¿Prohibido recordar?

Los olvidados del 11 de abril de 2007: Ana Vacarella, Luis Alfonso Fernández y “El Intocable” Gustavo Cisneros

Qué tranquilos y seguros deben sentirse Ana Vacarella (a quien he bautizado como “La Otra Bicha”) y Luis Alfonso Fernández (a quien he bautizado como “Cisneritos”) cuando ven el repudio popular que bien se han ganado Berenice Gómez y Miguel Angel Rodríguez y ante el destino irreversible que le espera al canal en que estos últimos trabajan conocido como RCTV y que por muchos años se conoció como Radio Caracas Televisión, fundado por la familia Phelps, de origen norteamericano.

Bien cómodos deben sentarse en sus poltronas de los amplios y lujosos estudios de Venevisión, canal actualmente propiedad de Gustavo Cisneros, “el empresario global” (a quien he bautizado como “El Intocable”), pero que fue fundado por Gonzalo Veloz Mancera bajo el nombre de “Televisión Independiente S.A.”, Televisa, sabiendo que su “emprendedor” jefe tiene todas las mañas de un lobo vestido con piel de oveja para garantizar y proteger muy bien a sus inversiones y a sus fieles empleados asalariados contra cualquier iniciativa legal y/o legítima en contra de ellos, como la que actualmente se ejecuta contra el canal de sus rivales comerciales: los Phelps-Bottome-Granier-Mendoza.

Y digo que no tienen nada que temer a pesar que estos desalmados disfrazados de periodistas han cometido el mismo tipo de felonías y atrocidades que sus colegas de la acera de enfrente han perpetrado bajo el amparo de la “libertad de expresión” democrático-burguesa, pero que por trabajar bajo el manto protector del ahora “democrático” dueño de media Venezuela ellos y sus crímenes contra el pueblo y el marco legal pueden permanecer bajo la más vergonzosa impunidad.

¡Qué ironías tiene la vida, Ana, tú que te graduaste Cum Laude en la UCAB, tú que te formaste titulando noticias que llegaban por cable en el diario El Nuevo País (¿tampoco te condueles por el triste destino de la hija de tu ex-jefe?), tú que trabajaste junto a Guillermo González en “El Show de Fantástico” en Televen (pues aquí en Venezuela los periodistas se ven tragados por el enfoque farandulero que le dan los dueños de los medios privados al ejercicio del periodismo y en general a todo lo que allí hacen, dándoles igual reportar desde un ministerio y al día siguiente cantar los números de la lotería, anunciar las bondades de un detergente “ante Notario Público” o montarse en una carrera de burros en la “Guerra de los Sexos”, como lo hizo tu colega Luis Alfonso), tú que te formaste en Radio Caracas Radio y de allí pasaste a RCTV como corresponsal en el estado Carabobo para luego pasar a conducir el amarillista programa “Alerta”, en el que explotabas sin misericordia la miseria humana con el solo fin de subirle el ráting (y por lo tanto las pautas publicitarias) a tu ex-canal, tú que fuiste la pionera del programa “La Entrevista del Observador” en el año 98 y le indicaste la pauta moral y el camino ético al que actualmente lo conduce , hasta que en el año 2001 te botaron por homofóbica porque te negaste a seguir haciendo programas “con homosexuales” debido a tus “convicciones católicas”, luego que en uno de los programas los productores incluyeron a uno de ellos en la entrevista que debiste hacerle!

¿Sería por esas convicciones que te cansaste de esperar a Leopoldo López, Alcalde de Chacao, con quien llevabas un largo noviazgo, esperando acaso convertirte en una petite Blanca Ibáñez? ¿Sería que alguien te sopló la verdad sobre este pajarito? Parece que después de todo Alberto Nolia sí tenía razón respecto a los líderes de Primero Justicia, y si no que le pregunten a Erika de La Vega por Henrique Capriles Radonski o que le pregunten a Irene Sáez por qué le hizo la señal de costumbre a Enrique Mendoza, padre ideológico y hormonal de los “efebos complacientes”, quien te premió en julio del 2004 con la Orden Leonidas Monasterios en su Primera Clase cuando todavía era Gobernador de Miranda y paladín defensor de la democracia, junto a otros colegas tuyos de “El Informador” como Unai Amenabar, Eduardo Rodríguez, Milagros Zambrano y Elianta Quintero en la Plaza Alfredo Sadel, acto que tuvo como flamante orador de orden nada más y nada menos que otro paladín de los medios de comunicación libres y democráticos: Alberto Federico Ravell .

