Según la Ley Orgánica Sobre el Derechos de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia vigente en Venezuela, cito: “…Femicidio es la forma extrema de violencia de género, causada por odio o desprecio a su condición de ser mujer, que degenera en su muerte, producidas tanto en el ámbito público como privado…”, este crimen está sustentado en los pilares del PATRIARCADO que es este “sistema jerárquico de relaciones sociales, políticas y económicas que, tomando como excusa una diferencia biológica sexual y su significado genérico, establece, reproduce y mantiene al hombre como parámetro de la humanidad, otorgándole una serie de privilegios e institucionalizando el dominio masculino sobre las mujeres” (Camacho, R.), dando pie a siglos de opresión, cuya expresión más brutal es la muerte de mujeres en manos de los hombres, solo por el hecho de ser mujeres.
Si bien es cierto los femicidios no son nuevos, vemos con preocupación que en la actual coyuntura que atraviesa Latinoamérica se han generalizado y vuelto cada vez más comunes, así como son cada vez más atroces e impunes. Hoy Argentina es epicentro en la región con una alarmante cifra de más de 200 casos conocidos de mujeres muertas por razones de género, esto solo en lo que va del año 2016, es imposible no hacer la relación y que pretendamos que sea una casualidad, que esto esté ocurriendo precisamente al mismo tiempo con que está en desarrollo una nueva ofensiva neoliberal en nuestra región, caracterizada por el posicionamiento de gobiernos derechistas-fascistas-
El gobierno de Mauricio Macri se ha caracterizado por ser un régimen que lejos de garantizarle derechos a las mujeres los ha violentado sistemáticamente, dejando sin empleo y por ende sin sustento a miles de mujeres que son pilares de familias, ha eliminado y recortado el presupuesto para los programas de ayudas sociales (tal como lo mandata el neoliberalismo), ha reprimido a las mujeres limitando su derecho a la protesta como ocurrió recientemente en Rosario en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres, las ha encarcelado como lo hizo con lideresa indígena Milagro Sala, como pretendió hacer con Hebe de Bonafini y como intenta hacer con Cristina Fernández, es decir, ha criminalizado a las mujeres y sus luchas.
Es muy duro tener que despedir a Lucia o a Bertha Cáceres lideresa campesina de Honduras, que pese a los distintos contextos no son hechos aislados, ya que esta criminalidad opera y se profundiza en el marco del sistema capitalista que es hegemónico en el mundo. Por ejemplo, hoy en Venezuela las mujeres somos víctimas de la más brutal arremetida de la violencia política, social, económica y cultural que ejerce la derecha de nuestro país, quienes han lanzado toda su artillería hacia nosotras con la intención de desmoralizarnos y desmovilizarnos, para que quedemos sumidas a la lucha por la subsistencia, precarizando nuestra condición de vida, poniéndonos a hacer largas colas para acceder a los cada vez más costos alimentos y medicamentos que descaradamente esconden y acaparan las grandes cadenas de distribución.
Es una constante la agresión que ejercen líderes de la oposición venezolana contra las mujeres que hoy ocupan responsabilidades en los poderes públicos, lo que denota el carácter profundamente misógino y machista de la derecha conservadora, esta derecha es también responsable de varios femicidios perpetrados contra lideresas revolucionarias, echando mano de prácticas terroristas y del paramilitarismo, así tenemos mujeres mártires de esta guerra de odio, Gisela Rubilar asesinada en las Guarimbas criminales del 2014, María Herrera brutalmente asesinada junto al joven diputado Robert Serra, así como las compañeras Rocío Hurtado luchadora social, Elizabeth Aguilera Villegas lideresa de base del Partido Socialista Unido de Venezuela y Doris Patricia Reyes medica comunitaria militante del partido Patria Para Todos, solo por mencionar algunas, éstas últimas caídas combatiendo esta Guerra Económica criminal, por denunciar y combatir a los enemigos del pueblo, cuyo objetivo es sembrar terror y miedo en las mujeres que hoy somos la principal fuerza motriz de la revolución venezolana con carácter feminista.
Nosotras nos queremos y necesitamos vivas, tenemos que seguir esta lucha incansable por el derecho a una vida libre de violencia, de opresión, de explotación y de discriminación, nuestra más grande victoria será seguir construyendo sin descanso la sociedad de justicia y paz a la que aspiramos, no nos vamos a dejar encasillar en la condición de víctimas ni vamos a callar más, vamos a seguir en las calles en el ejemplo de nuestras hermanas argentinas que sumaron más de 30 mil voluntades en una contundente protesta para parar los femicidios, dejando para todas y todos la reflexión final que solo en una nueva sociedad que logre superar este orden establecido las mujeres y los hombres seremos verdaderamente libres, por eso no es suficiente protestar contra los femicidios sino también contra el sistema opresor capitalista que los genera.
NI UNA MENOS
VIVAS NOS QUEREMOS
POR EL DERECHOS DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
POR UNA SOCIEDAD DE AMOR, JUSTICIA Y PAZ PARA TODA NUESTRA AMÉRICA
POR EL SOCIALISMO FEMINISTA, SEGUIMOS EN LUCHA!