Los terroristas Posada Carriles y Bush dinamitan la política, la legalidad y la moral del imperio

Se puede analizar la decadencia política, legal y moral de un imperio llamado Estados Unidos utilizando enfoques diversos de la realidad contemporánea, y uno de ellos, el más reciente, tiene que ver con el título de este artículo.

Antes de indagar en la realidad más evidente, prefiero el planteo de un problema imaginario que incite el ejercicio del juicio y el criterio a la luz de los fenómenos que se observan habitualmente en la política norteamericana, en la política internacional, en las Naciones Unidas y en la política noticiosa y editorial de la gran prensa norteamericana e internacional.

Supongamos por un momento que ocurriera un suceso hipotético. Se trata simplemente de un ejercicio de la imaginación, algo sinceramente no deseado, pero imaginemos su ocurrencia, así como las reacciones y respuestas desencadenadas ante tal acontecimiento lamentable y doloroso. En fin, humanamente incalificable.

He aquí el hecho hipotético. Un avión de una línea aérea norteamericana, de nombre supuesto XY, es saboteado en un pequeño islote turístico, a consecuencia de lo cual mueren 120 turistas norteamericanos e ingleses. Las investigaciones y la casualidad permiten descubrir que dos agentes del aeropuerto colocaron el artefacto mortífero, pagados en forma millonaria por un personaje que es ciudadano de uno de los países árabes integrantes del eje del mal, lugar donde reside y se encuentra en la actualidad. Para echarle más leña al fuego, el personaje declara en una televisora de dicho país que el sabotaje fue llevado a cabo por cuenta propia, sin complicidad con el gobierno del país, como un acto de venganza ante la muerte de todos sus familiares durante un bombardeo en Irak. Por tanto, el sujeto declara que su acción estuvo motivada por el odio contra el gobierno criminal de George W. Bush, capaz de invadir aquel país en violación flagrante del derecho internacional, y que ha provocado más de seiscientos mil muertos y calamidades y sufrimientos sin fin en la población iraquí.

Conocido y analizado los hechos, vamos a plantearnos las posibles reacciones ante las revelaciones de las investigaciones de las autoridades norteamericanas y ante la resonancia propagandística en los medios de información. Vamos a pensar en todas las implicaciones políticas y diplomáticas.

¿Tiene alguna justificación, desde cualquier punto de vista, este sabotaje criminal en que perecieron ciudadanos inocentes de nacionalidad norteamericana e inglesa?

¿Cómo actuarían los halcones en el poder en los Estados Unidos ante el sabotaje del avión y la muerte de los ciento veinte pasajeros norteamericanos e ingleses?

¿No exigirían la entrega a la fuerza del autor intelectual del hecho criminal, so pena de represalias, golpes quirúrgicos o invasión inmediata del país villano en el cual se esconde el terrorista?

¿Se imaginan las declaraciones del presidente Bush, su tono y amenazas, así como la de sus voceros y demás miembros del Gabinete?

¿Qué magnitud tendrá la flota naval y aérea que se despacharía inmediatamente hacia las aguas cercanas al país culpable de alojar en su territorio a este terrorista desalmado?

¿Pueden suponer las declaraciones y acuerdos en el Congreso de los Estados Unidos?

¿Qué ocurrirá en las Naciones Unidas? ¿Cuáles serían las declaraciones del señor Secretario General actual? ¿Qué se discutirá y aprobará en el Consejo de Seguridad sobre este incidente?

¿Cuántos organismos internacionales se pronunciarán condenatoriamente sobre el hecho criminal y sus autores?

¿Cuál será la actitud de la Unión Europea sobre un acto vandálico que afecta a ciudadanos de uno de sus miembros y de su aliado mayor? ¿Cuál será la reacción del gobierno de la Gran Bretaña?

¿Cómo reflejará la gran prensa estos hechos? ¿Cuántos miles de despachos periodísticos, cuántos comentarios, cuántos editoriales circularán de uno a otro confín del mundo? ¿Cómo reflejarán la CNN, el New Cork Time y los miles de periódicos, revistas y televisoras de la enorme red del poder mediático internacional?

