El vicepresidente de los EEUU, Joe Biden, en una conferencia celebrada en la universidad de Tampa, Florida, organizada por la Cámara de Comercio de esa ciudad, no pudo aguantar su diarrea contra la Venezuela Bolivariana, dedicándose a acusar al Gobierno del Presidente Maduro de cometer “graves violaciones” de los derechos humanos, por “intimidar y silenciar” a los opositores a su gobierno. Asimismo, manifestó “preocupación” por la situación económica del país, “presa” según señaló, de “escasez de alimentos, falta de medicinas y agua, apagones”, rematando con “tasa disparada de homicidios”. No dejando por fuera de su intervención, de manifestar su satisfacción por la nueva Asamblea Nacional, la cual, según su criterio, ahora sí, “representa la diversidad de la visión política del país”. Dime quién te alaba y te diré quién eres.
Lo primero que debemos tener presente, a la hora de considerar las declaraciones que emanan desde el norte, es quién es la figura que, según los medios de comunicación de la burguesía nativa, recibe tanta notoriedad. Joseph Robinette Biden, quien ocupa la vicepresidencia de los EEUU desde 2009, es uno de ese tipo de políticos que emplea el complejo industrial-militar, para manifestar esas intenciones que, por decencia, se le veda al Presidente Obama. Esto, con la intención de mantener la buena imagen presidencial, apegada al respeto de la democracia en el planeta. Biden, debemos caracterizarlo como un guerrerista que representa en el gabinete de Obama, nada más y nada menos que al poderoso Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC por sus siglas en inglés). Siendo Senador, en una entrevista concedida a la cadena de TV Shalon, declaró sin tapujos de ningún tipo que: “No se necesita ser judío para ser sionista”. No se necesita ser un ilustrado en política exterior para darse cuenta que Joe Biden es un “criminal de guerra” por omisión, por callar su voz ante los horrendos crímenes cometidos por la banda nazisionista contra el pueblo Palestino, alentando su genocidio. Tan igual como apoya los crímenes horrendo del nazisionismo; Biden, tras el autoatentado terrorista del gobierno de George W. Bush, apoyó las políticas guerreristas que éste encarnó, contra los pueblo de Irak y Afganistán. Como Senador, apoyó la Resolución que autorizó el uso de las armas contra el Gobierno de Saddam Husseim, y el consecuente bombardeo “humanitario” contra el pueblo iraquí, en la guerra más brutal que haya encauzado imperio alguno en la historia de la Humanidad, expresado en más de un millón de inocentes víctimas de la agresión imperialista.
Con su voto aprobatorio, Joe Biden se convirtió en “criminal de guerra”, a la par que su compatriota George W. Bush. Como ficha del poderoso lobby del consorcio nazisionista en el gobierno de Obama, en 2014, en una reunión con estudiantes de la Universidad de Harvard (The John Kennedy Forum), Joe Biden respondiendo a una pregunta de los estudiantes se refirió al “secreto sucio”, así lo llamó, de la actual guerra de EEUU contra el Estado Islámico en Irak y Siria, reconociendo que “el Estado Islámico es una creación esencialmente de Estados Unidos y sus aliados, que juntos son el motor de la guerra civil en Siria contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad”. No sin excusarse, en la forma típica y prepotente de todo ser que se considera “excepcional”, expresando a los asistentes: “Ahora usted piensa que estoy exagerando”, “¡Echen un vistazo! ¿De dónde viene todo eso?”[…] “No pudimos convencer a nuestros colegas a dejar de suministrarlos (los armamentos)”. La mediática imperialista, de inmediato, se activó para ocultar la “metida de pata”, como lo denominaron algunos medios, del vicepresidente imperialista. Dos años después, de aquella reunión, en marzo 2016, el propio Biden en una reunión de trabajo en Jordania, les manifestaba a los instructores militares gringos en ese país, que el Estado Islámico: “No representa una amenaza vital para Estados Unidos” sin dejar de “cantinflear” con la insistencia de que “el grupo yihadista será aniquilado”. Los gravísimos abusos de los Derechos Humanos de los pueblo de Irak y Siria por parte del Estado Islámico, por ende de EEUU e Israel, sus padres creadores, son más que evidentes para la Humanidad toda, eso dice mucho de la catadura del personaje de marras, de su “respeto” a los derechos humanos.
Por lo demás, cuando hablamos de Biden, debemos acotar que se trata de un golpista consumado que no guarda las apariencias de supuesto “demócrata”. Esto lo afirmamos, pues en febrero de 2015, en una reunión con gobernantes caribeños sobre ayudas energéticas, les manifestó sin rubor alguno, que era un hecho el derrocamiento del Presidente Maduro, que PetroCaribe iba a desaparecer, que era el momento de dejar sola a Venezuela. Una vez que el Presidente Maduro hace público el gesto golpista del vicepresidente de EEUU, la respuesta del gobierno de Obama a la denuncia, se manifestó en nuevas sanciones contra funcionarios venezolanos, como lo expresó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, en un breve comunicado: “Estamos enviando un claro mensaje a los que violan los derechos humanos, a aquellos que se aprovechan de la corrupción pública y a sus familias de que no son bienvenidos en Estados Unidos”.
Joe Biden, es un connotado seguidor y admirador del nazisionismo, en los funerales de Estado al ex primer ministro Ariel Sharon, en gesto de elocuencia, se dedicó a enaltecer al general del ejército nazisionista, en nombre del pueblo de los EEUU, expresando sin moderación alguna: “Cuando un Estado tan pequeño como Israel (…) pierde a un hombre como Sharon, es normal que sienta como si hubiera muerto alguno de la familia, y muchos de los estadounidenses aquí presentes hoy sienten lo mismo”. Por fortuna, no todos los estadounidenses sienten lo mismo, y tuvo que ser Noam Chomsky, destacado lingüista, escritor y profesor emérito del Instituto de Massachusetts, quien calificó al fallecido “carnicero de Beirut”, como le llamaba, en los siguientes términos: "Sharon era un asesino brutal, tenía una idea fija en la mente, que fue la idea rectora de toda su vida: un Israel más grande, lo más potente posible, con el menor número posible de palestinos. Sin duda, mostró coraje y compromiso en la consecución de este ideal, lo que es algo espantoso y terrible." Y agregó: “Uno de los episodios más impactantes en la carrera del fallecido ex primer ministro israelí Ariel Sharon fue, sin duda, la masacre de Sabra y Chatila. Cerca de 2.000 palestinos murieron entre el 16 y el 17 de septiembre de 1982, cuando el ejército israelí permitió que una milicia terrorista cristiana atacara un campamento de refugiados. El entonces ministro de Defensa israelí, Ariel Sharon, fue obligado a renunciar después de que una comisión investigadora especial israelí declaró que él era "personalmente responsable" de la masacre”. Ese era Sharon, el “carnicero de Beirut”, tan similar como su predilecto admirador, el “carnicero de Scranton”, cuyas acciones como Senador y Vicepresidente de EEUU, han causado muchas más muertes que las ejecutadas en Beirut. Manos manchadas de sangre llevas Joe, pues cada vez que las has levantado, fue para aprobar las ejecuciones de inocentes víctimas en Irak, Afganistán, Libia o Siria. Dios proteja a Venezuela de tu defensa a los derechos humanos, y que tus manos se mantengan fuera de esta Patria de Libertadores…