¿De quién es la culpa?

¿De la devaluación? La banca internacional.

¿De la inseguridad personal?  Los modelos extranjeros.

¿De la pésima programación de nuestras televisoras? La transculturización.

¿De la escases? Los bachaqueros.

¿De la falta de papel periódico? El acaparamiento editorial.

¿De la detención de “turistas” en Haití? La bota imperial.

¿De la desaparición de Alcedo Mora? No sabe, no contesta.

¿De los altos costos de la canasta básica? El derroche del pueblo al comer.

¿De las colas para comprar alimentos? Las neveras llenas.

¿Del abandono de las Aldeas Universitarias en Carabobo? Ameliach es inocente.

¿Del asesinato de Alcedo Mora? No le hagas el juego al enemigo.

¿De la falta de juicio a los asesinos de la masacre de febrero y marzo del 89? Media vuelta y firme.

¿De la falta de insumos médicos? Mandrake El Mago.

¿De la suciedad en la calles de Caracas y Valencia? La gente camarada.

¿De la posible quiebra de Aceites Diana? Los triglicéridos.

¿De la falta de Gobierno? La oposición.

¿De la falta de oposición? El gobierno.

¿De la falta de programas de humor político? La censura no es.

¿De los hombres de Soles y Charreteras que compran Barcos con sobreprecio? No se no estaba ahí.

¿De la desaparición misteriosa de cositas en la Red  de Escritores de Venezuela? Dame letra Mr Ruiz.

¿ Del discurso descafeinado de Hector Rodriguez y Diosdado en la AN ? El Manual de Carreño.

Las cosas esta dura y a veces llega a grave y las respuestas no aparecen a cada pregunta a nuestras necesidades el culpable es otro, el gobierno se lava las manos y no responde o si lo hace es una huida hacia adelante.

Mientras tanto la propaganda hace las veces de gobierno, las respuestas carecen de sentido y el silencio de oficina es el pan de cada dia, claro en algunos espacios donde la palabra fluye y no lo digo por los funerales del Maestro  Luis Bigott en La Funeraria Valles en Caracas, se podía escuchar lo “descorazonado” del gobierno para afrontar lo que ocurre.

Tras bastidores, en cualquier parte donde no existan “jefes” sin mando alguno la palabra fluye con libertad inaudita, ojala y no lea esto algún jerarca, y es que de ser así estaría corriendo el riesgo de ser señalado, anatemizado, acusado y generalmente algo más. Cosas en que pensar. Detalles de nosotros los pobres y de ustedes los que mandan y han mandado tan mal, que ya nadie les confía ni la sal de un huevo.



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Yuri Valecillo


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