En fin, ¿se imaginan la repercusión de este asunto en las principales bolsas del mundo? ¿Qué ocurrirá con el precio del petróleo?

Y ahora pregunto si a la luz de lo conocido sobre la realidad de nuestros tiempos ¿no es verdad que es posible responder todas esas preguntas con una precisión y certeza meridianas? ¿No es verdad que la soñada paz en el mundo, estaría al borde de un precipicio y abocada a un cataclismo?

Pero dejemos atrás lo hipotético, lo imaginario y lo especulativo, que, desgraciadamente, puede convertirse en real, cuando se alimentan con hechos atroces o increíbles, las causas y basamento del terrorismo injustificable en todo el mundo.

Estamos ahora nuevamente ante la realidad que transcurre en los Estados Unidos, donde Luis Posada Carriles, el peor terrorista del hemisferio occidental, está dinamitando la vida política, legal y moral de la sociedad imperial, primero con su entrada ilegal al territorio norteamericano y, segundo, con sus maniobras leguleyas desde la cárcel y tercero, con su puesta en libertad bajo fianza. Por otra parte, en la cúspide del poder en la Casa Blanca, el terrorista presidente George W. Bush, mueve los hilos invisibles de la trama que, más allá de las apariencias, pueden salvar al terrorista encarcelado, de sus tribulaciones en la tierra prometida. Ya hizo lo inimaginable, dejarle en libertad bajo fianza y que fuera a disfrutar su premio en su madriguera de Miami.

Posada y sus cómplices hicieron sus cálculos. ¿Llegará la complicidad hasta la gobernación de la Florida? Seguro que pensaron con lógica que si Bosch, también autor intelectual del sabotaje del avión de Cubana, encomendó su suerte a su Dios Padre (Bush, padre), entonces Posada Carriles recurriría a su Dios Hijo (Bush, hijo). Y el resto correría a cargo de su Dios Espíritu Santo (influencias, extorsiones, prebendas, dinero limpio y sucio, compromisos, artimañas políticas y electoreras, servicios prestados en todas las guerras sucias de los gobiernos norteamericanos y participación en todos los planes criminales planificados o ejecutados por la CIA y otras agencias).

Por tanto, Posada Carriles ha logrado lo que aspiraba, o sea, no el perdón sino el premio del Presidente, ha logrado lo que se propuso y lo que no, con su entrada ilegal en los Estados Unidos. Ya que con su presencia libre en territorio de Miami, habrá dinamitado la legalidad migratoria vigente, la política inconsecuente de lucha contra el terrorismo, la pretendida moral inmoral del imperio. Todo esto es conocido, pero este hecho de la impunidad de Posada Carriles, será una confirmación adicional para el pueblo norteamericano y para el mundo.

Si el presidente Bosh, estando entre la espada y la pared, ha decidido concederle el favor o la recompensa de admitirlo libremente en la ciudad de Miami, en vez de hacer cumplir las leyes de los Estados Unidos y los Convenios y Tratados Internacionales vigentes sobre este asunto, ha dinamitado a la vez la legalidad nacional e internacional, la política contra el terrorismo, proclamada en realidad con falsía, y. por supuesto, todo el entramado moral que le hace cómplice criminal de un terrorista nato e irredimible.

Por estos razonamientos inobjetables, cabe resaltar que entre Posada Carriles y George W. Bush, se está produciendo un tira y encoge peligroso para la política, la legalidad y la moral los Estados Unidos, ya sea considerado como una república o como un imperio.

Mientras tanto, el mundo observa con los ojos abiertos y la conciencia clara. Y estamos seguros que este tribunal no concederá perdón ni a uno ni a otro. La historia ya los tiene registrados en la lista de los culpables. Sólo falta esperar la hora y el tipo de condena.

(Por CUBA. CUBARTE)

wilkie@sierra.scu.sld.cu


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Wilkie Delgado Correa


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