Editorial
Mucho se ha escrito sobre el Carupanazo y el Porteñazo, hechos ocurridos en la década de los 60. Fueron las dos primeras rebeliones cívicos-militares insurgentes en contra del régimen opresor de Rómulo Betancourt, en la IV República. Dentro de esas historias escritas, hay quienes piensan que el Carupanazo y el Porteñazo abrieron la puerta al 4 de febrero. El propio Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías habló, en vida, de esas gestas, como precursoras de una nueva visión cívico-militar, marcado por su desprendimiento y por su amor a la Patria de Simón Bolívar.
Aquellos jóvenes oficiales y suboficiales, iluminados y motivados por un gran amor patrio, sufrieron largos años de prisión, torturas y vejámenes. Hoy día, los pocos sobrevivientes, ya rondan los 80 años promedio de edad. Por lo que en vida, esperan los buenos oficios del Ministro del Poder Popular para la Defensa, Vladimir Padrino López, para que seamos honrados en vida, como un reconocimiento que el propio Hugo Chávez tenía en mente.
1. “Reconozco el sacrificio de ustedes”
Después de haber salido de Yare, el Comandante Chávez viajó a Cuba, y al regreso visitó a Puerto Ordaz. Tuve la suerte y la dicha de entrevistarlo para el periódico ”El Guayanés” en 1989, donde me confesó, con mucha alegría, una vez que supo que yo había participado en “El Porteñazo”, “Ustedes son unos héroes. Fueron una de las inspiraciones para que nosotros le diéramos continuación a esa gesta revolucionaria. Yo, ingresé a la Academia Militar el 8 de agosto de 1971, es decir, 9 años después de las rebeliones cívico-militares del Carupanazo y el Porteñazo, a pesar de mi juventud llevaba en mi corazón sembrada la buena semilla que plantaron en esa inolvidable fecha”.
Ante una pregunta mía, sobre el Proyecto Bolivariano, el Comandante Chávez, fue enfático al respecto: “Mira negro, el Proyecto Bolivariano se nutre ideológicamente de todo cuanto hicieron nuestros héroes, pero en especial de la gesta bolivariana y del pensamiento profundo de Simón Bolívar, que quedó sembrado a todo lo largo de los pueblos bolivarianos. Pero también nos nutrimos con la pasión del pensamiento de Ezequiel Zamora y de Simón Rodríguez. Nuestro movimiento se nutre de esta trilogía, pero no dejo de reconocer que los movimientos de Carupano y Puerto Cabello, plenos de lucha y de calor de pueblo, son y serán precursores de las luchas que están por venir. La historia habrá de reconocer el sacrificio de los oficiales de estas dos rebeliones”.
2. El Comandante General de la Armada
Fragmento del discurso del Comandante General de la Armada Bolivariana, Almirante Jairo Avendaño Quintero, con motivo de el homenaje que se les ofreció a los sobrevivientes de El Carupanazo y El Porteñazo, en La Escuela Naval el 8 de diciembre de 1914.
“Los movimientos revolucionarios de 1962 constituyeron la encarnación de una voluntad política discrepante contra una forma de gobierno consolidado con el Pacto de Punto Fijo, caracterizado por la represión, la exclusión y el sometimiento periférico imperial. Tal y como lo manifestó nuestro Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, cito: …Las insurgencias militares de signo patriótico y revolucionario, El Carupanazo y El Porteñazo, en la sexta década del siglo pasado, abrieron una brecha histórica, y a pesar de que ambas rebeliones fueron sofocadas brutalmente por la democracia burguesa, había quedado el surco para la semilla. De allí venimos nosotras y nosotros…”
Y concluye el Almirante Avendaño Quintero: “Estos movimientos tuvieron una motivación ideológica fundacional de los principios rectores de la Carta Magna, y del movimiento revolucionario, es por ello que es necesario reconocer en vida a los líderes de “El Porteñazo” y “El Carupanazo”. Las reivindicaciones de estos hombres tiene una pertinencia política incuestionable y un mensaje único: el reconocimiento al mérito que hace la revolución a sus más conspicuos defensores y representantes a lo largo de la historia bolivariana del país”.
