La ciudadanía aún sigue soportando la agresividad de los terroristas

Si las personas de la oposición piensan bien las cosas, dejando de lado los beneficios con los que sueñan y que otros dicen que les van a conceder, deben ordenar a su gente que desista de la violencia que han estado desatando sobre las ciudades y sus habitantes, porque no solo están ocasionando la pérdida de vidas, sino que están dañando una gran cantidad de bienes que para nada pertenecen a la revolución bolivariana ni son propiedad de Nicolás Maduro, sino logros alcanzados por gestiones gubernamentales para la población.

Como se ve, son bienes para toda la población. Nadie puede salir a incendiar un hospital ni in preescolar ni un autobús, porque son infraestructura, bienes que utilizan todos los ciudadanos, es decir, ancianos, ancianas, obreros, empleados diversos, niñas y niños, jóvenes liceístas, universitarios, docentes, médicos, enfermeras, sacerdotes y un sin fin de profesionales y no profesionales.

Entonces, cuando un grupo de personas comienza a generar terror entre la ciudadanía, no puede ser considerado un grupo de actores, de bailarines, de patinadores, de ciclistas. La gente comienza a llamarlos terroristas, porque ocasionan terror entre los ciudadanos.

Y ese terror es un asunto muy serio, porque bañar de gasolina a una persona y prenderle fuego, lanzarle botellas, pedradas o disparos, no es un asunto de juegos. Cuando se agrede a una ciudadana o ciudadano, no se hace simplemente para darle un cariñito, sino para sacarlos de la circulación o es que eso no fue lo que le hicieron a la señora que iba a trabajar y le clavaron un botellazo con agua congelada, que en todo caso fue asumido como un proyectil.

¡Eso fue un asesinato!

Cuando le envían una piedra, metra o balín con una china u honda a alguien, también lo hacen para sacarlo de circulación, porque hay que ver la velocidad que lleva un objeto lanzado con una honda o china, es tan fuerte que pueden matar a cualquiera con ese tipo de herramienta.

Pero la cuestión no queda allí, porque hay otros elementos que no son tomados en consideración entre quienes se dedican a cometer este tipo de acciones, pero que desajustan a la ciudadanía, como puede suceder cuando un señor llega retrasado a su empleo, otros que no llegan, otra persona que se quedó con su auto en plena tranca en una avenida porque no pudo pasar, otro más que no pudo llevar su auto al taller porque bloquearon la vía y una madre angustiada careció de la capacidad suficiente para llevar su niña al médico porque no la dejaban pasar.

Y así, hay cientos de casos en los que fácilmente podrían estar involucrados hasta los mismos familiares de quienes actúan con esa violencia, si se quiere macabra, y de la cual no hay marcha atrás, porque si alguien sale -que no es difícil- involucrado en una muerte, pues las cosas se les pondrán muy feas.

Lo cierto del asunto, es que la violencia que están desatando los que reciben órdenes de los líderes de la oposición están generando un malestar que, de un modo u otro se les devuelve, porque nadie está obligado a ser dañado ni perjudicado como están saliendo las cosas.



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Pedro Estacio


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