Ni siquiera porque te casaste el año pasado con Román Lozinski de Globovisión tus fans de la oposición te han perdonado, acusándote ahora que “sólo te limitas a leer desde el teleprompter el guión que te mandan del MiNCI” en Venevisión, “que ahora se volvió chavista” y lo llaman despectivamente “Venezolana de Venevisión”. Pero me imagino que por nada en el mundo cambiarás ahora el bozal y los aperos que te ha puesto “El Intocable” de tu actual jefe por el antiguo apoyo y cariño que recibías de tus viejos televidentes disociados, aquellos a quienes te dirigías y tratabas de manipular con todos tus trucos y mañas aprendidos en la UCAB, El Nuevo País y RCTV cuando entrevistaste al ex-Fiscal General Ramón Escovar Salom y le preguntaste: “El Gobernador del Táchira se niega entonces a reconocer al presidente que tenemos en este momento, al presidente de la transición... ¿Qué ocurre o qué procede en estos casos?», y él, atrapando mansamente la bombita que le habías puesto respondió con la frase con la que pasará a la historia: «...tiene que ser sometido por la fuerza y arrestado...», aquella tarde del 12 de abril de 2002, en la que no hacías ningún esfuerzo por disimular tu sonrisa y tu júbilo, ante el trasfondo de un escenario pintado de negro, como tu alma, muy diferente al oropel, glamour, luces y derroche de maquillaje que ostentas hoy en día. Si a tu jefe no le afecta que un sector importante de la oposición lo esté viendo con malos ojos y lo esté maldiciendo cada día de sus vidas por “legitimar al régimen”, mucho menos a tí. Total, a tu jefe sólo le afectaría que los gusanos de Miami dejaran de creerle, y tú no tienes vela en ese entierro.

La misma sensación de indiferencia la debe estar sintiendo el sinvergüenza de Luis Alfonso Fernández, inmerecido ganador del “PremioInternacional de Periodismo Rey de España”, otorgado por la agencia de noticias EFE y la Agencia Española de Cooperación Internacional (bombardeada junto al consulado colombiano en Caracas por “El Cuervo”, aunque no por estar en desacuerdo con el otorgamiento de ese premio); por la divulgación del archiconocido video en Puente Llaguno que él y su equipo titularon “La Masacre de Caracas”, y por el cual se ganaron una escultura del artista Joaquín Vaquero Turcios y una dotación de seis mil dólares.

El calvo prematuro que dice ser periodista sabe muy bien que ningún juez de este país lo va a poner tras las rejas (el premio que realmente se merece, a falta de una pena mayor, como existe en otros países para los delitos de lesa humanidad), como tampoco lo harán con el tipo que puso su voz modulada al estilo de los narradores de las radionovelas de los años 50, Manuel Saenz, locutor de Venevisión y profesor de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (casi nada), quien ante las tomas sesgadas y manipuladas de los defensores de Puente Llaguno disparando contra la Policía Metropolitana del prófugo Alfredo Peña (“plomo al hampa”), repetidas varias veces el 11 y 12 de abril de 2002 por Venevisión (el canal que te propone que “Vivamos juntos”), nos decía:

"Le han disparado a personas inocentes escondiéndose detrás de paredes. Y vacían los cargadores, y vuelven a recargar sus pistolas automáticas y vuelven a descargarlas una y otra vez contra cientos de manifestantes indefensos."