3. El Capitán Víctor Hugo Morales en VEA
Fragmento de un artículo publicado recientemente en el diario VEA, cuyo autor es el Capitán Víctor Hugo Morales, ex parlamentario y héroe de El Porteñazo. Helo aquí:
“La vida política del grupo de marinos, sobrevivientes de las rebeliones cívico –militares ocurridas en las ciudades de Carúpano y Puerto Cabello en mayo y junio de 1962, constituye un ejemplo de constancia y fidelidad a los principios revolucionarios que los llevaron a insurgir, puesto que son demasiado conocidos los antecedentes del gobierno de Punto Fijo que, luego de varios decenios de divorcio de una política patriótica, social y soberana en lo internacional, condujo también a las rebeliones cívico-militares del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992.
Conocidas son también las circunstancias que estos militares afrontaron los años en que fueron prisioneros del gobierno “puntofijista”, cuando “viajaron” esposados a lo largo de varias cárceles: Maturín, “Batallón Carabobo”, Ciudad Bolívar, Maracaibo, Cuartel San Carlos, Trujillo, hasta caer en el tenebroso campo de concentración de la isla del Burro, conocido por las infames condiciones sanitarias y el represivo régimen imperante. Fueron años en que nada los doblegó, ni tampoco a sus familiares, que soportaron el grosero trato carcelero, además de los peligros sufridos por ancianos, mujeres, niños en las vetustas y endebles barcazas que los trasportaban hacia el penal. La salida de la cárcel apenas fue una libertad a medias, puesto que durante años vivieron en una especie de ostracismo político institucional, soportado con dignidad jamás doblegada, hasta que llegó el ansiado 4 de febrero de 1992 y Venezuela, pese a las vicisitudes vividas hasta el día de hoy, se encamina a paso seguro al futuro señalado por los patriotas de los años 1962, 1992 y 2002, al incorporarse con decisión a la campaña del hermano Hugo Rafael para contribuir en algo a su triunfo en la elección presidencial de diciembre de 1999.
Entrados ya en un cúmulo de años, podría pensarse que les llegó la hora del “Reposo del Guerrero”, pero nada más incierto puesto que, sin pensar un segundo el peligro para sus vidas y la seguridad de sus familias, en una u otra forma afrontaron los peligros de los dramáticos días del “golpe de abril”, el paro petrolero, las “guarimbas del 2003, del 2004, el macabro plan de múltiples crímenes que tenían los paramilitares, cuando su objetivo fundamental era asesinar al Presidente Hugo Chávez. Han trascurrido 53 años desde los históricos 4 de mayo y dos de junio de 1962, ¡tantos!, al extremo de que uno de los sobrevivientes sobrepasa la década de los noventa, dos se acercan a los noventa y el resto sobrepasan en unos cuantos años la década de los setenta, agregando a ello que el promedio de edad es la increíble cifra de 82 años. Todos con el vigor de cumplir cuanto sea necesario en la defensa de lo que a nuestro pueblo ha costado ganar.
En lo personal están inmensamente agradecidos por los homenajes y distinciones recibidas de manos del Comandante de la Armada, del Alto Mando Naval y en general por el trato fraternal de cuantos marinos han tenido el honor de conocer. Solo queda añadir que, si existe algún proyecto complementario para favorecerlos, esperan que ello sea cumplido dentro del tiempo que les queda de vida, puesto que de nada valdría recibirlos Post Mortem, cuando ni siquiera habría viudas para disfrutarlos. Con pleno orgullo se puede decir que el historial de esas vidas constituye un ejemplo pocas veces igualado en cualquier movimiento revolucionario: unidos en la acción, hermanados en la cárcel, solidarios en el infortunio, fundidos en la consolidación de la Revolución Socialista, Bolivariana, Antiimperialista, unidos en el recuerdo del Comandante Eterno, el hermano Hugo Rafael Chávez Frías, y con briosa decisión en la defensa del gobierno del Presidente Nicolás Maduro”.