Desde los tiempos salomónicos, en todo juicio intervienen como mínimo 2 partes, 2 querellantes, el demandante y el demandado, al lado de sus respectivos testigos defensores y acusadores.
Actualmente, liberados como nos hallamos del Puntofijismo del siglo XX, observamos que mientras el gobierno y sus medios de comunicación hacen acopio diario de toda la información mediática nacional e internacional, de la derecha y de la izquierda, y a este acopio lo divulgan casi con pelos y señales, tanto los de los medios de la derecha y de la ultraderecha, nacionales e internacionales, como asimismo el del esumen informativo de los medios oficiales que resultan obviamente justificados.
Por el contrario, la derecha y la ultraderecha, nacionales e internacionales, sólo acopian sus propios medios que en común informan exclusivamente acerca de lo posiblemente negativo del gobierno que aspiran derrocar por vías extraelectorales, pero, majaderamente se dedican a magnificar supuestas fallas en lo económico[2], en lo cultural, en lo político, en lo diplomático, en lo religioso, es decir, que sólo van a un juicio mediático donde sólo aparecen ellos como jueces demandantes y víctimas junto a sus testigos tarifados, sus abogados y abogaduchos, pagados unos y tartufos lo otros, pero cuidándose de no citar a juicio a ninguna de las obras ni de los crecientes millones de defensores de la gestión gubernamental.
Un juicio informativo así no tiene gracia, no es un juicio es una defensa a secas de sus personales derechos, de sus perjuicios sufridos de parte del Estado actual que lógica, racional y necesariamente le puso un parao a todos esos viejos y centenarios privilegios nacionales que les han permitido vivir de lo lindo, usufructuar para sí los recursos del Estado y dejar a la buena de Dios al resto de los venezolanos quienes hoy por primera vez se limpian su ano, por primera vez saben y sabrán lo que es una vivienda propia e insecuestrable, usar unos muebles de paquete y no cachivaches recogidos en los basureros que era lo que se usaban los ex pobres antes de la llegada de la presente y nueva Admón. Pública.
La explicación a esta mediática chucuta, unilateralista y desjuiciada es que ahora sí estamos enfrentados ante el poder de tradición colonial aburguesado durante los años del pasado siglo, con intereses familiares excluyentes que claman al cielo por el retorno unilateral de esos privilegios perdidos, irremediablemente perdidos.
Por eso y más, afirmamos que los escuálidos no van a juicio porque sus querellas no son judiciales, sino clasistas, y los juicios de clase se ventilan extrajudicialmente en luchas directas entre la derecha agonizante y la izquierda emergente.
14/06/2014
[1] Digamos: contienda judicial entre dos o más partes, sg. Guillermo Cabanellas, Diccionario de Derecho Usual.
[2] Esas fallas económicas son perfectamente atribuibles a los capitalistas interesados en tumbar el gobierno porque consideran que, por ejemplo, producir un kg de azúcar adicional sería beneficioso para el gobierno, y porque además jamás han sido empresarios productivos, sino parasitarios rentistiopétrtoleros.