Y más adelante:

"Ahí están ustedes observando como llegan los heridos de bala a Miraflores. Parece que lo tenían previsto, lo tenían absolutamente previsto porque fíjense que habían armado hasta una especie de hospital de campaña en Miraflores. Estaban atendiendo,como ustedes han visto en el transcurso de esta tarde, a los heridos de bala víctimas de miembros armados del MVR y de los círculos bolivarianos, esto deja de ser una especulación de los periodistas o una especulación de la gente. Ustedes acaban de ver las imágenes de miembros del MVR, con franelas del MVR, disparando con armas automáticas, descargando las armas,volviéndolas a cargar y repitiendo esta acción una y otra vez contra manifestantes indefensos que iban circulando por la Av. Baralt."

Qué orgulloso se deben sentir Luis y “su equipo”, ganadores todos del premio que otorga Su Majestad el Rey de España, cuyas andanzas y las de su ridícula corte son ampliamente difundidas en los noticieros y programas de chismes de este canal, al haber masacrado moralmente la reputación y la dignidad humana de los compatriotas que estaban repeliendo valientemente el vil ataque de los esbirros de la oposición golpista, orquestado, entre otros, por el jefe de ellos, como lo señaló el mismo Presidente Chávez meses después. Si tuvieran dignidad ya habrían devuelto la escultura, porque los seis mil dólares (¿los habrá repartido Luis entre el camarógrafo y los ayudantes que estaban con él en aquella azotea ese día?) seguramente ya se los bebieron (antes de la “Ley Seca”).

¡Qué valiente te veías agarrando fuertemente el micrófono, pasándote la otra mano por la cabeza hacia atrás (como si tuvieras la melena de Juan Carlos García en “Ciudad Bendita”), negándote a bajar de la azotea junto al camarógrafo ante el efectivo del Ejército que te conminaba a hacerlo, aduciendo que estabas haciendo tu trabajo y exigías que te respetaran! Ni de vaina te ibas a bajar, porque seguro que en la oficina te esperaba no Viviana Gibelli con los brazos abiertos para consolarte, sino tu carta de despido firmada por “El Intocable”. Ahí te quedabas aunque te costara la vida, como a Jorge Tortoza.

Mejor te hubieras quedado en Los Teques vendiendo yo-yos, o te hubieras graduado de Geografía e Historia o Antropología en la UCV como habías empezado, aunque tal vez, al ver ahora la calaña con que ejerces la profesión, habrías hecho con aquellas lo mismo que haces con la de periodismo, algo así como manipular las variables antropológicas para respaldar una teoría que demuestre la violencia innata basada en los rasgos étnicos de los círculos bolivarianos, o tergiversar los hechos históricos, como lo está haciendo Agustín Blanco Muñoz, que lo más seguro es que te haya dado algunas clases y, por supuesto, debe estar vetado de Venevisión.

Lamentablemente una rara enfermedad ha contagiado a varios escritores, periodistas y conductores de televisión que apoyan este proceso de cambios, que sólo les permite ver las atrocidades y vicios de un solo canal de televisión y se hacen de la vista gorda con otros, como Venevisión y Televen, quienes por el solo hecho de sacar de su programación a Marta Colomina y a Napoleón Bravo ya han lavado todos sus pecados anteriores y han sido mágicamente absueltos, como si las absurdas telenovelas, las nocivas comiquitas y las aberrantes campañas publicitarias dirigidas a exacerbar el consumismo capitalista más abyecto y degradante a lo largo de cuatro décadas no fueran suficiente pecado para condenarlos, enjuiciarlos y encarcelarlos.

Duerman tranquilos, por ahora, pero el pueblo de abajo, el que se mata trabajando para un parásito explotador, seguirá esperando y esperando, y algún día se le acabará la paciencia, como se le acabó el 27 de febrero de 1989, y saldrá a la calle a hacer su propia y verdadera JUSTICIA, y de ella no se salvará ninguno, especialmente los que ahora se creen “Intocables”.

jesusnerybarrios@yahoo.com


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Jesús María Nery Barrios


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