su pueblo las razones políticas. ¿Por qué el Estado a través de los órganos competentes no ha resuelto la fundamental causa del asesinato de Sabino? ¿Qué intereses se protegen y defienden? Sabino viviera si el Estado hubiera asumido su rol revolucionario, pero el burocratismo parece más eficiente.
Sabino era un revolucionario, asumió con una valentía que alecciona su tarea dentro de este proceso bolivariano; igual pasó con Danilo Anderson, el Fiscal Valiente; también con las casi cuatro centenas de campesinos asesinados, y poco hicimos y hacemos para evitar la muerte de tantos revolucionarios. ¿Qué revolución es esta que no protege a quienes hacen la revolución?
La vil muerte de Sabino debe ser la última que ocurra en este proceso sin que haya una respuesta contundente del movimiento popular y del Estado, ya es hora de profundizar la lucha, no puede ser que la oligarquía tenga más poder que los órganos de gobierno y que el pueblo organizado; sí es así no queda otra que pensar en una abierta confabulación para intentar destruir a la Revolución Bolivariana y en la descarada anuencia de funcionarios gubernamentales que defienden intereses de la burguesía. Ya basta de sólo discursos, de buenas intenciones, de ser reactivos; es tiempo de profundizar en la ofensiva y ello es tarea indeclinable, ineludible, intransferible del movimiento popular.
Si no se resuelve la causa de la muerte de Sabino, como es la demarcación de las tierras para el pueblo Yukpa, su muerte habrá sido inútil y nosotros, gobierno, traidores a la Revolución que decimos encarnar. Es tiempo de profundizar la revolución.
¡Ahora es el tiempo del pueblo!
*Diputado Principal AN/Psuv-Portuguesa
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